El relato de la muerte de Arliene, en el juicio contra el presunto asesino de Marta Calvo: «Convulsionaba y no podía hablar»
Una cámara de seguridad grabó al acusado abandonando la vivienda apresuradamente poco antes de que la joven fuera encontrada expulsando «espuma y sangre» por la boca
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Jornada importante en el juicio que se sigue en la Audiencia de Valencia contra Jorge Ignacio Palma, acusado de asesinar a tres mujeres y abusar sexualmente de otras ocho introduciéndoles piedras de cocaína de gran pureza en los genitales . La sesión de este jueves ha girado en torno a la primera víctima mortal, Arliene Ramos , a la que más tarde seguirían Lady Marcela Vargas y la todavía desaparecida Marta Calvo.
Ante el jurado popular ha comparecido como testigo una de las mujeres que vivían y ejercían la prostitución en el piso del centro de Valencia en el que murió Arliene, de 32 años, la noche del 25 de marzo de 2019. «Nunca me miró, se sentó y me dijo: quiero conocer chicas que les guste la fiesta blanca », ha relatado sobre la llegada del acusado a la vivienda, tras lo que se quedó solo con la joven -que trabajaba allí desde hacía quince días bajo el nombre de Elena- en una habitación.
Poco antes de que se acabara el tiempo estipulado, la testigo escuchó que se abría la puerta de la vivienda y que no se cerraba. Le pareció raro y fue a tocar a la puerta de la habitación en la que estaban el acusado y Arliene, como hacían habitualmente cuando terminaba el tiempo contratado. «Estuvo una hora, la peor hora de mi vida», ha señalado. En este punto, el jurado ha podido ver las imágenes, grabadas por una cámara de seguridad, de Jorge Ignacio entrando al piso a las 2.51 de la madrugada y saliendo apresuradamente a las 4.02 horas.
«El pasillo era muy largo, según iba caminando, sabía algo había pasado». «Empecé a llamarla y no me respondía». «Entre un poco y cuando la vi, estaba tirada. Pensé que le habían cortado el cuello», ha apuntado, porque tenía la cabeza hacia atrás. Arliene estaba «convulsionando y sin poder hablar» .
En un primer momento confundieron lo que estaba ocurriendo con un episodio de epilepsia porque tiraba «espuma y sangre» por la boca. De hecho, pensaban que se había mordido la lengua. «Solo dijeron la verdad cuando salió el caso de Marta Calvo» , ha aseverado, a pesar de que la amiga íntima de Arliene, que trabajaba en el mismo piso, había confirmado que nunca había tenido epilepsia.
Con el cuerpo desnudo de la víctima encima de la cama, la testigo alertó a otra chica, que se asustó porque no tenía papeles: «Yo solo quería salvarla». «Mi instinto fue bajarla» a la calle, con la ayuda de otra mujer, para coger un taxi, pero el conductor al que pararon no quiso meterse en problemas. «Yo no sabía que estaba muerta ya», pero se dio cuenta en el portal del edificio. « La última vez que convulsionó fue en mis brazos . Creo que ahí murió Arliene», ha señalado visiblemente afectada. Cuando llegó la ambulancia, «se la llevó y se llenó todo de policías».
Según consta en el auto de hechos justiciables, el acusado «le colocó cocaína en la vagina y ano sin su consentimiento, y tras verla convulsionar, salió de forma precipitada de la vivienda sin prestarle mínima ayuda». La testigo ha incidido en que el clítoris de la fallecida estaba «muy inflamado». Sin embargo, lo que ellas entendían por fiesta blanca, ha dicho, era «consumir cocaína por la nariz». Encima de la mesita de noche había «una copa llena de cocaína» y más droga «esparcida».
Arliene falleció días después, el 3 de abril, por muerte encefálica . El cuerpo presentaba una dosis de cocaína en sangre -9,31 miligramos por litro- muy por encima, según los forenses que ya declararon en el juicio, de lo que se considera letal. La pureza era del 81,67 por ciento.
Inmovilizado en un control policial
El relato de la testigo concuerda con el que han expuesto ante el tribunal los agentes de la Policía Local de Valencia que patrullaban por la zona y que, tras ser alertados, encontraron a «una mujer joven, semidesnuda, convulsionando» en un patio del que, según les contaron las mujeres que le acompañaban, «una persona había salido rápidamente» minutos antes. También han recordado el estado de la habitación que tuvieron que custodiar, con idéntica descripción.
Un mes después de los hechos una agente que había estado en el lugar de los hechos, tal y como ha indicado en su comparecencia, inmovilizó el vehículo de Jorge Ignacio mientras realizaba un control rutinario, al sospechar que era la persona a la que estaban buscando. El ahora procesado llevaba siete mil euros en efectivo -dijo que era la caja de un restaurante- y tres móviles. El hombre enseñó documentación colombiana, alegando que tenía el pasaporte retirado porque estaba en libertad provisional y «se puso muy nervioso» , como ha matizado otro agente presente. No obstante, lo dejaron marchar porque «no teníamos nada para retenerlo»: «No había nada en ese momento contra esta persona» .
Por su parte, la doctora de Urgencias del Hospital Clínico que atendió a Arliene a su llegada al hospital ha explicado que entró al centro sedada e intubada por el SAMU por las crisis epilépticas que estaba teniendo -que podrían ser consecuencia de la sobredosis de cocaína, ha confirmado- y la parada cardiorrespiratoria que habían podido recuperar. La muestra de orina que se le practicó reveló un positivo en cocaína. A las 5.14 de la madrugada, volvió a entrar en parada y fue trasladada a la UCI.
En ese sentido, el médico al cargo de esta unidad ha explicado que la víctima se encontraba en un «coma profundo» . «Se sospecha que hay algo violento o anormal en esta situación», por lo que se toma una muestra de sangre y se custodia hasta el laboratorio para que se analice. Durante los nueve días que Arliene estuvo en ese estado, también se le diagnosticó una sepsis de origen desconocido, aunque «no tuvo repercusión clínica» en su evolución. Cuando finalmente falleció, la familia autorizó la donación de órganos.
El cuerpo de Marta Calvo , la joven de 25 años desaparecida desde el 7 de noviembre de 2019 en la localidad valenciana de Manuel, todavía no ha sido hallado, después de que el procesado se entregara y confesara que la había descuartizado y distribuido sus restos por contenedores, aunque él aseguró que no la mato . Sus restos no se encontraron pese a la intensa búsqueda en vertederos. Fue precisamente el impacto mediático por este caso el que fue destapando un reguero de hechos similares imputados al mismo hombre.
La Fiscalía solicita 130 años de cárcel para Jorge Ignacio, que no declarará hasta el 6 de julio, mientras las acusaciones piden que se le aplique la prisión permanente revisable . Por su parte, la defensa pide la libre absolución. La juez ha decidido dividir la vista oral en once partes, con una exposición cronológica de los hechos por parte de testigos y peritos, para facilitar su comprensión a los miembros del jurado, que deliberarán a partir del día 13 del mismo mes, según el calendario inicial.
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