Coronavirus Galicia
Una suspensión electoral exprés y con consenso: así se borró del mapa el 5-A
En pocos días se pasó de hablar de una posible mayoría de Feijóo a que las elecciones fuesen «secundarias»
![El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, reunido con los líderes de los partidos que concurren a los comicios](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2020/03/22/videoconferencia-ksEF--1248x698@abc.jpg)
Nadie podría imaginar el 10 de febrero, cuando el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se subía al atril de la sala de prensa de San Caetano para anunciar el adelanto electoral , que un virus que enclaustraba a millones de personas en China iba a conseguir aplazar, por primera vez en democracia, unos comicios. En aquel momento Feijóo señalaba que por «responsabilidad» llamaba a los gallegos a las urnas al tiempo que el lendakari Iñigo Urkullu lo hacía con el pueblo vasco, esto es, el cinco de abril. Ahora, esa responsabilidad, conjunta de toda la clase política, y con el apoyo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hace que renovar el Parlamento gallego sea, simplemente, algo secundario. Algo en lo que ningún gallego está pensando , como señaló Feijóo en una de sus ruedas de prensa desde el comienzo de esta crisis.
Noticias relacionadas
Con todo, mientras se acercaba la campaña, que ahora mismo llenarían estas líneas si el Covid-19 no decidiese campar a sus anchas por el planeta entero, los rumores sobre qué podía pasar si la situación empeoraba llegaban a las redacciones y ruedas de prensa, igual de imparables que la maquinaria que se engrasaba para pedir el voto. Carteles y mítines de precampaña, como el de Sánchez en Santiago (por entonces se hablaba del extraño encuentro del ministro Ábalos con Delcy Rodríguez ) o de Pablo Casado en Orense eran la tónica ya. Pero solo unos días después, la situación comenzaría a torcerse.
4 de marzo: primer contagio
Los periodistas gallegos no olvidarán el momento en el que el Sergas enviaba un email alertando del primer positivo por coronavirus en Galicia . Era mediodía y se producía en La Coruña. En aquel momento se discutía si Feijóo retendría la mayoría absoluta, con una oposición que lo veía en claro descenso. Al día siguiente, este diario recogía su primera información que relacionaba a la enfermedad con la cita con las urnas. Era sobre un bulo que pedía a los mayores que no fuesen a votar ante el riesgo de contagiarse . El paso de los días comenzaba a pesar en el balance de afectados: por ejemplo, el día 9 ya eran 18, y la Catedral de Santiago tomaba medidas cerrando la posibilidad de abrazar al Apóstol.
10 de marzo: «podría» afecta a la campaña
Feijóo alertaba el 10 de marzo de que el crecimiento de la enfermedad podría tener consecuencias en la campaña electoral . De momento no se mencionaba nada de una afectación a la votación. En ese momento se dudaba si suspender o modificar actos multitudinarios , como la romería en O Pino (La Coruña) que tenían ya agendada los populares para el sábado 14. Esa tarde quedaría suspendida, aunque probablemente muchos gallegos todavía estaban más preocupados de hacerse con uno de los 30.000 abonos de O Son do Camiño y no de un aplazamiento electoral. También en el voto por correo, que el 11 de marzo continuaba con total normalidad: «El voto por correo sigue sin adoptar medidas para reforzarse», escribía ABC ese día.
12 de marzo: suspensión de clases
Al día siguiente el presidente de la Xunta se pondría definitivamente los guantes de trabajo para tratar de frenar al coronavirus. Se reunía su Gobierno ese jueves, como es habitual, pero el anuncio posterior sería de todo menos normal: Feijóo declaraba el cierre de los centros educativos , siguiendo la estela de otras comunidades mucho más afectadas como Madrid o La Rioja. También se ponía coto a las aglomeraciones y se pedía a la gente cabeza a la hora de salir al exterior. Los ciudadanos respondían al mensaje llenando los supermercados y haciendo acopio de papel higiénico. El presidente, además, se cambiaba por un instante a su papel de candidato del PPdeG para anunciar que su formación suspendía la campaña. En cascada, BNG o Galicia En Común hacían lo mismo. El PSdeG tardaba en anunciar qué haría y finalmente lo haría público a última hora de la tarde, insistiendo en la cancelación solo de actos multitudinarios , para después afirmar a ABC que era una suspensión de la campaña de facto, al solo dejar algún evento como ruedas de prensa o reuniones con afiliados. Al día siguiente el partido cancelaba la rueda de prensa presencial que había programado.
14 de marzo: el BNG, primero en pedir aplazarlo
«No se dan las garantías necesarias» para ir a las urnas, afirmaba la líder del BNG, Ana Pontón, en rueda de prensa. Más tarde, el resto de formaciones también se unían a la petición. Era viernes y el Gobierno autonómico decretaba la emergencia sanitaria, así como el cierre de todo establecimiento que no fuese de primera necesidad. El conselleiro de Sanidade afirmaba que el pico se colocaría en la campaña y en la semana electoral, mientras que nadie en la Xunta pedía aún explícitamente aplazar la cita . Con todo, ya deslizaban algo: ese día Feijóo recordaba esa frase de que a ningún gallego le importaba ahora votar y que la cita con las urnas «no forma parte de la agenda del Gobierno». El día antes el presidente ya colocó los comicios como «secundarios» y relataba que buscaba vías legales para aplazarlos. Quedaba claro ya, en ese momento, que el consenso de las formaciones políticas sería fundamental, y todo hacía indicar que era más que posible conseguirlo. El lunes se celebraría la reunión de todos los partidos.
15 de marzo: Sánchez se inclina por suspenderlas
El presidente del Gobierno decretó, tras un Consejo de Ministros maratoniano, el segundo Estado de Alarma en democracia. Los movimientos quedaban restringidos y las elecciones se encaminaban irremediablemente a que quedasen para otro momento. Desde el atril de La Moncloa el presidente señalaba como «no razonable» abrir los colegios, algo que al día siguiente sí haría Francia para sus municipales. Feijóo señalaría, minutos después, que «sería bueno» que en los días siguientes se aparcase finalmente el tema. Al día siguiente, domingo, Feijóo acudiría telemáticamente a la reunión de presidentes autonómicos. Galicia tenía ya un total de 189 afectados.
16 de marzo: los partidos llegan a un acuerdo
Las formaciones políticas y la Xunta constataron que «no tenía sentido» mantener las elecciones . Su objetivo era pausar el reloj electoral y retomarlo cuando se pudiese allá donde se había dejado. No se aprobó una fecha concreta, a pesar que algunas formaciones querían hacerlo.
18 de marzo: «completamente anuladas»
Tras el aval de la Junta Electoral, el Consello aprobó el Decreto que anulaba la cita electora l. El estado de alarma faculta al presidente para hacerlo. Será Feijóo el que tenga que convocar la cita cuando ya se haya levantado ese estado de alarma y la emergencia sanitaria. Con todo, el presidente consultará al resto de partidos. El vacío legal existente sobre un aplazamiento amplió la dificultad de la operación.