«La adicción al móvil pudo ser el detonante pero no la causa»: los criminólogos analizan el parricidio de Elche

Dos expertos diseccionan para ABC el caso del menor que ha asesinado a sus padres y hermano y explican qué pasa por la mente de un adolescente para cometer un triple crimen

La confesión del triple crimen en Elche: «He matado al papá, a la mamá y a mi hermano con la escopeta»

El parricida de Elche ocultó tres días los crímenes mandando mensajes desde los móviles de sus padres

La casa donde el menor de 15 años mató a sus padres y a su hermano Juan Carlos Soler

Silvia Montero

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Santiago, de 15 años, mató con una escopeta a sus padres y hermano la semana pasada, y después confesó el crimen sin atisbo de arrepentimiento. «He matado al papá, a la mamá y a mi hermano con la escopeta» , fue su declaración, en la que también aclaró otros detalles. «Disparé dos veces a mi madre cuando estaba en la cocina. Un tiro por la espalda y luego la rematé», añadió en su narración de los hechos. Y después describió lo que le ocurrió a su hermano: «Mi hermano intentó escapar, pero salí detrás y lo cacé antes» .

El detonante del crimen fue una discusión con la madre porque le había cortado el acceso al wifi tras sus malas calificaciones escolares. El menor estaba enganchado al 'Fornite', un videojuego que tiene un gran realismo en escenas cotidianas de los personajes.

Influencia de los videojuegos y el móvil

La experta Beatriz de Vicente de Castro, abogada penalista, criminóloga y Máster en Investigación y Análisis Criminal, indica que los videojuegos no serían la causa del crimen y recuerda el caso de José Rabadán. El conocido como 'asesino de la catana' , mató a sus progenitores y hermana con síndrome de Down en 2000. En ese momento también se culpó a un juego, «pero mató a sus padres y hermana porque tuvo un brote psicótico, no por el 'Final Fantasy'», explica la abogada.

En la misma línea se expresa Vicente Garrido, criminólogo y catedrático de la Universidad de Valencia, para quien «los videojuegos no construyen una personalidad» , aunque «pueden ser un facilitador, pero nunca una causa última o primera».

De Vicente apunta a la adicción al 'smartphone' «como un detonante, pero no la causa» , ya que el adolescente había sido castigado sin wifi por sus malas notas escolares. «El detonante puede ser la nomofobia , la adicción a estar conectado. Es la vinculación patológica que tienen algunas personas al móvil, hasta el punto de que no tener acceso a él genera ansiedad, angustia y puede provocar comportamientos explosivos. Pero no se puede decir que esta sea la causa». No obstante, la criminóloga hace hincapié en que no se podría hablar de la nomofobia como motivo del asesinato. «Es como cuando decimos que alguien prendió una cerilla y explotó la casa, ¿la casa ha explotado por la cerilla? No, la cerilla ha sido el detonante», señala sobre la influencia de la supuesta adicción al teléfono del adolescente.

Factores biológicos, psicológicos y sociales

Para intentar entender qué pudo llevar a Santi hasta el asesinato, la abogada subraya que «cuando se quiere comprender una conducta humana, desde la criminología se entiende que todos somos entes biopsicosociales ». «Cualquier respuesta al comportamiento humano hay que buscarla en lo biológico, psicológico y social. La conducta humana no es monocausal, somos plurifactoriales» y por este motivo no habría que buscar un solo porqué al modo de actuar de Santiago.

Desde el punto de vista biológico, De Vicente de Castro indica que en edades tan tempranas como la de Santiago, las estructuras del córtex prefrontal del cerebro , que es donde se ubican los referentes como la ética y la moral, no están desarrolladas. Por esta razón, «no elaboran los conceptos de responsabilidad y asunción de culpa. No les podemos exigir que tengan los mismos niveles de conciencia». Esto mismo indica Garrido, que explica que «el sistema nervioso sigue madurando hasta aproximadamente los veinte primeros años».

En el plano biológico, también resalta De Vicente de Castro que en la adolescencia hay una explosión hormonal y la respuesta endocrina «tiene que ver en ocasiones con su reacción muchas veces explosiva, irascible o ciclotímica. Pasan del llanto a la alegría porque hay un baile de hormonas».

Si hablamos de los aspectos psicológicos, la criminóloga indica que « en los menores no se puede hablar de psicopatía , sino de trastornos del comportamiento porque la personalidad no está formada». Aquí habría que tener en cuenta una serie de cuestiones: «¿Cómo te han educado? ¿qué has aprendido? ¿hay alguna patología en ti?». Garrido señala además que esta falta de una personalidad conformada explica «que alguien pueda hacer algo muy grave que, unos años más tarde, no haría».

Sobre los aspectos sociales que pueden afectar a la conducta, la criminóloga explica que habría que responder a preguntas como: «¿Qué tipo de control ha tenido el sujeto por la familia?». « Hay que tener en cuenta el acceso que el menor tuvo a las armas . La legislación dice que deben estar en un armero y si la escopeta estaba ahí, ¿por qué tenía acceso a la llave?». De Vicente de Castro sí que quiere dejar claro que esto no implica culpar a la familia, «pero todos los factores influyen».

Futuro tras el crimen

En cuanto el futuro que le espera al adolescente, hay que destacar que será juzgado por la Ley del Menor , donde lo que se estipulan son medidas, no penas. « El concepto castigo no existe en los menores . Es cuestión de resocializar, deben ser reinsertables, recuperables», comenta la abogada y señala que «los niños suelen reisentarse» . Pero sí que plantea una excepción: 'El Rafita', uno de los asesinos de Sandra Palo, la joven de 22 años con una discapacidad psíquica que fue violada, atropellada y quemada viva en Getafe en 2003. Cuando cometió el crimen tenía solo 14 años y desde que está en libertad tras su internamiento ha sido detenido una y otra vez por otros delitos. La última vez, en noviembre de 2021, por una estafa a través Wallapop. «'El Rafita' presenta lo que llamamos plasticidad criminal, que significa que el sujeto realiza todo tipo de delitos», indica la penalista sobre la personalidad de este criminal reincidente.

Garrido cree que en el caso del parricidio de Elche es posible que el menor se reinserte en la sociedad , ya que «responsables de un único acto de gran violencia, por extraño que parezca, tienen mejor pronóstico que los que han mostrado un patrón reincidente de violencia». Sin embargo, indica que es muy complicado ver señales de alarma para predecir un comportamiento como el que tuvo Santiago porque «son actos muy infrecuentes, salvo que él hubiera formulado amenazas explícitas o hubiera recibido un diagnóstico psiquiátrico en el que se contemplara esta posibilidad».

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