Coronavirus

«De Madrid al cielo»

Nervios, confinamiento y Twitter, un cóctel letal para mucho dirigentes de Junts per Catalunya, que dedicaron el primer dia de Estado de Alerta a intoxicar las redes

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Quim Torra da positivo por coronavirus

Carles Puigdemont, mirando su teléfono móvil EP

Miquel Vera

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Estado de alarma, confinamiento y Twitter . ¿Qué podía salir mal? A más de un político catalán se le atragantó ayer el cóctel y acabó dedicando su primer domingo de «aislamiento solidario» por la pandemia de coronavirus a llenar las redes de demagogia, odio y sandeces. La veda se había abierto la noche anterior, cuando algunos dirigentes del Govern se apresuraron a valorar en caliente y a golpe de tuit el amplio despliegue de medidas incluidas en el decreto de estado de alarma expuesto por el presidente, Pedro Sánchez .

En esta ocasión, el más veloz fue Damià Calvet , titular del departamento de Territorio de la Generalitat. Él analizó la nueva situación apenas unos minutos después de que empezara la comparecencia del jefe del Ejecutivo. El resumen hecho por Calvet de las medidas extraordinarias para frenar la pandemia fue algo previsible. «Anuncian todo lo que el Govern ya está haciendo, pero controlado por ellos, un 155 sanitario», afirmó. Sus conclusiones seguían a rajatabla el argumentario desplegado estos días por la Assemblea Nacional Catalana , que considera que las medidas excepcionales son una grave invasión competencial y una intervención encubierta de hospitales y policía. «Coronavirus para todos», ironizó la principal entidad secesionista en un mensaje difundido la noche del sábado a través de Telegram.

Ya al amanecer, el expresidente fugado Carles Puigdemont se sumó a las críticas. Desde su «exilio» en Bélgica, el líder de Junts per Catalunya (JpC) acusó a Sánchez de ser más contundente contra el autogobierno que contra el virus. «Pensará que la vacuna es la Constitución», aseveró. Su hito de ingenio en plena pandemia abrió la veda a una oleada de sesudos análisis de otros dirigentes del ejecutivo autonómico. La consejera de Empresa, Àngels Chacón (encuadrada a menudo en el grupo de dirigentes neoconvergentes menos radicalizados) centró sus observaciones en la campaña institucional desplegada por el Gobierno bajo el lema «Este virus lo paramos unidos». A la titular del departamento de Empresa y Conocimiento le pareció poco adecuada la gama cromática utilizada en la creatividad del anuncio y se preguntó porqué la palabra «virus» era amarilla. Desde su propio partido tuvieron que llamarle la atención y recordarle que ese es el color corporativo del Gobierno desde hace años. Chacón también obvió que el amarillo, además de servir para reivindicar la puesta en libertad de los políticos independentistas presos por el 1-O, se usa -desde hace décadas- para remarcar situaciones de alerta o peligro, como una pandemia global con miles de muertos.

La campaña gubernamental, que se distribuyó en la prensa impresa durante el día de ayer (también en las páginas de este diario) sirvió de munición para la diputada y dirigente de JpC Elsa Artadi . Según la regidora, suponía un caro gesto de «propaganda política» sin consejos prácticos. La exconsejera no debió comprar la prensa dominical ayer porque además del lema pidiendo unidad, una de las palabras favoritas de su partido, la publicidad gubernamental aportaba también una decena de consejos útiles e imprescindibles para detener la propagación del virus como lavarse las manos, quedarse en casa, no viajar o evitar lugares concurridos.

Con todo, fue Clara Ponsatí , consejera de Educación (sic) con Carles Puigdemont en 2017, quien ganó por goleada la competición de metidas de pata digitales del Dia 1 del estado de alerta. La ahora eurodiputada de JpC criticó la gestión hecha por el coronavirus en Madrid y compartió un artículo en el que se afirmaba que la situación en la capital era ya peor que en Lombardía (Italia) o Hubei (China). Nada fuera de lo normal en una dirigente considerada verso libre y ala dura del soberanismo. «De Madrid al cielo», apostilló poco después. Las repugnantes palabras de Ponsatí sacudieron la red e incluso compañeros de partido, como el diputado en el Congreso Sergi Miq uel (32 años menor que ella), tuvieron que recordarle hasta qué punto estaban fuera de lugar en un momento en el que los muertos por coronavirus en la capital se cuentan ya por cientos. Poco después, Ponsatí borró el tuit. Al cierre de esta edición aún no había pedido perdón.

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