Moción de censura
Pedro Sánchez, de Xirivella a la Moncloa
El nuevo presidente del Gobierno se aferró a sus fieles en Valencia liderados por Ábalos para recuperar el poder en el PSOE
En apenas dieciocho meses, Pedro Sánchez ha pasado de dar un mitin en la plaza de un pueblo sin cargo orgánico ni escaño de diputado a presidir el Gobierno. De Xirivella a la Moncloa en un año y medio . Sánchez no eligió una localidad valenciana por casualidad para emprender su gira para recuperar el poder en el PSOE. La provincia de Valencia es el feudo de José Luis Ábalos , su mano de derecha desde los tiempos duros y actual secretario de Organización.
Aquel 26 de noviembre de 2016, Sánchez entró en la plaza del ayuntamiento de Xirivella entre los sones de la Internacional Socialista. Habían pasado dos meses de su traumática salida de la Secretaría General del PSOE y apenas uno desde que dejó su acta de parlamentario en el Congreso para no abstenerse en la votación de investidura de Mariano Rajoy .
Malas relaciones con Ximo Puig
Por aquel entonces, para el presidente de la Generalitat y líder del PSPV, Ximo Puig , pensar que Sánchez fuera a recuperar el mando en Ferraz era un «despropósito». Pero ese día en Xirivella, el hoy presidente del Gobierno exhibió músculo. Se notó la mano de Ábalos, que movilizó a la militancia para arropar a Sánchez.
Ni Puig ni ningún miembro de la dirección del PSPV acudió al mitin. Las relaciones entre el líder de los socialistas valencianos -que se había alineado con Susana Díaz en el proceso orgánico federal- y Sánchez eran pésimas. Así lo constató este último en un café que compartió en un hotel cercano a la Ciudad de las Artes y las Ciencias con representantes de medios de comunicación aquella tarde del 26 de noviembre de hace dos años en Valencia.
Sánchez, de la mano de Ábalos y Andrés Perelló , hoy miembros de su Ejecutiva, comenzó en tierras valencianas su particular campaña que le ha llevado, en poco más de año y medio a recuperar el liderazgo del PSOE tras unas primarias y a presidir el Gobierno sin pasar por las urnas. Un camino que arrancó en Xirivella y ha terminado en la Moncloa. Hoy mismo, Ximo Puig ya le ha pedido que tenga en cuenta el llamado «problema valenciano» y ha recalcado que en el campo de la financiación autonómica se mantendrá la exigencia de reformar el sistema «sea quien sea el presidente».