Política
Joan Ribó, un año con la vara en Valencia
El dirigente de Compromís exhibe la rebaja de la deuda como su gran logro de un mandato marcado por la política de gestos
Joan Ribó (Manresa, 1947) comenzó con su política de gestos en el minuto uno. Nada más tomar posesión como alcalde de Valencia el 13 de junio de 2015 ( hace ahora un año ) anunció que iba a guardar en un almacén la vara de mando ya que, según dijo entonces, «no es símbolo de su forma de gobernar» por lo que aseguró que prefería «el diálogo con los vecinos».
El dirigente de Compromís, sin embargo, sí ha empleado la vara de mando para tomar decisiones unilaterales que incluso han generado el malestar de sus socios de gobierno, especialmente del PSPV . La decisión de suprimir los toros embolados como primer paso para acabar con los festejos taurinos constituye el último ejemplo.
Ribó está especialmente orgulloso de «los pasos que se han dado en movilidad, del equilibrio económico del Ayuntamiento y de ser un Gobierno progresista» . En el primer caso, sus iniciativas para avanzar contra el tráfico de coches y fomentar la peatonalización se han saldado con luces y sombras. El cierre al tráfico de la plaza del Ayuntamiento los últimos domingos de cada mes se ha revelado un éxito de afluencia ciudadana. En cambio, la peatonalización del entorno del Mercado Central ha puesto en pie de guerra a los vendedores, que consideran que la medida perjudica sus ventas.
En la economía, de hecho, la gestión del equipo de gobierno municipal ha resultado especialmente errática. Por un parte, el Ayuntamiento ha logrado reducir la cifra de su deuda (709 millones de euros) en la cifra más baja de los últimos once años. La refinanciación de los número rojos y la eliminación de gastos supérfluos representan la clave en un contexto en el que la inversión en obras brilla por su ausencia.
De hecho, en el primer año de mandato no se ha movido ni una piedra en el Cabanyal . Ribó derogó el proyecto urbanístico del anterior gobierno y ha firmado dos veces ( en octubre y en junio ) el mismo acuerdo con la Generalitat para rehabilitar 300 casas. El barrio, mientras, continúa con su galopante degradación.
También en economía, la decisión de Ribó de dejar en dos las zonas de afluencia turística que permiten abrir los domingos y festivos a los grandes comercios de la ciudad. Una media encallada en un cruce de pleitos y un marasmo legal que ha dejado el limbo legal al sector del comercio.
Ribó pasará a la historia como al alcalde que abrió el balcón del Ayuntamiento a todos los ciudadanos. El mismo escenario que albergó la pasada Navidad la «cabalgata de las Magas», una suerte de recreación de un acto que se celebró durante la República. El alcalde, de hecho, se proclama republicano y en abril colgó una polémica pancarta de su bandera junto a la valenciana.
Ribó ha llevado hasta las máximas consecuencias su política laicista . Fue el primer alcalde en siete décadas que no asistió a los actos en honor a la Virgen de los Desamparados. A la Semana Santa Marinera acudió el último día y presenció el Desfile de Resurrección desde el balcón de un vecino para evitar la tribuna de autoridades.
El alcalde también trata de llevar a cabo su máxima de extender el uso del valenciano , hasta el punto de que se ha topado con el requerimiento del Gobierno para que rotule en castellano las nuevas señales de tráfico instaladas en la ciudad.
Al margen de los gestos, Ribó ha tomado decisiones en materia social como la no renovación del convenio de colaboración con el Banco de Alimentos de Valencia con el argumento de acabar con la «estigmatización» que, a su juicio, suponen las colas que guardan en la calle los usuarios de la entidad benéfica para recoger sus víveres. A cambio, el alcalde ha prometido una atención personalizada a través de los servicios sociales.
Ribó celebra un año con la vara a la espera de la resolución de la investigación de la Fiscalía acerca de los gastos que pasó como oficiales para asistir a una jornada de alcaldes de las marcas blancas de Podemos previa a las elecciones generales del pasado mes de diciembre. El alcalde, convencido de su inocencia, proclamó que si resulta imputado dejará el cargo.
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