Parón en la industria editorial: un Día del Libro sin Sant Jordi ni novedades literarias
El coronavirus obliga a los sellos a aplazar la publicación de libros ya programados
Si esto fuera un mes de abril normal, uno como los que conocíamos hasta hace cuatro días, el mundo del libro sería lo más parecido a una olla a presión: las librerías estarían desembalando pedidos y cuadrando horarios de firmas con las editoriales, los sellos bombradearían día sí día también con boletines de novedades y los periodistas andaríaos enfrascados en suplementos especiales y coloridos reportajes previos. Una vez más diríamos que abril es el mes clave para el sector, un puñado de semanas en el que el libro se juega buena parte de la caja del año. ¿Exagerado? Para nada. Sólo en Cataluña, la campaña de Sant Jordi representa (¿representaba?) entre el 5 % y el 8 % de la facturación anual para el libro en castellano y hasta el 15 % para el libro en catalán.
En 2019, sin ir más lejos, la caja final fue de 22,16 millones de euros. Además, Sant Jordi es el punto de partida de una temporada de festejos literarios que tradicionalmente se alarga hasta la Feria del Libro de Madrid, lo que explica que las editoriales concentren en el segundo trimestre del año el lanzamiento de muchas de sus grandes apuestas literarias. Lo mismo ocurre con la mayoría de los libros mediáticos, subgénero muy ligado al día de Sant Jordi y que en los últimos años se ha traducido en una ingente cantidad de instant books firmados por tertulianos, chefs televisivos, políticos presos o políticos a secas.
Este año, sin embargo, la crisis sanitaria del Covid-19 lo ha frenado todo en seco y, además de haber dado al traste con el Sant Jordi original, aplazado por el momento hasta el 23 de julio, y con la Feria del Libro de Madrid, reubicada en octubre, ha paralizado casi por completo el lanzamiento de novedades. Las editoriales han multiplicado esfuerzos a la hora de lanzar propuestas e incentivar la lectura y la compra online (la plataforma de venta Libelista, por ejemplo, ha duplicado sus ventas desde que empezó el confinamiento) pero, con idéntica rapidez, los catálogos de novedades han quedado en papel mojado.
Normal: con las librerías cerradas, nadie quiere arriesgarse a que la nueva novela de Paulo Coelho o Hilary Mantel acabe cayendo en saco roto. Y eso es precisamente lo que ha pasado con títulos que deberían estar ya en circulación como ««Un cambio de verdad», de Gabi Martínez (Seix Barral); «Con el amor bastaba», de Máximo Huerta (Planeta); «El fin del principio», de Manolo García (Aguilar); o «Niña, mujer, otras», de Bernardine Aparicio (AdN).
Retrasos
La mayoría de sellos han optado por retrasar lanzamientos unas semanas a la espera de ver cómo evoluciona la pandemia, pero también los hay que han preferido curarse en salud y pensar a largo plazo. Es el caso de Lumen, que ha reprogramado la nueva novela de Elena Ferrante para el próximo mes de septiembre ; o de Planeta, que ha trasladado a finales de mayo «Mujeres que no perdonan» de Camilla Lackberg.
En Anagrama, la crisis sanitaria ha dejado sin distribuir (y sin fecha para hacerlo) lanzamientos destacados de marzo como «Una dacha en el Golfo», de Emilio Sánchez Mediavilla; y «Los combatientes» e «Introducción a Teresa de Jesús», dos novelas de la Premio Nacional Cristina Morales que habían aparecido en otros sellos con anterioridad. También ha frenado la publicación de las nuevas novelas de Sara Mesa y Amélie Nothomb así como de «Amar a Lawrence», un ensayo de Catherine Millet.
Salamandra, por su parte, ha tenido que aplazar a 2021 la publicación de «Una familia normal», de Mattias Edvardsson, y «5 es el número perfecto», del dibujante Igort. Eso sí: se mantiene en parrilla la nueva novela de John Boyne, «Las huellas del silencio», prevista para mayo, así como nuevos títulos de Sofi Oksanen, Andrea Camilleri, James Salter y Pierre Lemaitre.
También RBA ha tenido que cambiar de planes y dejar en el banquillo novelas de Philip Kerr y David Joy y una versión ilustrada de «Mujercitas», mientras que Roca Editorial ha aplazado hasta el mes de mayo el lanzamiento de grandes apuestas como «El libro de la oscuridad II. La comunidad secreta», de Philip Pullman; «Depredadores», de Ronan Farrow; o la biografía de Waldo de los Ríos escrita por Miguel Fernández, de la que sí que se ha anticipado la versión digital.
Para Literatura Random House, la crisis del Covid-19 ha supuesto tener que retrasar a mayo y junio, respectivamente, dos lanzamientos marcados en rojo en el calendario como «Esto es placer», de Mary Gaitskill; y «Autobiografía», de José Luis Peixoto. Hasta octubre se retrasa «No digas nada», del estadounidense Patrick Radden, mientras que «Las hermanas Crest», la nueva novela da Sandrine Destombes, pasa de abril de junio.
Frenazo en catalán
Con todo, el coronavirus ha impactado con especial fuerza en el libro en catalán, que orienta gran parte de sus lanzamientos más importantes a la campaña de Sant Jordi. Así , desde la «Antologia poètica» de Joan Margarit que preparaba Proa a las nuevas novelas de Pilar Rahola, Care Santos, Anna Teixidor y Rafael Nadal, todas deberán seguir esperando.
Tampoco llegará, de momento, el habitual desembarco de libros «procesistas» que este año contaba con títulos estelares de Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Laura Borràs, entre otros. Ellos, como Lluís Llach, Sandro Rosell y Albert Pla, tendrán que encomendarse bien a ese Sant Jordi bis del 23 de abril o, en el peor de los casos, a la Setmana del Llibre en Català de principios de septiembre.
Noticias relacionadas