Entrevista al exportavoz del BNG en el Parlamento
Carlos Aymerich: «Hay quien prefiere sacrificar al BNG antes que a la UPG»
Alejado de la primera línea política, reflexiona en voz alta sobre el escenario que se le abre al nacionalismo ante su Asamblea de febrero
—¿Los resultados del 20-D fueron la crónica de un fracaso anunciado?
—Son unos resultados sin defensa posible. Obedecen a decisiones políticas adoptadas por esta dirección del BNG y las anteriores. Hay una línea política que se viene siguiendo desde hace años y que algunos avisábamos que su resultado podía ser este.
—¿Puede considerarse esto como el suelo electoral del BNG?
—No. Debajo del suelo está el subsuelo, y como en las minas, siempre hay una galería por debajo. Los ciudadanos no se casan con nadie. Más o menos saben sus ideologías, tienen claros sus intereses, pero no se traduce en fidelidad a unas siglas. Defiendo la confluencia en una candidatura unitaria para las próximas autonómicas porque creo que es lo mejor para el país, pero también lo mejor para el BNG.
—¿No tiene miedo a un «abrazo del oso» por parte de Podemos?
20-D: «Son unos resultados sin defensa posible. No son el suelo electoral: siempre hay una galería más abajo»
—En la vida no hay garantías de nada. Certezas pocas, pero en la situación del BNG hay una certeza absoluta: seguir por este camino que marca la dirección, la UPG, el Movimiento ao Socialismo y sus afines, nos lleva al desastre. Hay quien dice que las elecciones no son importantes. A esos les pediría que fueran coherentes y en vez de presentarse a las elecciones monten un ateneo. También hay incertezas. En las Mareas hay conflictos, proyectos distintos en pugna entre sí... Si hablamos de confluir, yo no defiendo dejar de ser nacionalistas o dejar de defender un futuro de soberanía para Galicia, sino en hacerlo en un marco distinto, trabajando con otra gente. A medio plazo puede originar algún conflicto interno en la Marea, ¿pero la vida no es también conflicto?
—Si hubiera que negociar esa confluencia, ¿no se encuentra el BNG en una posición de debilidad después de las últimas elecciones?
—El nacionalismo no se limita al BNG. Los resultados de la Marea no se explicarían sin entender que mucha gente que votaba al BNG, y tiene una identidad nacionalista o galleguista, votó con total tranquilidad a En Marea porque entendía que ese aspecto también estaba ahí representado. Estamos en un momento en el que más allá de lo que le interese al BNG habrá que pensar en lo que más le interese al país.
—Entonces, ¿Galicia no es menos nacionalista que hace diez años?
—No, no. El error es confundir el sentimiento nacionalista con el apoyo a unas determinadas siglas. Hace veinte años, también había varias siglas, y una de ellas, Unidade Galega, entendió que no tenía sentido ir en solitario y se integró en el Bloque para sumarse a la mayoría de los nacionalistas. Tenemos que hacernos esa pregunta: ¿dónde está hoy esa mayoría?
—Entonces la refundación no es la del BNG, sino la del nacionalismo.
Asamblea de febrero: «A juzgar por las opiniones de significados dirigentes del BNG y la UPG, poco margen hay para el optimismo»
—Claro. Una cosa es una estructura electoral, en lo más inmediato, que sirva para inaugurar una nueva etapa en Galicia, y luego otro trabajo pendiente, que no es refundar el BNG sino el nacionalismo de izquierdas en Galicia, un espacio absolutamente atomizado. Pero esto no es solo sumar los cachos desperdigados del BNG, sino construir un nuevo discurso y olvidarse de tentaciones vanguardistas. La gente quiere que la representen, no que la dirijan.
—¿El error pudo ser la deriva soberanista del BNG en los últimos años?
—No. De hecho, en esta última campaña no escuché a los candidatos del BNG hablar de soberanismo. El problema es que se perdió contacto con una realidad social que exigía cambios, se mantuvieron concepciones inmutables y se entró en una burbuja. Los avisos llegaron en las elecciones pero nadie tomaba cuenta del recado.
—¿Por qué esa resistencia al cambio en el BNG?
—No lo sé, también me lo pregunto. Dependiendo de lo que suceda en la próxima Asamblea, aunque lo que vaya a pasar lo sabremos algunas semanas antes, y espero equivocarme, es posible que el BNG vuelva a sufrir otra escisión. Pero al BNG ya lo sacrificaron antes, porque en las generales presentaron otras siglas. Hay quien está dispuesto a sacrificar al BNG y lo que haga falta con tal de no sacrificar la UPG. Eso puede parecerme bien o mal, son libres de hacerlo. Pero entonces el problema ya no es del resto de la militancia del BNG, sino de ellos. No se puede confundir el futuro del BNG o del país con el de unas siglas.
—Visto desde fuera, ¿era tan difícil de contener la Marea?
—Es que no sé si era necesario contenerla. Algunos defendíamos que había que formar parte de ella. Alguna de las críticas que ahora se hacen sobre el peso relativo de unas fuerzas y otras dentro de la Marea, ¿sería igual si el BNG estuviera dentro desde el primer momento? No, no sería igual.
—¿Qué va a hacer o decir Carlos Aymerich en la Asamblea?
—Yo soy un militante de base, mi etapa como cargo institucional o representante del BNG ya pasó, ahora le corresponde el protagonismo a otros. Ahora doy mi opinión personal. No discuto la legitimidad de la militancia del BNG para decidir qué quiere hacer, pero si el camino es perseverar en la línea de estos años, los que demostramos una lealtad injustificada hacia el BNG nos veremos obligados a tomar nuestras propias decisiones.
—¿Como por ejemplo?
—No iremos a ningún otro sitio, pero asumiremos que ya no tenemos espacio en el BNG. Si queremos hacer algo nuevo no podemos hacerlo con restos del pasado. Y no hablo de personas, sino de formas de trabajar y organización. Hablemos de empezar de cero, disolviendo los colectivos que están dentro, UPG incluida. Si podemos hablar de todo menos de eso, es legítimo y será muy democrático, pero volveremos a condicionar el debate.
—¿Qué cree que pasará en la Asamblea?
—A juzgar por las opiniones de significados dirigentes del BNG y la UPG, parece que poca margen hay para el optimismo, si eso lo entendemos como la confluencia para una candidatura unitaria para las autonómicas.
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