Las exigencias de la CUP que han frenado los Presupuestos catalanes

La formación antisistema exigía desobedecer los límites de déficit, la creación de un impuesto sobre grandes fortunas y un referéndum sobre la deuda, entre otras propuestas

ABC. ES

La CUP lo tenía claro: los presupuestos catalanes serían «prerrepublicanos» y «postautonómicos» o no serían. De hecho, desde que la formación anticapitalista anunció el pasado 28 de mayo su intención de enmendar la totalidad de las cuentas catalanas, ya quedó claro que los números que había presentado el vicepresidente catalán, Oriol Junqueras, no eran satisfactorios para sus intereses.

Ni la partida de algo más de 800 millones de euros para gasto social ni la posibilidad de, una vez superado el primer trámite parlamentario, poder abordar alguna modificación de los tramos impositivos del IRPF, encontraron acomodo en las exigencias de la CUP.

«Los presupuestos que podríamos votar favorablemente han de plantear una desobediencia clara y frontal a las imposiciones del Estado español . y eso significa desobedecer los límites de déficit, la suspensión de leyes, la suspensión de sistemas de recaudación, así como los mercados financieros y plantear la reversión de las privatizaciones y de los recortes de los últimos años», aseguró la diputada de la CUP, Eulàlia Reguant, la primera vez que su partido dijo no a las cuentas catalanas.

En concreto, la CUP exigía al gobierno catalán que aplicase todas las tasas e impuestos suspendidas por el Tribunal Constitucional, un aumento de del IRPF hasta el 23,5% en las rentas que van de los 60.000 a los 90.000 euros anuales, la creación de un impuesto sobre grandes fortunas y un referéndum sobre la deuda.

En la última negociación, cuando el gobierno catalán se avino a recuperar los impuestos sobre depósitos bancarios y el de la producción de energía nuclear, ambos suspendidos por el TC, la CUP seguía reclamando la retirada del Consorcio Sanitario de Lleida, la aprobación de una renta mínima garantizada, la gratuidad del transporte público para parados, una inyección de 1.800 euros por plaza en las guardarías públicas, rebajar los sueldos de los altos directivos públicos y anular los conciertos con escuelas que segregan por sexo.

Entre sus demandas figuraba también una rebaja del IRPF en las rentas menores, recuperar el impuesto de sucesiones tal y como estaba en 2008 o dar marcha atrás en la reducción del impuesto sobre el juego, maniobra que el Gobierno catalán llevó a cabo para atraer inversores a BCNWorld, un proyecto que la CUP reclama ahora enterrar.

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