Coronavirus Galicia
Los psicólogos hablan: «Ayudar al resto sirve a los más sensibles para acallar su pena»
La solidaridad y las redes sociales, cara y cruz para mantener la resiliencia en la alarma
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No hay duda de que cualquier situación de emergencia supone un shock en nuestras vidas. La cuarentena obligada para la contención del coronavirus insta a realizar un seguimiento de los pacientes con trastornos psicológicos diagnosticados anteriormente y a permanecer atentos a la aparición de sintomatología en el resto de la población. Las autoridades están poniendo en marcha estos días mecanismos de atención telemática que ofrecen a la ciudadanía las claves para sobrellevar la alarma. En conversación con Joaquín Regueiro , exprofesor del departamento de Psicología Clínica de la USC , y con Olegaria Mosqueda , del Grupo de Intervención en Catástrofes y Emergencias del Colegio Oficial de Psicólogos de Galicia sobre el papel que juega la salud mental en el estado actual de confinamiento forzado.
«La situación de aislamiento social puede agudizar los estados depresivos, sobre todo entre las personas más sensibles al miedo o a la hipocondría», explica a ABC el psicólogo Joaquín Regueiro. La agitación, la incertidumbre o la impotencia son por lo general las emociones que atraviesan al individuo hasta concluir en la aceptación del confinamiento. «Todo el mundo puede caer en el desasosiego, pero el control de las impresiones negativas depende de las capacidades de cada uno», destaca Olegaria Mosqueda, acreditada con 15 años de experiencia en la atención de catástrofes. Ambos profesionales inciden en la responsabilidad de los medios de comunicación sociales como causantes de estos síntomas. «Las redes están actuando como vectores en la propagación de ciertos procesos psicológicos, promoviendo en muchos casos la sobreactuación, o bien, la banalización de la enfermedad» , advierte Regueiro. Por su parte, Mosqueda cree que «es importante dosificar la información en uno o dos momentos del día, priorizar las fuentes oficiales y evitar hacerlo por la noche».
El grueso de la población, sobre todo al comienzo del encierro, transcurrirá fácilmente por el cansancio, el aburrimiento o la irritabalidad, pero señala Mosqueda, «son comportamientos normales que no hay por qué patologizar». La solución para soportar el estado de alarma pasa en la mayoría de los casos por sentirse útil para la comunidad y poner en práctica la solidaridad. Puede darse entonces una suerte de paradoja, en la que «el miedo exterior puede controlarse, pero la angustia interior, no». «Ayudar a los demás le servirá a las personas con personalidades depresivas para acallar sus propios sentimientos» , afirma Regueiro. Coincide con esto Mosqueda, y agrega que es esencial tratar de que los niños entiendan la situación: «hacerlos partícipes hará que se adapten con facilidad».
La vuelta a la normalidad
Si bien es cierto que durante las próximas semanas la lucha contra el propio estado anímico forma parte del estado de emergencia sanitaria, no hay que olvidar que se trata de una situación excepcional y transitoria. «En Galicia nos hemos adaptado bastante bien» , observa Mosqueda y augura la desaparición de la sintomatología cuando se levante el estado de alarma , salvo para aquellas personas a las que la situación golpee de cerca con la pérdida de algún familiar. «La muerte de alguien cercano ahora mismo sí tiene las posibilidades para derivar en un trauma, un caso que debe ser atendido con la mayor premura posible y que con la terapia adecuada se acabará superando», evidencia la psicóloga.
Respecto a nuestro comportamiento del futuro, Joaquín Regueiro cree que en España no se producirá un «efecto rebote» tras superar el confinamiento. «La angustia, la pena y la situación de peligro que estamos viviendo no se compensará armando una fiesta . Será todo mucho más progresivo y sútil», apunta.
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