Tribunales

Crimen de la viuda de la CAM: la repetición del juicio reabre las incógnitas de un asesinato sin resolver

La muerte a tiros de María del Carmen Martínez se cerró sin culpables y un único sospechoso absuelto

El Supremo anula la sentencia absolutoria del asesinato de la viuda de la CAM y el juicio se repetirá

Imagen de archivo de María del Carmen Martínez, junto a su marido -también fallecido- Vicente Sala JUAN CARLOS SOLER
Toni Jiménez

Toni Jiménez

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El caso que conmocionó hace más de cinco años a la sociedad alicantina volverá a juzgarse por un defecto de forma. El Tribunal Supremo ha decidido anular la sentencia del TJS que confirmó la absolución del único acusado por el asesinato de María del Carmen Martínez , viuda del expresidente de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM).

Es preferible dejar a un culpable en la calle que a un inocente en prisión. Ese fue, a grandes rasgos, el mensaje que la magistrada de la Audiencia de Alicante Francisca Bru, quiso trasmitir a los miembros del jurado popular, que declararon «no culpable» a Miguel López, yerno de la víctima . Pero el procedimiento se desarrolló de forma anómala, según ha dictado ahora la Sala de lo Civil y lo Penal, tras admitir el recurso del hijo mayor de la fallecida, Vicente Sala, y del fiscal.

Antes de hacerse público el veredicto en el que seis de esos nueve ciudadanos anónimos escogidos consideraban inocente a López, la juez destruyó el primer fallo -de culpabilidad- porque no se habían valorado las pruebas de descargo y dio indicaciones al jurado para que formulara un segundo escrito.

Lo hizo sin celebrar previamente una audiencia con el fiscal y las partes para que pudieran mostrar su acuerdo o desacuerdo con esta medida. Un hecho que, según el Supremo, «hace legítima la duda acerca de si fueron las indicaciones de la Magistrada-Presidenta al justificar la devolución del desconocido veredicto, las que determinaron un cambio de criterio convirtiendo un desenlace inicialmente condenatorio en un pronunciamiento absolutorio».

Este giro de guion devuelve la causa judicial a la casilla de salida. A María del Carmen Martínez «una persona desconocida», según el fallo del jurado, le asestó dos tiros en la cabeza el 9 de diciembre de 2016 que le provocaron entre 10 y 25 minutos de agonía hasta la muerte. La encontró, todavía con vida, uno de sus trabajadores en el lavadero del concesionario del que era dueña y que regentaba Miguel López, casado con una de sus hijas y detenido dos meses después como el principal sospechoso del crimen. Fue puesto en libertad provisional bajo fianza de 150.000 euros semanas más tarde.

Imagen de Miguel López a su salida de los juzgados el 10 de noviembre de 2019 tras ser declarado «no culpable» EFE

Una familia en pie de guerra

La guerra abierta en el seno de los Sala por los negocios propiedad de la matriarca -valorados en alrededor de cien millones de euros- fue el primero de los móviles que se pusieron encima de la mesa. Una parte de la familia veía amenazada su estabilidad económica con el traspaso, por parte de la víctima, de todas sus empresas a su primogénito, Vicente Sala, en detrimento de sus otras tres hijas y sus cónyuges.

El hijo mayor de los Sala acabaría comprando a sus hermanas la parte del pastel que les correspondía a mediados de 2018 por 54 millones de euros. La venta materializó la ruptura definitiva del clan, enfrentado también en los tribunales al personarse Vicente en el juicio como acusación particular y pedir -junto a la Fiscalía- más de 24 años de prisión para su cuñado por un delito de asesinato y otro de tenencia ilícita de armas.

Más de un centenar de personas comparecieron en las diecisiete sesiones del juicio para dirimir si la veintena de indicios que pesaban contra López eran concluyentes. Él defendió su inocencia, solicitó su absolución en todo momento y el jurado lo exoneró también de ese segundo delito al no ver acreditada la autoría del asesinato. Precisamente, el arma con el que se cometió el crimen nunca apareció .

Imagen de archivo del concesionario en el que se produjo el asesinato de María del Carmen Martínez JUAN CARLOS SOLER

El análisis de las muestras de ADN recogidas en el concesionario Novocar, escena del crimen, determinó que todas ellas pertenecían a la fallecida, excepto una en la mano derecha que no se pudo identificar pero que correspondía a un varón sin ficha en la base de datos policial . Además, las balas que fueron intervenidas a López no correspondían con las que se dispararon contra su suegra. Tampoco se encontraron residuos en sus manos o en la ropa. Incluso, se dudo de sí tuvo o no tiempo de hacerlo sin ser visto.

Los forenses no fueron capaces de establecer una cronología horaria exacta de los hechos que hubiera resuelto más facilmente la ecuación. La persona que cometió el crimen utilizó un silenciador , por lo se desconoce el momento en el que la víctima recibió los dos disparos en la cabeza cuando estaba sentada en su vehículo y el tiempo, por tanto que había transcurrido hasta que a las 19.05 horas, un trabajador del taller la encontró apoyada en su todoterreno agonizando. Miguel le había entregado las llaves del coche media hora antes. Después, se marchó a su domicilio. Tampoco se pudo demostrar que el yerno contratara a un sicario para que cometiera el delito por él.

La repetición del juicio ordenada por el Tribunal Supremo, tres años después de la primera vista con un nuevo magistrado y otro jurado popular, devolverá a la primera plana, entre una gran expectación social y mediática, un caso que nunca llegó a cerrarse.

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