Coronavirus
Educación aplaza la OPE y garantiza todas las plazas para 2021
Eleva a 8.450 los estudiantes que van a recibir portátiles para dar clase de manera telemática
Con un ojo puesto en lo que tiene pendiente de resolver el Ministerio de Educación respecto al final del actual curso escolar, el único anuncio que pudo hacer este miércoles Carmen Pomar en la Diputación Permanente fue la suspensión de las oposiciones docentes y su aplazamiento para 2021 . La conselleira de Educación reconoció que la nueva prórroga del estado de alarma hacía inviables los plazos administrativos para desarrollar este proceso selectivo, que convocaba a los opositores a una oferta récord de 2.354 plazas en 97 especialidades. Además, garantizó que el próximo año se mantendrá el número de plazas, ante un escenario económico de recortes que pudiera llevar al Gobierno a bloquear la reposición de vacantes.
«La realidad es que a día de hoy seguimos sin tener datos epidemiológicos por territorios que nos ofrezcan una perspectiva clara de cómo va a ser la vuelta a la nueva normalidad y de las actividades que se podrán desarrollar y en qué condiciones», por lo que la Xunta decidió el aplazamiento de las oposiciones, y avanzó que una vez concluya el estado de alarma se abrirá el plazo para las inscripciones en la nueva convocatoria . Este jueves se lo comunicará a los sindicatos en una reunión telemática que tendrá con ellos y las asociaciones de padres para informarles del desarrollo del curso escolar.
Respecto al otro gran interrogante del sector educativo —cómo se resolverá el tercer trimestre del presente curso escolar y cómo se podrá promocionar y titular a alumnos de las enseñanzas medias— Pomar no avanzó gran cosa ante una izquierda que exigió un criterio propio, con independencia de lo que establezca el Gobierno. La conselleira insistió en que se trata de una competencia del Ministerio de Educación, y que Galicia ha planteado alegaciones al borrador de Orden Ministerial que debe clarificar, por ejemplo, con cuántas asignaturas suspensas se puede pasar de curso u obtener el título de ESO o de Bachillerato, regulación que la Comunidad acatará «por lealtad institucional».
El argumento, ya expresado en los últimos días, es que el Ministerio debe establecer un criterio único de evaluación para todo el Estado, de manera que se eviten desigualdades territoriales, y no delegar esta decisión en Comunidades y docentes. Además, aseveró que la Xunta «está preparada» para extender la desescalada a la educación y que los alumnos puedan volver a las aulas a final de este mismo curso, aunque reiteró que esos plazos dependen del Gobierno. «Caben clases presenciales en la educación secundaria si las condiciones sanitarias lo permiten», aseguró, «sería recomendable que los jóvenes volvieran a las aulas siquiera para cerrar un ciclo emocionalmente»
Brecha digital
En contraste con el tono más mesurado de su colega de Sanidade en la comparecencia anterior, Pomar sí se mostró beligerante con las críticas de la oposición, que en general le reprochó la inacción de su Consellería y el fracaso de las clases telemáticas que están sustituyendo la enseñanza presencial desde el inicio del estado de alarma. «La educación pública no estaba preparada para un escenario así, ni el profesorado, ni el alumnado, ni la Xunta », reprochó Ana Pontón (BNG).
La conselleira no quiso restar importancia «a las familias que tienen problemas de conexión» por causas geográficas o socioeconómicas. Pomar cifró en 7.500 los equipos informáticos que se han puesto a disposición de alumnos en modalidad de préstamo para atender a la enseñanza online, y avanzó que esta semana se está procediendo a enviar otros 1.750 que las direcciones de los centros están distribuyendo entre los estudiantes desconectados que tienen identificados. «Es indudable ese esfuerzo y mérito del profesorado que atiende de manera telemáticamente a su alumnado, pero algo habrá tenido que ver la Consellería para que tengan las herramientas con que hacerlo». Desde En Común, Luca Chao reclamó a Educación «que haga públicos los datos de la brecha digital» en la Comunidad.
Frente a la críticas de la conselleira al Ministerio, la defensa encendida del mismo del socialista Gonzalo Caballero, para quien el departamento de Isabel Celaá sí ha establecido fórmulas para concluir el curso, y exhortó a la Xunta a que «aclare» si está con el rechazo a estos criterios expresados por varias Comunidades gobernadas por el PP. «No se puede estar en el mundo de la indefinición» , reprochó.
Por su parte, Pontón reclamó para el próximo curso «que no haya tasas» en toda la universidad pública , mientras que Caballero lo limitó al primer curso. Pomar recordó que quien debe pronunciarse es el Ministerio de Universidades, para fijar la política de becas y los precios máximos de matrícula, de los que aún no se sabe nada. Las tensiones de la comparecencia parecieron reconducirse en el último turno. Chao puso sobre la mesa la necesidad de «un gran pacto» por la educación con el que encarar el próximo curso, y Caballero mostró la disposición de su grupo al mismo con un gesto de «mano tendida».
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