Coronavirus
Feijóo ve «precipitado» ampliar horarios de la hostelería, a la que pide «paciencia»
Afirma que pediría el estado de alarma solo si es necesario cerrar la Comunidad y los jueces lo rechazan
La Xunta aguardará a que se cumplan 14 días con las nuevas medidas en vigor para evaluar posibles cambios
No fue una mañana precisamente ligera la que ayer afrontó Alberto Núñez Feijóo. A las 10, sesión de control con Gonzalo Caballero y Ana Pontón pidiendo explicaciones, respectivamente, por la marcha de la economía y la industria, a las que el presidente de la Xunta, desde en su escaño en O Hórreo, replicó afeando el «cinismo» que, reprochó, conlleva olvidar el peso de las decisiones del Gobierno central, al que volvió a achacar que haya 16.000 puestos de trabajo en el alambre. Acto seguido, Consello anticipado -hoy es festivo en Santiago de Compostela- en O Hórreo, para de ahí desplazarse a San Caetano y ofrecer la rueda de prensa pertinente. Acababa de descender del estrado y departía con la prensa, a eso de las 14.30, cuando fue advertido de que el TSXG se había pronunciado sobre las medidas antiCovid anunciadas la semana pasada. La mascarilla cubría el rostro de Feijóo pero se puede imaginar su gesto. Unos minutos para leer rápidamente los titulares del fallo judicial y regreso al atril, desde donde emitió una valoración en la que puso en valor el «buen trabajo del comité clínico y del Sergas y la asesoría jurídica».
« Vamos a seguir trabajando con el mismo rigor. Volveremos a tomar las decisiones que correspondan con anterioridad al 21 de mayo . Si es necesario, pediremos algunas medidas similares, en el caso de que así lo reclame la situación epidemiológica», explicó. «Ojalá podamos disminuir esas medidas. Siempre hay que situarse entre dos escenarios. Si la situación empeora, pediríamos más medidas que las que en este momento tenemos en vigor», resumió esos escenarios.
Precisamente sus últimas palabras de la rueda de prensa, antes del bis, habían sido para la desescalada y, concretamente, para la hostelería . Recordó que hasta que no pase otra semana no habrá transcurrido un «período epidemiológico completo», los 14 días preceptivos, para «tomar más decisiones de aperturas en distintos ámbitos». De ahí que pidiera al sector «un poco de paciencia», porque, defendió, «no es prudente, en este momento», ampliar horarios y que también bares y cafeterías cierren a la 1 de la madrugada. « Nos parece una decisión precipitada », subrayó.
«Ojalá podamos hacerlo y ojalá podamos dar buenas noticias la próxima semana. De momento, no creemos que debamos ir corriendo más de lo que el motor acredita », incidió. Y ese motor es el «protocolo» que maneja la Xunta, que no rebasa una «velocidad previamente pactada». No se puede «ir más rápido de lo que el motor acredita», en definitiva. Por ahora, la incidencia del virus no se comporta de forma homogénea; hay ciudades donde sube y otras donde baja. Fue sincero: «No acabamos de bajar lo que nos gustaría». Eso sí, también es «cierto» que no se sube. «En este momento lo que no podemos, en ningún caso, es seguir abriendo la hostelería, por lo menos hasta que pase una semana más».
Feijóo agradeció al sector su compromiso ante la pandemia, y lo mismo hizo, ya por la tarde, en el Parlamento, el vicepresidente primero. Alfonso Rueda le puso cifras a esa implicación: más de 15.500 establecimientos, anunció, realizaron más de 56.000 declaraciones de capacidad .
Estado de alarma
Más allá de la coyuntura diaria -ayer tocó repunte de contagios y los casos activos volvieron a subir, a 3.052-, la «estabilidad» sigue siendo la tónica del coronavirus en Galicia, que se mantiene prácticamente con la mitad de incidencia que la media española y con cuatro veces menos ocupación de UCI. Pero el final del estado de alarma introduce un factor impredecible en la ecuación. De ahí que la Xunta se cubra la espalda por si el virus se desboca. Y de nuevo se le preguntó a Feijóo si, llegado el caso, abogaría por un regreso al estatus quo previo. « Si yo tuviera la misma incidencia que el lendakari [Iñigo Urkullu], pediría el estado de alarma para Galicia », respondió el mandatario. Eso sí, añadió que «me temo que la respuesta del Gobierno sería no, por lo menos fue lo que dijo al lendakari hace unos días». El presidente se refería a las declaraciones de Urkullu antes de concluir el estado de alarma, cuando pidió que se prorrogara, sin éxito.
En todo caso, Feijóo dio rango de normalidad a su respuesta: «No hay nada que inventar». La Xunta, de la mano de su comité clínico de expertos sanitarios, se guía por un protocolo que no varía. A partir de 500 de IA a 14 días o 250 a siete, cierre perimetral y toque de queda. «Lo lógico» es que, si esa incidencia se diera en toda la comunidad autónoma, se plantearan las mismas medidas en toda Galicia. « Si esto los tribunales dicen que no lo pueden adoptar sin estado de alarma, pediríamos el estado de alarma », resolvió.
Desde el 9 de mayo « estamos, digamos, que sin rumbo y sin capitán. Cada barco intentamos llegar a puerto como podemos », tiró de metáforas. «Pero con unas herramientas y carta de navegación cada uno», maniobrando para que los jueces den el visto bueno, sin ir demasiado lejos -toque de queda- por temor a que lo tumben. Además, persisten las incógnitas, como «cuánto tiempo vamos a estar así» o «qué ocurre si durante los próximos días o semanas entramos en una incidencia creciente en una comunidad autónoma o en varias, sin legislación que nos ampare», desgranó.
Sin mascarilla en verano
También se ratificó y reafirmó Feijóo en sus declaraciones de la víspera, cuando indicó que avalaría que se deje de usar la mascarilla entre finales de julio y agosto. Ayer repitió que lo mantiene, en caso de que la vacunación progrese como ha prometido el presidente del Gobierno -en 100 días, 70% de vacunados- y la incidencia no acuse la desescalada. Pero siempre al aire libre, sin personas cerca, y nunca en lugares cerrados. Este es el criterio del Gobierno gallego, escuchados los epidemiólogos, y algo que « habrá que abordar en próximas semanas» y ponerlo «encima de la mesa ». Personalmente, se mostró «optimista» sobre su recorrido.
En cualquier caso, dejó en el aire que esta vez Pedro Sánchez acierte en sus vaticinios. Tampoco se atrevió a precisar cómo se aplicaría esta relajación en el uso de la mascarilla , recordando que el Gobierno unas veces se arroga estas decisiones, y otras, lo deja en manos de las autonomías.
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