Balance de la Xunta desde 2009

Feijóo defiende el Vigo de los próximos 50 años frente a «fuegos de artificio»

Reivindica que el Gobierno autonómico salvó a los grandes sectores de la crisis y preservó la identidad de la ciudad

Compara al alcalde, Abel Caballero, con los independentistas catalanes: del «España nos roba» a «la Xunta nos roba»

Alberto Núñez Feijóo, este lunes en Vigo durante un desayuno de balance de la acción de la Xunta en la ciudad EFE
Pablo Pazos

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La ronda de balances urbanos que reflejan la acción del Gobierno autonómico bajo su batuta desde 2009 llevó este lunes a Alberto Núñez Feijóo a Vigo. La segunda parada —tras La Coruña— tenía varios alicientes. Vigo es la ciudad, recordó el candidato a la reelección al frente de la Xunta, donde tiene casa y sigue empadronado. Pero Vigo es, además, como fue recordando sin dar su nombre, porque no era necesario, el feudo de Abel Caballero, autoerigido en azote de Feijóo bajo el mantra de la confrontación perpetua. Como se trataba de poner en valor, que se dice en política con profusión, todo lo hecho a lo largo de la última década larga en la ciudad olívica, inevitablemente tenían que saltar ciertas chispas. Así, mientras Feijóo desgranaba las acciones que configuran el Vigo de «los próximos 50 años», el que se asienta sobre «cosas estructurales», las que «cambian la vida de la gente», también iba dejando varios dardos hacia esas otras « cosas que aparecen y desaparecen unas semanas después ». Los presentes lo asociaron, sin mayor esfuerzo, con el alumbrado navideño convertido en emblema del alcalde.

Feijóo comenzó por el principio, por recordar que el balance que presentaba «humilde» pero «muy orgulloso» se vio condicionado en un 75% por la recesión económica. Unas vacas flacas que situaron al presidente y su equipo ante una necesidad: « Que la ciudad se mantuviese en pie. Que Vigo siguiese siendo Vigo ». De lo contrario, todo quedaría en un «recuerdo», un «espectro». Aquel «Vigo que metía miedo» estaba amenazado por todos los costados. Rememoró el líder del PPdeG la dramática situación de los astilleros, con gradas vacías y sin posibilidad de construir barcos; después de una inversión de la Xunta de más de 100 millones de euros, hoy el sector, solo pendiente de Barreras, compite en pedidos con Holanda. En la automoción el Gobierno gallego invirtió 186 millones e hizo un trabajo del que no se ve —incluido un viaje a París, que repetirá esta semana— para convencer a los responsables de PSA Peugeot Citröen de confiar en Vigo; en 2020 la factoría superará los 600.000 vehículos. No pintaba mejor el futuro para el sector marítimo, pero la Xunta logró que mantuviera su «liderazgo» con distintas acciones: ayudas, lonja 4.0 en el Berbés, etcétera.

Hoy se puede afirmar, destacó, que «Vigo ha vencido a la crisis económica ». Pese a los palos en las ruedas, pese a la falta de un plan general de urbanismo que vuelve farragosa la ampliación del Ifevi o el impulso de la plataforma logística Plisan o la construcción de 1.600 viviendas en Navia. Feijóo fue hilvanando todo lo que quiere seguir haciendo la Xunta: otra residencia para mayores, nuevos institutos, un centro de salud en uno de los edificios libres de la ciudad de la justicia. Ideas para «consolidar el Vigo de los próximos 50 años» junto a los grandes proyectos ya conocidos:el hospital Álvaro Cunqueiro, la estación intermodal, la depuradora, la ampliación al Baixo Miño del cinturón viario.

«Eso es la política de verdad, lo demás son fuegos de artificio o decisiones que se encienden y apagan », expuso Feijóo, velado aguijonazo a Abel Caballero que amplió: «Una cosa es la decoración y otra la casa. Si no hay casa, no hay decoración. A nosotros nos interesa la casa». Más claro, agua.

Caballero responde insultando

Ya en el turno de preguntas, recordó que nunca tuvo «un solo problema» con el resto de regidores olívicos, incluida Corina Porro, a quien ensalzó porque «ha servido cada vez que se le ha pedido a esta ciudad sin ninguna condición». Caballero, siempre sin nombrarlo, aplica el viejo «manual» que indica que hay que buscar un «enemigo». Como Cataluña con el resto de España, « el enemigo de la corporación de Vigo es el resto de Galicia y la Xunta ». Por eso molesta que se invierta. «Cataluña dirá: España nos roba. Vigo dirá que la Xunta nos roba», resumió. Caballero respondió con un insulto y le tachó de «farsante», recogió Ep.

Para Feijóo, lo «importante es que la ciudad permanezca viva y pueda encarar la nueva década con optimismo». Frente a personalismos, el mandatario reivindicó su vocación de servicio: « Para mí, Vigo es de los vigueses y Galicia es de los gallegos ». Y algo más, que estamos en precampaña: «Vigo é moito (Vigo es mucho)», proclamó.

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