José Font - Cuadernos de Napoleón
Me acuerdo
«La vileza no es solo exclusiva de quien empuñaba la pistola»
Son las dos palabras más repetidas esta semana, cuando hemos conmemorado los 20 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco . Todos, o casi todos, sabemos qué hacíamos y dónde estábamos en las jornadas infames del secuestro y asesinato del joven de Ermua . Hace diez años esscribi un artículo sobre este acontecimiento en otro medio de comunicación. Hoy lo hago desde este insigne diario, que curiosamente me acompañó aquellos días aciagos de 1997. Recuerdo que como siempre desde muy niño, fui a comprar el ABC y la portada del 12 de julio, el gran Mingote nos presentó una urna de cristal, como un zulo, donde una alegoría de España -león, mujer, corona y bandera- quedaba sentada triste, España secuestrada… Fue la primera imagen que me impresionó. Yo vivía feliz uno de mis veranos azules, esos estíos propios de los chavales de 17 años. Todas las tardes un grupo de amigos quedábamos en la playa ¡sin móviles, ni Facebook! con una puntualidad británica hoy inaudita. Era sábado, todos sabíamos que el secuestro de Miguel Ángel tenía el desenlace próximo, pero por algún motivo fantaseábamos con su liberación.
La Guardia Civil lo había hecho días antes con Ortega Lara , ¿por qué no ahora? Mientras comentábamos todo esto, mi amiga Carolina se acercaba con la cara triste diciendo: “lo han matado”. Como una sombra que helaba en pleno julio, la gente, los transistores, las televisiones de las heladerías y restaurantes, empezaron a entonar una funesta sinfonía de silencio, dolor, contención y una cadena de insultos y palabras llenas de rabia iba sucediéndose paulatinamente. Nada fue igual. Al llegar a casa, las imágenes del telediario empezaron a quedar en mi retina para siempre también.
Al día siguiente, fui a por el ABC otra vez, domingo 13 de julio, cuya portada era el rostro de Miguel Ángel Blanco, la imagen icónica ya para la posteridad. Me volví a conmover. Ambos periódicos los guardo en mi hemeroteca. Todos los que hemos querido recordar esta semana a Miguel Ángel Blanco , fuimos testigos de una revuelta popular de millones de españoles, también en el País Vasco, contra el terrorismo, contra la falta de libertad y contra el chantaje. Otra de las imágenes imborrables será la de los ertzainas quitándose el pasamontañanas y las sedes de HB atacadas por la gente, sí, la auténtica gente, harta de tanto oprobio. Fue el principio del fin. Pero no el final.
¿Qué queda de aquellos días fatales? Mucha memoria pero también carencia de pedagogía, para que nuestras generaciones venideras, y los jóvenes en la actualidad, aprendan la verdadera memoria histórica, la que vale, la que une, la que no divide, la que demuestra que una vez se pudo ser español y amante de la libertad desde San Sebastián a Sevilla desde Barcelona a Badajoz. La vileza no es solo exclusiva de quien empuñaba la pistola, también de sus cómplices políticos entonces y ahora y de todos aquellos que intentan frivolizar y diluir todo lo que le sucedió a Miguel Ángel Blanco y lo que aconteció en nuestro país a partir de ese momento, como la alcaldesa de Madrid y varios portavoces y diputados de Podemos y demás políticos miserables cuya empatía con las víctimas del terrorismo es inexistente. Por eso emociona recordar, que los políticos de la España de 1997 , de todo signo político, sí estuvieron a la altura de las circunstancias, y ¡qué circunstancias!. Hoy no corremos esa suerte y cabe preguntarse: ¿Qué hemos hecho mal?