El purgatorio de los libros devorados, chamuscados, desmembrados y censurados
Una exposición muestra los daños más habituales que ha sufrido el fondo patrimonial de la Universidad de Barcelona
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Malheridos y devorados. Chamuscados. Pringados. Mordisqueados por roedores o habitados por diminutos ácaros. Mojados. Y, por supuesto, tachados y rayados. Censurados. Todo lo malo que le puede ocurrir a un libro, lo peor que le puede pasar a un fondo bibliográfico, al alcance de la vista (que no de la mano, no vaya a ser) en la Universidad de Barcelona, institución que ha decidido exhibir y compartir las cicatrices de su fondo bibliográfico . Un archivo patrimonial formado por un millar de incunables y más de 120.000 títulos impresos entre los siglos XVI y XVIII que, además de ejemplares excepcionales, atesora también un catálogo completo de atrocidades cometidas contra el papel impreso.
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«Identificamos tres categorías de afectaciones: los malheridos por la acción de los animales, humedades o incendios; mal uso por parte de los lectores y de los bibliotecarios; y el efecto de la censura eclesiástica que puede verse en numerosos volúmenes de la colección«, relata Neus Verger, responsable del CRAI Biblioteca Fons Antic de la UB. De esas categorías nace la muestra 'Malheridos. La huella del tiempo' y surgen vitrinas de de nombres tan elocuentes como 'Devorados', 'Chamuscados y mojados', 'Mutilados', 'Pintarrajeados' y 'Desmembrados'.
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Un completa galería de los horrores bibliográficos reconstruida en 14 obras sometidas a todo tipo de inclemencias. ¿Un ejemplo? Ahí están la primera edición de 'Moscovia', de Antonio Posevino, y la única copia conocida de una edición barcelonesa del siglo XVI de 'The History of Lapland', Johannes Sheffer, completamente mutiladas y reducidas a la portada y poco más. «Imaginamos que por falta de espacio y con la excusa de su mal estado de conservación, se decidió eliminar una gran cantidad de volúmenes de los que guardaron sólo las portadas –en ocasiones acompañadas de los preliminares- y las encuadernaciones. Hemos calculado que se lanzaron unos 67.000 libros, lo que significa la mitad de nuestro fondo actual», lamenta Verger sobre una práctica al parecer bastante habitual durante los años 30 del siglo XX.
Uno de los puntos débiles de la colección, reconoce Verger, es la huella de insectos bibliófagos en los volúmenes. Como muestra, un libro de sermones portugueses que apenas se puede abrir. «El 85% de los libros que custodiamos están carcomidos, no todos con la afectación que muestran las obras de la exposición, pero es algo que debemos afrontar. Es uno de los puntos débiles de nuestra colección», explica. El paso de los libros por diferentes sedes –desde los conventos originarios hasta la actual ubicación–, las largas permanencias en sarrias y la falta de recursos en los orígenes de la biblioteca universitaria son, apunta la exposición, las principales razones que explican que parte del fondo sufra los efectos de la carcoma.
En el apartado dedicado a los libros censurados destaca la 'Crónica de Núremberg', un incunable de valor excepcional del que el fondo de la UB custodia cinco ejemplares, tres de ellos expurgados. El episodio más comúnmente censurado corresponde al retrato y texto sobre la Papisa Juana. Según la leyenda, una mujer vestida con indumentaria masculina llegó al pontificado hacia mediados del siglo IX, hasta que fue descubierta al ponerse de parto en medio de una procesión, lo que impulsó un nuevo procedimiento previo a la entronización de los papas consistente en un examen genital a través de una silla perforada.
