Toni Subiela - Tribuna libre
Moneda de cambio
«El bipartidismo ha preferido cederse el testigo a sí mismo una vez más»
La política se vive en tiempo real, como los mismos mensajes que compartimos en las redes sociales. Todo pasa deprisa y se recuerda menos, las cosas parece que son más ligeras o con menos importancia. En general, hoy se digiere con mayor naturalidad que digas una cosa y hagas la contraria , que proclames a los cuatro vientos que no pactarías con nacionalistas y populistas y que acabes yéndote de su mano sin importarte que, lo que te piden a cambio de su apoyo, es ni más ni menos nuestro país.
No nos hemos quedado con lo mismo, hoy estamos peor que ayer . Nos quedamos con una vieja política como la que se va, pero con la diferencia de que ésta que entra está deslegitimada, sin elecciones que la auparan y acompañada por lo antagónico del buen gobierno. Es una lástima que el orgullo de quienes estaban gobernando no haya permitido dar un paso atrás para evitar, por sentido de Estado, una moción de censura que conllevaba tal dramatismo para España.
En nuestro país conocimos la corrupción con los gobiernos socialistas y perduró en las comunidades autónomas donde se quedó gobernando. Hemos visto también la corrupción en comunidades autónomas donde gobernaban los populares y en su misma estructura nacional. Son formas de antaño, de creerse dueños y señores de lo que representan, de pensar más en sí mismos que en los demás, de mantener sus cargos por encima de los intereses de a quienes representan.
No han querido dar la voz a los españoles para que decidieran su propio futuro. El bipartidismo ha preferido cederse el testigo a sí mismo una vez más, de forma rocambolesca, pero sin sorpresas entre ellos. Quieren perpetuar lo que hasta ahora han tenido: todo.
Todos los gobiernos bipartidistas alternos que hemos sufrido se han repartido el pastel para no dejarnos ni las migajas . Es insoportable comprobar la distancia entre representantes y representados, entre quienes viven de la gente y las personas que hacen posible que todo vaya hacia delante.
No han querido cambiar nada, ni unos ni otros, han preferido mantenerse en el poder a costa de todo para conseguir nada, vendiendo su alma constantemente a independentistas y oportunistas que, en definitiva, tan solo les importa conseguir una tajada particular de la caja común.
Todo ello pagado con la misma moneda: la ciudadanía y sus oportunidades.