Jamón, payasos y un ojo puesto en «La Liga»
El independentismo forzó un pleno para ratificar a Quim Torra pero todas las atenciones estaban en Sánchez y el Congreso
«He dejado mi familia y he hecho cinco horas de coche para esto...». El pleno del Parlament convocado de urgencia por Quim Torra la noche del viernes pilló a contrapié a muchos diputados, que esperaban a los Reyes Magos fuera de Cataluña con sus familias. Uno, de Ciudadanos, confesaba a ABC que había venido ayer directamente desde Alicante para participar en la sesión extraordinaria organizada por el independentismo en pleno parón navideño.
Fuera de la cámara catalana, en medio del frío y la oscuridad invernal, unos pocos manifestantes convocados por la ANC y los CDR lograron penetrar el cerco policial forzando la verja del Parque de la Ciudadela (donde se encuentra el Parlament) para organizar una protesta que rápidamente languideció entre gritos de «Torra president» por el frío y la urgencia de corresponder con las compras propias de estas fechas. Otros, algo más previsores, anticiparon sus protestas contra la decisión de la JEC y la investidura de Pedro Sánchez por la mañana ante la Jefatura Superior de Policía de Barcelona. Allí se reunieron decenas de activistas, principalmente de avanzada edad, que acudieron a la cita ataviados con narices rojas y vestidos de payaso en una ingeniosa, por así decirlo, convocatoria de la Assemblea titulada «Estamos hasta las narices» .
Dentro del Parlament , la tensión y el posado grave que exhibían en sus discursos los diputados secesionistas no casaba con el ambiente distendido que reinaba en los pasillos. Felicitaciones de Navidad, deseos de un «próspero año nuevo» y una larga cola para pedir un bocadillo en el bar daban un aura de día de «vuelta al cole» a los grupos de diputados que minutos antes, acaban de denunciar un «golpe de Estado» a la Generalitat y al Presidente Quim Torra desde la tribuna de oradores. Por la mañana, los funcionarios del Parlament habían trabajado a contrarreloj para que diputados, asesores, periodistas e invitados tuvieran algo que comer. Hicieron bien porque justo al abrirse el restaurante, uno acudió con una comanda de 16 bocadillos. Los de jamón serrano estaban entre los más solicitados. Quienes no confiaron en encontrar el restaurante abierto, llegaron al Parlament con el «tupper» en la mano.
Cortos de alcaldes
El hecho de que el pleno tuviera lugar en periodo de vacaciones tampoco facilitó que el independentismo repitiera ayer una imagen habitual en estos plenos «históricos»: la de cientos de alcaldes soberanistas respaldando las decisiones del Parlament con sus varas de mando en la mano. En esta ocasión pocos se desplazaron hasta Barcelona para presenciar la sesión organizada para ratificar y reivindicar la autoridad de Quim Torra. La convocatoria de la Asociación de Municipios por la Independencia (entidad que pilotó Carles Puigdemont antes de ser presidente) apenas logró congregar a unas decenas de primeros ediles llegados de la Cataluña interior y rural. No llenaron la sala reservada para ellos y dejaron sus bastones abandonados mientras paseaban por el edificio. En los despachos y en los escaños, muchos estaban más pendientes de la investidura en el Congreso o de la jornada 19 de «La Liga» que del pleno de Torra.
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