«Les ha salido la pizza por la culata»

El boicot y acoso independentista a un restaurante por no atender en catalán se transforma en una oleada de apoyo

Michela, atendiendo a unos clientes, en el restaurante Marinella INÉS BAUCELLS / Vídeo: Amenazas a una pizzería en Barcelona por no hablar catalán - Atlas

Fran Torres

Michela es italiana y lleva dos años viviendo en Barcelona . Es la propietaria del restaurante Marinella, situado en el popular barrio del Clot, que lleva dos años funcionando. Un negocio más en esta castigada Barcelona del Covid si no fuese porque su restaurante se hizo viral el pasado 11 de diciembre a raíz de unas pintadas que aparecieron junto a la puerta de entrada del local, y que reflejaban la cara más odiosa del independentismo ultra: «Habla catalán o emigra». Una amenaza, una incitación al boicot, que al final se ha vuelto en contra de sus promotores tras desatarse una ola de solidaridad que la propietaria agradece profundamente.

Todo empezó una semana antes, cuando tuvo un problema con un cliente : «Al decirle que no comprendía el catalán, ese señor empezó a preguntarme porqué no lo entendía y fue subiendo el tono de voz hasta llegar al punto de las descalificaciones personales. Quería atenderle de la mejor manera posible y, por eso, le pedí que me hablase más despacio y en castellano, con tal de yo poder entenderle y ayudarle». El cliente denunció vía Twitter la situación y lanzó una campaña de acoso y derribo hacia su persona y el restaurante. «Si hablas catalán, te vas sin pizza del restaurante», dijo. A partir de ahí, ante la avalancha de comentarios descalificativos que recibió, a Michela le bloquearon todas las cuentas de sus redes sociales. Luego vinieron las pintadas. Michela se reafirma. «No es verdad que yo no le vendiera la pizza porque hablase en catalán. Yo no le vendí la pizza porque me faltó al respeto a mi y a la gente que estaba aquí. Ya tenía su pedido listo», añade.

ABC se acercó a su restaurante para conocer de primera mano cómo se encuentra tras el revuelo generado: «Estoy muy contenta, aunque aún un poco asustada. Estoy teniendo mucho apoyo de la gente y eso me da ánimo para seguir adelante». Pero no todo fue aliento: «Hubo gente que pasaba por la puerta y nos miraba con cara de asco. Recibimos muchas llamadas con insultos. Espero que todo esto pueda cambiar y volver a la normalidad cuanto antes». «La gente piensa que no respeto la lengua catalana ni a los catalanes, y es mentira; me encanta vivir aquí, yo quiero vivir aquí y quiero aprender catalán, el tema es que tienes que dejar tiempo a una persona para que aprenda», se justifica.

La intolerancia, sin embargo , dio paso a la solidaridad, y tras las pintadas, el restaurante ha tenido un enorme apoyo por parte de la ciudadanía, y numerosos vecinos y vecinas del barrio se acercan al restaurante a dar apoyo. «No todos somos así», decía un matrimonio de mediana edad a Michela. «Les ha salido la pizza por la culata a los del boicot», bromeaban Dani y Sergio, que ayer se acercaron a comer y dar apoyo al negocio. Algunos clientes les han fallado, reconoce, otros los han ganado nuevos. Entre estos últimos, Carlos Carrizosa (Cs) o, ayer mismo, Miquel Iceta y Teresa Cunillera (PSC). Dirigentes del PP y de los comunes han expresado su solidaridad.

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