Feijóo promete una sucesión «previsible» que dará «estabilidad»

Pablo Pazos

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04/03/2022
Actualizado a las 10:17h.

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Iban apenas dos tandas de cuestiones sobre cómo se abordará en Galicia el previsible traslado a Madrid de Alberto Núñez Feijóo, cuando el presidente de la Xunta deslizó con una sonrisa: «Si puede ser que no haya más preguntas de esto, sería fantástico». Lógicamente, hubo más. De poco sirvió que el precandidato a liderar el Partido Popular tras el congreso de Sevilla (1 y 2 de abril) insistiera, este jueves en rueda de prensa tras el Consello, celebrado en esta ocasión en Orense, en su deseo de respetar los tiempos y las formas: «No soy el presidente del PP y, por tanto, no puedo actuar como si lo fuera ». En el día después de oficializar su intención de relevar a Pablo Casado, él era el primero que sabía que todo giraría en torno a su futuro y a cómo afectará al gobierno gallego, por un lado, y al partido a nivel autonómico. Por más que lo avanzara ABC y el propio protagonista haya venido remarcando que no habrá actuaciones precipitadas, una vez hecho oficial el paso se le requirió para que aclare cómo será el efecto dominó de su eventual partida a Madrid.

Como también era de esperar, Feijóo se aplicó en esquivar charcos, insistiendo en que todas las resoluciones que se adopten se producirán tras el cónclave hispalense, y siempre que «cristalice» su candidatura. «Empezaremos a tomar las decisiones que correspondan una vez tomada la fundamental», esto es, la designación del nuevo presidente del PP, remarcó. Pero dejó varias ideas de interés. La primera, que «habrá respuestas previsibles dentro de un partido previsible ». Que nadie espere piruetas. La segunda, que pese a las interpelaciones de la oposición, que le acusa de anteponer el PP a la Comunidad y de generar un ‘efecto mariposa’ que la desestabiliza, un mensaje de tranquilidad: «Estoy convencido de que queda garantizada la estabilidad política en Galicia (...), del grupo parlamentario (...) y del partido».

Nada más arrancar el turno de preguntas, Feijóo se vio ante la petición de que desentrañe cómo será su sucesión y cuándo se producirá. Si la misma persona ostentará los cargos de presidente de la Xunta y del PPdeG; y si, a su vez, será quien concurra como cabeza de lista a las autonómicas de 2024. Aunque posteriormente terció que estaba «hablando mucho más de lo que debo», porque a 3 de marzo apenas había trasladado que concurre al congreso de abril, envió varios mensajes. Por un lado, que ha tratado de no defraudar nunca a Galicia «y no pienso defraudarla con mis decisiones posteriores». Por otro, su confianza en que, cuando se aborde -como se espera que ocurra- su sucesión, «vamos a acertar». «Tenemos todos los mimbres para hacer las cosas bien (...). Galicia no nos perdonaría equivocarnos», subrayó.

En ese mismo equilibrio entre no dejar ninguna pregunta sin responder, pero no ir más lejos de lo ideal -como sucedió el miércoles por la mañana-, se escudó en que ninguna de las cuestiones que están encima de la mesa «depende exclusivamente de mí», aunque dará su «opinión» y «con más intensidad si soy consultado». Esas preguntas, dijo, «las tienen que despejar los compañeros del PP», si bien no le cabe duda de que se responderán en aras de « dar seguridad y estabilidad a las instituciones autonómicas»; siempre «con la democracia interna, con los estatutos en la mano y en el momento adecuado y conveniente».

Una vez pase el congreso de Sevilla, insistió, «es ahí cuando empezaremos a valorar qué hacemos con el PP de Galicia y cómo el grupo parlamentario elige entre sí a un diputado o diputada para presentarlo a la presidencia de la comunidad autónoma». «En caso de que ese congreso no tenga el resultado que yo pretendo, esas preguntas quedan resueltas», añadió con retranca. Sin mayor concreción, replicó que espera contestar a todas las preguntas que se van acumulando «en los próximos meses; digo meses, no digo más que meses», subrayó.

«Saben perfectamente que voy a seguir con el mismo manual. Respeto a las formas y respeto a los reglamentos y a las órdenes que concretan nuestra actividad», despejó los balones que le iban llegando. «Si empezamos ahora a actuar ya como presidente del PP, además de que me equivocaría, me produciría, sin duda, una gran tristeza , ver que no estuve a la altura de las circunstancias», advirtió. «Hay que hablar con propiedad y no se puede nunca hacer en base a un futuro incierto, que es asumir un cargo que no tengo».