Reabre la Casa-Museo Pau Casals en El Vendrell
Se ha restaurado el edificio y se ha actualizado la exposición permanente

Dos horas antes de que empiece el acto, en el entorno de la Vila Casals en la playa de San Salvador (El Vendrell) ya se nota que va a suceder algo importante. Policías locales, guardias civiles y mossos d'esquadra preludian la llegada del presidente de la Generalitat, la consellera de Cultura, el abad de Montserrat, la presidenta de la Diputación, el alcalde… y un largo etcétera. La Casa-Museo Pau Casals reabre tras una reforma en profundidad que, con una inversión de 2'5 millones de euros, ha permitido restaurar el edificio y acondicionarlo para adaptar la visita a los nuevos tiempos: más proyecciones, menos textos, más espacio, y pantallas táctiles.
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La ocasión, pues, es de las que merecen un buen despliegue de medios y discursos rimbombantes. El acto tiene lugar en los jardines de la casa, que nos regalan uno de esos atardeceres de los que disfrutó Casals antes de su exilio, en 1939, y que hemos disfrutado muchos de nosotros desde que hace casi 50 años la villa se abrió al público por primera vez.

Una línea bastante clara separa a los asistentes que veneran las cenizas de Casals de los que mantienen viva su llama. Entre estos últimos, su viuda, Marta Casals Istomin, que asiste al evento con la satisfacción de haber contribuido proseguir la tarea que su esposo emprendió, tanto en el terreno de la interpretación como en la del apoyo al talento joven y las causas pacifistas. A ella se añaden, con honores, el director general de la Fundación Pau Casals, Jordi Pardo, y la directora del Museo, Nuria Ballester. Capitanean un equipo humano que –a la vista están los resultados– está dispuesto a trabajar duro para recordarnos que hubo un músico universal que llegó al mundo desde estos rincones de la costa mediterránea. Ninguno de los tres tomó la palabra en el acto inaugural: fue suficiente con el abad de Montserrat, Manel Guasch, que además preside la Fundación: «El nuevo museo hace explicable el espíritu del maestro», resumió.
El resto de discursos, se decantó por la cenicienta veneración. Con esta inauguración se demostró que «tenemos la Cultura como prioridad», dijo la presidenta de la Diputación de Tarragona. Casals defendió la democracia y la libertad «en momentos de gran riesgo» y contra «los totalitarismos, los fascismos y sus cómplices», contó el presidente catalán, Pere Aragonés. Afortunadamente, el renovado Museo explica más cosas. Explica los humildes orígenes de Casals; su compromiso con sus conciudadanos; su generosidad con los necesitados; su valentía a la hora de defender la paz, pero también a la de montar una orquesta preocupándose por que sus músicos cobrasen bien y escogiéndolos entre el talento local.

En una de las proyecciones, Casals advierte: «El verdadero respeto por la música consiste en darle vida». Vamos, que si la Música fuese una prioridad de verdad, además de ir a la inauguración de la Casa-Museo de El Vendrell, algunas autoridades se habrían pasado por el Liceo para aplaudir al plantel de cantantes catalanes que está triunfando con 'La flauta mágica' bajo la batuta de Dudamel, o se irían guardando hueco en la agenda para cuando suceda lo propio con 'Norma' en el mes de julio.
Ajeno a todo esto se paseaba por los jardines el violagambista Jordi Savall. Él también tiene su opinión sobre el compromiso de las instituciones con la música. Evitando mezclarse demasiado con las autoridades, aprovechó la visita para, un poco a hurtadillas, hacerse una foto con la «carbasseta», la calabacita con la que el padre de Casals construyó para su niño algo así como su primer violonchelo. El espíritu del maestro.