Todos los hombres de Pau Casals
Una exposición en Barcelona y El Vendrell rememora el centenario de la fundación de la orquesta creada por el músico catalán
En 1919, el violonchelista, compositor y director de orquesta Pau Casals empezó a perfilar el proyecto de crear una nueva orquesta sinfónica que, al contrario de las que entonces existían en Barcelona, tuviese una plantilla estable y una actividad concertística regular y permanente. «Se encontró con la frialdad institucional», explica el director de la Fundación Casals, Jordi Pardo, «pero su convicción y el apoyo decisivo de un núcleo de colaboradores le permitió materializar su sueño».
El resultado se pudo escuchar por primera vez en el Palau de la Música Catalana , en Barcelona, donde la orquesta, bajo la batuta del maestro, debutó en octubre de 1920. Ahora se cumplen cien años de aquella fecha, y el Museo de la Música de la ciudad ha impulsado, junto con el Museo Pau Casals de El Vendrell, una exposición dividida en dos partes que podrá visitarse hasta julio en las sedes de ambas instituciones.
La Guerra Civil española dio al traste con el proyecto, y aun así «la relación de músicos que tocaron con la orquesta justifica por sí sola la exposición», asegura el director del Museo de la Música, Jaume Ayats. En poco más de tres lustros, la formación estrenó obras como el concierto para violín de Alban Berg y fue dirigida por personalidades de la talla de Stravinsky, Richard Strauss, Zemlinsky, Manuel de Falla, Ysaye, Turina, Schönberg, Koussevitzky y Korngold, por citar solamente algunas.
La parte de El Vendrell, además de incluir la visita a la Casa-Museo del músico, reflexiona sobre la dimensión de Casals como director de orquesta. Es una faceta suya que cultivó cada vez más a lo largo de su vida, pero siempre quedó ensombrecida a causa de su enorme éxito con el violonchelo. «Era tan buen director como chelista», asegura la directora del Museo Pau Casals y comisaria de la exposición, Núria Ballester.
En Barcelona, se propone un recorrido por la historia de la orquesta, cuya plantilla estaba mayoritariamente formada por músicos catalanes. «Esto demuestra el compromiso que Casals tenía con su país», explica Ballester, que señala además que Casals «pagaba bien a los intérpretes, y a menudo les ayudó económicamente» si tenían dificultades, «para profesionalizar la formación».
Pese a todos sus éxitos, los responsables de la exposición detectaron una notoria laguna que esperan poder corregir con la colaboración de los visitantes. El final repentino de la orquesta y la dispersión de sus músicos hace que hasta la fecha resulte prácticamente imposible saber qué fue de los maestros que formaron parte de su plantilla. Se conservan listas de nombres por un lado y fotos de grupo por otro, de manera que no es posible saber quién era quién en la Orquesta Pau Casals. Por eso, se ha situado al final del recorrido un gran plafón con una de las fotos de la orquesta ampliada. Si alguien reconoce entre aquellos hombres –no hay ninguna mujer en la foto– a algún pariente, puede contactar con los organizadores y ayudar a completar el puzzle y la historia de esta orquesta pionera, tan valorada y tan desconocida a la vez.