Sir John Eliot Gardiner:«A Beethoven le gustaba jugar con el peligro»
El británico inicia en Barcelona una gira con la integral de las sinfonías del alemán
Sir John Eliot Gardiner es uno de los más grandes expertos en música barroca en general y Johann Sebastian Bach en particular. Tanto, que a menudo queda en segundo plano el hecho de que su Orquesta Revolucionaria y Romántica fue fundada en 1989, precisamente, para interpretar el repertorio de Beethoven y sus sucesores.
En este terreno, pues, es también una referencia y de ahí viene la importancia de que esta semana esté interpretando en el Palau de la Música Catalana la integral de las sinfonías del músico de Bonn. Son cinco conciertos en seis días que solamente se pueden escuchar, aparte de en la capital catalana, en Londres, Nueva York, Chicago y Atenas. «Es uno de los momentos clave de esta temporada», asegura el director general del Palau de la Música, Joan Oller.
El Beethoven de Gardiner ha ido evolucionando desde que en los años noventa grabara ya todas sus sinfonías . En este tiempo, el director ha abordado también la integral de cantatas de Bach, y constata que la música de ambos discurre por caminos paralelos, pero solamente hasta los últimos años de Beethoven. Entonces, confluyen. En declaraciones a ABC posteriores a una breve comparecencia sin opción a preguntas que ofreció ayer, Gardiner reflexionó sobre este hecho: «No creo que «El clave bien temperado» de Bach, que es lo que estudió de pequeño con su maestro Neefe, supusiera una gran influencia para él, pero sí que quedó deslumbrado por la música de Bach más tarde, entre los años 1816 y 1818, y es algo que se aprecia en el contrapunto de las obras de su última etapa», incluída la Novena.
Dimensión política
Hoy, Gardiner se acerca a Beethoven por su dimensión política y filosófica. «Beethoven fue un animal político», aseguró, afirmación que justifica glosando tres de sus sinfonías. La Tercera tenía que ir dedicada a Napoleón, pero el músico borró la dedicatoria al conocer la deriva personalista que emprendía el otrora revolucionario líder. Con todo, lo importante para el británico es que «se trata de una serie de cuadros que describen a un héroe mítico, prometeico. Es en este sentido una obra muy filosófica y política», como también lo es la Quinta.
Es fruto de «un periodo en que Viena estaba entrando en un régimen político regresivo, conservador», y toda la sinfonía es un mensaje progresista en código, una «celebración del poder de la música abstracta para transmitir un mensaje político potente». «Le gustaba jugar con el peligro», bromea Gardiner.
Intelectual y músico a partes iguales, Gardiner ha ahondado también en la huella dejada por la personalidad artística de Beethoven sobre creadores posteriores de otras disciplinas: «Retrospectivamente, podemos constatar que ha tenido mucha influencia, pero en su momento pienso que fue al revés, fueron grandes figuras literarias las que influyeron en él, particularmente Schiller y Goethe».
Las partituras de Beethoven también lanzan mensajes para el siglo XXI. «Es un buen momento para preguntarnos qué pueden decir al público actual», considera el director, y pone un ejemplo: «Estuve ensayando la Novena la noche después de que Boris Johnson anunciara oficialmente la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea». «Yo deploro esa decisión, que me causa mucho dolor, y la Novena es el himno de Europa, de modo que celebro estar interpretándola con mi coro, británico y con un coro catalán, europeo, el Cor de Cambra de l’Orfeó Català, en Barcelona. Será un gran momento», explicó.
Precisamente, la Novena, que se escuchará en el Palau el viernes, será grabada por TV3 y quedará a disposición de los internautas de todo el mundo a través de la plataforma Palau Digital. Gardiner cultiva así su vínculo con la casa, ya que también en este lugar grabó la Quinta Sinfonía en 1994. Poco antes, en 1991, había dirigido en la sala modernista el Requiem de Mozart, justo el día en que se cumplían 200 años de la muerte del compositor.