Una exdiputada de la CUP revela el «acoso machista» que sufrió en la cúpula del partido

«Pedí a la CUP que hiciera autocrítica pública y me dijeron que no», afirma Mireia Boya

Mireia Boya, en una imagen de archivo ESPERANZA GARCIA

M. Vera

La CUP tiene el feminismo entre uno de sus pilares ideológicos fundamentales. No es raro hablar a sus diputados en femenino ni abrir temas polémicos en lo que a la igualdad de género se refiere. Sin embargo, la retórica y el discurso del partido antisistema no evitó que una de sus dirigentes, la exdiputada Mireia Boya, sufriera «acoso psicológico machista» por parte de un compañero de filas mientras estaba en el Parlamento de Cataluña.

Aunque Boya se resiste a desvelar el nombre del maltratador, ha decidido relatar este oscuro capítulo de su paso por la política en un libro, «Trencar el silenci» (Ara Llibres, 2020) . «Me pregunté miles de veces qué hacía en el Parlamento de Cataluña si no era lo suficiente buena. Y la angustia, la ansiedad, el insomnio, irme a casa llorando...», ha explicado la exdirigente anticapitalista en una entrevista con el diario «Ara». Boye asegura también que ella no era la única sufrió casos de machismo dentro del partido. Según cuenta, en una ocasión escuchó a una dirigente del partido decirle a otra: «Si has de marchar ahora para recoger a los niños del colegio, no haber tenido hijos». «Eso es muy poco feminista» , lamenta Boya.

Por otra parte, la exdiputada autonómica afirma que llegó a ver a diputadas llorando en los baños del Parlamento catalán por el acoso que les infringía el mismo hombre que la maltrató a ella. «Cuando dimití recibí como treinta mensajes de mujeres militantes , regidoras y hasta alguna alcaldesa que me decían, 'a mi también me ha pasado esto'», apunta. Boya va un paso más allá y afirma que el acoso que sufrió -y la posibilidad de que se acabara «exiliando» por su papel en el 1-O- podrían haber precipitado que le acabaran diagnosticando la esclerosis múltiple que sufre ahora.

Preguntada sobre el nombre del acosador, se niega a desvelarlo, pero apunta que es un militante, y que en su círculo político se sabe de quién se trata. «Tiene dos denuncias (...), otras compañeras que también lo han sufrido no ha tenido fuerza para dar el paso» , afirma. Finalmente, Boya critica al partido por la respuesta que dio a su caso. «En la CUP tenemos un protocolo contra las agresiones machistas, ha habido una mediación y una serie de acuerdos de reparación», señala. Sin embargo, lamenta que el partido de Anna Gabriel se negara a dar respuesta en público a su casa y entonar el «mea culpa». «Pedí a la CUP que hiciera autocrítica pública y me dijeron que no», concluye Mireia Boya.

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