Diseccionando a Campmany
Con más de 15.000 artículos a sus espaldas, la obra periodística del maestro Campmany es ahora objeto de estudio de una tesis doctoral que analiza el secreto del éxito de sus columnas en ABC
Durante tres décadas Jaime Campmany (1925-2005) cumplió con un ritual casi diario, el del proceso de escritura de su columna de opinión. Con más de 15.000 artículos a sus espaldas , muchas de sus impresiones sobre la realidad española se publicaron en las páginas de ABC bajo el título «Escenas políticas» . Siempre desde la misma ventana, Campmany conectó con miles de lectores que encontraron en él buena pluma, coherencia y libertad expresiva. También un punto de ironía que mantuvo viva su columna durante casi treinta años, tomando el pulso político a la sociedad entre el 1978 y el 2005 . La labor de este maestro de la persuasión bien entendida, —esto es, la que incita a la reflexión— es ahora materia de análisis de una tesis doctoral presentada en la Universidad de Vigo.
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La autora, Lourdes Román, se centra en las publicaciones de «Escenas políticas» durante 1983 . La elección del momento responde a que es el año en el que Campmany publica casi a diario. La elección del autor —aclara— se remonta a una fotografía de la infancia protagonizada por su padre. «Lo recuerdo comentando sus artículos y lo bien que se lo pasaba», resalta. A nivel literario, la calidad y profundidad de los textos de este murciano son irreprochables. De ahí que la autora hurgue en su esqueleto para aproximarse a un proceso de escritura siempre exitoso y certero . «Me detuve en cada una de sus operaciones retóricas», introduce para analizar el talante de una persona «que pasó por toda la historia del siglo XX y no fue impermeable a su tiempo». La temática del momento —con temas como Rumasa, el terrorismo o los nacionalismos sobre la mesa— ayudó a blindar la íntima relación entre el autor y su audiencia.
Lenguaje a pie de calle
A nivel formal, Campmany se reveló como un maestro en el uso de la enumeración y en el manejo del registro coloquial. « Su léxico era tan amplio que algunas palabras que me parecían inventadas en realidad existían al buscarlas , pero él sabía usar los refranes y los modismos como nadie», expresa la estudiosa de la obra de este periodista, trufada de referencias propias, incluso algunas a su pasado personal. Sobre cómo se cocinaban sus artículos, cuya estructura había interiorizado con los años, el propio Campmany explicó en una entrevista en ABC que el proceso de preparación «arranca cuando comienzo a leer los periódicos» . «Luego veo la televisión u oigo la radio y se van perfilando los dos o tres temas del día. Me siento en el ordenador sin saber lo que voy a escribir, pero de los temas hay uno que despierta el interés, pongo el título y ya tengo la mitad escrito. Porque lo demás viene rodado: pura asociación de ideas. Mire, son sesenta y dos años haciendo esto. Yo empecé en el 43, cuando tenía dieciocho años, a escribir en un periódico diario...», aseguró el periodista. Ahondando en la técnica del articulista político encarnado en Campmany, Lourdes Román revela que «para hablar a diario de este tema el columnista decide parapetarse en el humor, que lo hace todo más amable».
Destapar el secreto de una buena columna de opinión es complejo, porque no hay técnicas infalibles sino talento y saber hacer, pero la autora de la tesis lo intenta y resume: «La clave del éxito de Campmany estriba en su asombrosa cultura, en la facilidad que tenía para acercarse al lenguaje de su público y empatizar , y en que siempre fue coherente y libre», indica tras estudiar pormenorizadamente las publicaciones de este periodista que también se aproximó a la novela, al teatro y a la poesía.
La última columna de Campmany se publicó póstumamente en ABC el día de su fallecimiento, 13 de junio de 2005. El periodista falleció repentinamente de madrugada. La noticia de su pérdida se acompañó ese día de su último artículo: «El país, en la calle».