Ciencia
75 años de astronomía en Santiago
El Observatorio Astronómico Ramón María Aller celebra su aniversario en uno de los mejores momentos de su historia
En el año 1943, Ramón María Aller trasladó, desde Lalín, sus instrumentos astronómicos para crear conjuntamente con la Universidade de Santiago de Compostela un Observatorio Astronómico. En 2018, después de una considerable evolución en cuanto a personal, actividades e instrumentos de investigación, el centro festeja su 75 aniversario en uno de los instantes más plácidos de su dilata vida.
El fallecimiento de Aller —en 1966— supuso que el Observatorio viviese su etapa más convulsa. Sin ninguna figura que ocupase la Cátedra de Astronomía, el centro cayó en una espiral de decadencia, sin apenas trabajadores que realizasen investigaciones o publicaciones ni medios materiales para desarrollarlas. El actual director del Observatorio Astronómico Ramón María Aller —OARMA—, José Ángel Docobo, recuerda «la situación patética» en la que se encontró el centro a su llegada en 1981 . «Las persianas estaban rotas y las ventanas tapiadas, la garita meteorológica estaba fuera de uso y la hierba era tan alta y frondosa que dificultaba el acceso», describe el astrónomo a ABC.
El Director del OARMA ocupó la plaza de profesor adjunto de Astronomía en la Facultad de Matemáticas en 1981. Dos años después, el catedrático organizó en la capital gallega la IV Asamblea Nacional de Astronomía y Astrofísica , el congreso más importante de astronomía a nivel nacional de aquella época. Aquel hecho derivó en su nombramiento como director del Observatorio Astronómico, que incluyó en su denominación el nombre de su creador: Ramón María Aller.
Brillo «estelar»
La primera petición del catedrático Docobo fue «una obra de acondicionamiento» del edificio . Según explica el astrónomo, resultaba ineludible arreglar los tejados y otras partes del Observatorio, dotarlo de mobiliario, obtener libros y revistas, comprar material de investigación, etcétera. Otra de las necesidades imperiosas era aumentar el personal, aspecto que resultó muy complicado y, como sostiene Docobo, «lo sigue siendo».
Después de los primeros años de reestructuración tras su nombramiento como director, el Observatorio, especializado en estrellas dobles y múltiples, alcanzó numerosos hitos: «Los primeros proyectos de investigación acordados con el Ministerio, campañas de observación fuera de Santiago, la presentación de nuevas tesis doctorales, personal que se muda a trabajar temporalmente al extranjero, la participación en la Unión Astronómica Internacional, la instalación de instrumentos de observación en países como Armenia o Rusia y la ubicación en 2003 de un telescopio de 62 centímetros de diámetro en el edificio santiagués; entre otros», enumera Docobo. Un hito anterior a la llegada del astrónomo gallego fue la creación de la Sección de Astronomía Teórica y Matemática Durán Loriga dentro del Observatorio . Este departamento, promovido por el profesor Vidal Abascal en 1945, se puede considerar como el origen de la Sección de Matemáticas en la Facultad de Ciencias, actualmente, Facultad de Matemáticas.
Hoy en día, el OARMA goza de un gran prestigio nacional e internacional. El centro desarrolla labores docentes en diversas facultades de la capital gallega, actividades de divulgación con gran repercusión e investigaciones en el campo de la astronomía que poseen un gran calado mundial. Por otra parte, el Observatorio colabora con la AEMET recogiendo datos meteorológicos en su instalación que lleva 36 años realizando «dos observaciones diarias sin fallar ni un solo día», subraya Docobo . Además, es preciso destacar entre sus ocupaciones la redacción y distribución de la Circular de Información, vehículo de noticias de la Comisión G1 de estrellas dobles. Entre el 25 y 27 de este mes, el Observatorio seguirá ampliando su dilatada historia con las XVII Jornadas de Trabajo de Mecánica Celeste que se celebrarán en Santiago.
Una piedra en su camino
El centro sufrió un revés significativo que lo privó de un mayor desarrollo y reconocimiento. Como recoge el doctor Iván Fernández en su libro «El Observatorio Astronómico de la Universidad de Santiago», en 1991 el director del OARMA «se pone en contacto con la Xunta para proponer la construcción de unas instalaciones astronómicas fuera de la ciudad de Santiago». El proyecto, que se iba a desarrollar en el Monte Faro, fue aceptado pero se vio truncado por el desvío de la financiación a las inundaciones que asolaron Galicia en 2001 y a la catástrofe del Prestige . Docobo reconoce que fue «una lástima» que el acuerdo no se llevara a cabo, aunque asegura que «la Xunta tiene completo el proyecto de Monte Faro, tanto el plan civil como el científico y en aquella época ya había expropiado los terrenos donde se iba a situar el Observatorio».
La vida de una estrella está condicionada por su masa inicial. Cuanto mayor es la masa, la estrella pierde antes la energía. En el Observatorio Astronómico de Santiago sucede al revés, la gran ‘masa’ que representan las figuras de Ramón María Aller y José Ángel Docobo han propiciado un periplo exitoso, duradero y optimista de cara al futuro.
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