Galicia
Exhuman el cuerpo de Déborah Fernández en busca del ADN de su asesino
El cadáver de la joven viguesa será revisado de nuevo y sometido a un barrido de uñas
Día clave en el caso por la muerte de la viguesa Déborah Fernández , desaparecida hace 19 años cuando salió a correr por la playa de Samil. Tras una errática investigación y sin detenidos por el crimen, la familia solicitó a la juez de instrucción de Tui la exhumación de su cuerpo —desconocen si fue embalsamada— para rastrear en él los vestigios de su presunto asesino, después de que el informe de un forense evidenciase que la joven fue asfixiada por una persona que se puso sobre ella presionando su cuello y su tórax. El mismo documento, firmado por un reputado experto, revela que Déborah se defendió, lo que hace pensar a su familia que bajo las uñas de la fallecida podría haber restos biológicos de su verdugo .
Se trata de un clavo ardiendo que mantiene en vilo a la acusación y al que la instructora dio luz verde a falta de un año para que el delito, presumiblemente un asesinato, prescriba para el Código Penal. Será esta mañana a las 12 horas cuando arranque una exhumación a la que la familia de la víctima se enfrenta con fortaleza, empujados por el ansia de hacer justicia. «Déborah era la reina del humor negro. ¿Imaginas que guardase ella la respuesta de su crimen?» , se pregunta Rosa Fernández, hermana de la fallecida y una de las impulsoras de la prueba que se llevará a cabo hoy y que someterá a sus restos mortales a un minucioso examen que también rastreará señales de defensa.
En el difícil trance estará presente la comitiva judicial y también un forense propuesto por la familia, que se desplazará al panteón de los Fernández para seguir de cerca cada paso del complejo procedimiento. «Es doloroso, pero ella ya no es mi hermana, mi hermana es otra cosa y así lo enfrentamos» , reconoce Rosa sobre uno de los últimos recursos a su disposición para zanjar un caso que ya se dilata dos décadas y que nunca ha derivado en detenciones, pese a contar con un eterno sospechoso.
Precisamente, las contradicciones en las versiones del círculo de la expareja de Déborah , las lagunas, las negligencias en algunas inspecciones y las idas y venidas judiciales hacen pensar a la acusación particular que aún quedan hilos nodales de los que tirar. Por eso, además de la exhumación de esta mañana, un equipo tecnológico abrirá hoy el ordenador de mesa de la joven (que nunca llegó a ser revisado) para conocer sus conversaciones y el intercambio de mensajes que pudo haber realizado en los días previos a su desaparición. Quizás el contenido de esas comunicaciones explique qué le sucedió a Déborah desde que se pierde su pista en la playa de Samil hasta que su cadáver aparece diez días después perfectamente lavado, cubierto por hojas y con semen introducido de manera artificial dentro de su cuerpo para simular una violación que no tardó en ser descartada.
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