El «tsunami» vacío

Lo de siempre en Barcelona: la policía, en este caso la Guardia Urbana, ayuda a los energúmenos en lugar de protegernos de ellos

La Diagona, cortada, esta mañana S. S.

Salvador Sostres

Las primeras horas de protesta en Barcelona no han registrado una indignación ciudadana sino más bien pelotones de estudiantes minoritarios y maleducados a los que inconcebiblemente se les ha permitido cortar la Diagonal como continuación de la pobre educación que ya se les ve que han recibido en casa.

Es lo de siempre en Barcelona: la policía, en este caso la Guardia Urbana, ayuda a los energúmenos en lugar de protegernos de ellos. Como se aprecia en la fotografía, no hay ningún motivo para cortar la Diagonal; como se aprecia en el vídeo, cuando logran ser unos cuantos, tampoco son demasiados.

La concentración de plaza Cataluña fue lo más multitudinario -sin ser gran cosa para el “tsunami” que se pretendía- y por lo demás Barcelona continuó con su ritmo habitual y cumpliendo su horario de oficina. Sólo vagos, pensionistas y extraviados en general dejaron de acudir a sus centros de estudio o de trabajo, como de todos modos hacen cada día, con la diferencia de que normalmente están en los bares o los clubs sociales y ayer se hicieron en la calle.

Se espera más folklore sobre las 2, en la pausa para comer, y ya luego a las 8, cuando termine la jornada laboral. Bien. Y como con Batasuna, los primeros sábados de mes. Así se organizan movidas con los amigos, pero no se cambia el mundo, ni siquiera Cataluña.

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