La música clásica mece el destino de Europa este verano
Un recorrido detallado por las principales citas estivales del Viejo Continente
De nuevo, recorrer los festivales de verano equivale a jugar a la oca sobre un mapa donde cada cual busca la identificación. La fama de lo grandioso corre inevitablemente cercana al festival de Verona y de su Arena, donde unos cuantos títulos operísticos configuran el canon de la programación. Un aforo de 15.000 espectadores por función marca las diferencias. Este año, la máquina se fuerza con la presencia del director de escena Franco ZefFirelli y tres títulos inevitables: «Carmen», «Turandot» e «Il trovatore» . De manera más concreta, aunque siempre pensando en las multitudes, el festival de Bregenz coloca a su multitud de espectadores columpiados sobre el escenario flotante en las aguas del lago Constanza en una especie de ensoñación escénica. En 2016 vive de anteriores producciones, pero la visita es inevitable tarde o temprano.
Un paso adelante, los Proms londinenses son siempre un alarde de programación. La propia denominación del festival, diminutivo de «Promenade concerts» , surge a partir de la práctica de los espectadores de pasear en algunas áreas del Royal Albert Hall durante el concierto. No es menos revelador que su lema principal sea «The world’s greatest classical music festival» (El festival de música clásica más grnde del mundo), etiqueta imposible sin un público fiel que, durante casi dos meses, llena algo más de 5.500 localidades .
Durante dos meses se escucharán treinta estrenos y, de forma prodigiosa, se reunirá en una semana de septiembre a Blomstedt, Jordan, Young, Christie, Rattle, Dudamel , Barenboim , Thielemann y Alsop dirigiendo a sus respectivas orquestas. Antes se habrá escuchado en concierto «Boris Godunov» con Terfel y Pappano y «El caso Makropulos» con Mattila y Belohlávek. La página web es formidable: da idea de un festival que impresiona por lo inabarcable y que sabe lo importante que es la difusión. El apartado «Where to start» es toda una declaración de principios para quien quiera encontrar su concierto favorito, aunque sea «Classical for Starters» . Cualquiera tiene cabida al lado de los «prommers» y su codiciada localidad en la arena, desde donde jalean las incidencias, especialmente en la famosa «Last night».
La especialización es un sello que caracteriza a muchos festivales del verano. Por ejemplo, la Schubertiade de Hohenems con cuarenta años de historia difundiendo el lied. Para conmemorarlo propone, desde el año pasado, interpretar la integral de las canciones escritas por Franz Schubert con la ayuda de voces que son la referencia actual en el repertorio. Otra marca que hace imagen es la del Rossini Opera Festival o festival de Pesaro que este año recuerda que hace veinte se presentó allí Juan Diego Flórez , protagonista de una nueva producción de «La donna del lago» dirigida escénicamente por el colorista y nada superfluo Damiano Michieletto .
Otro aniversario revelador es el del Festival Castell de Perelada , en el Alto Ampurdán, que conmemora su trigésimo aniversario con una importante gala lírica y proponiendo el estreno de una nueva producción de «Turandot» dirigida por Mario Gas con escenografía de Paco Azorín.
También cerca, Santander y la Quincena donostiarra suelen compartir ideas y alguna novedad. En ambos lugares se podrá escuchar a John Eliot Gardiner que este verano lleva a lugares muy diferentes de Europa la «Pasión según san Mateo» . Glyndebourne sigue tratando de descubrir cantantes y, al tiempo, estrena dos nuevas producciones del rossiniano «Barbero de Sevilla» y «Béatrice et Bénédict» , de Berlioz. Aquel es un espacio idílico, muy distinto al acalorado Bayreuth, donde todo se remueve desde que Christian Thielemann se convirtió en director musical imponiendo opiniones que, de momento, llevaron a Andris Nelsons a abandonar la dirección musical del esperadísimo «Parsifal».
También se presenta como nuevo director musical del Festival de Lucerna Riccardo Chailly después de la desaparición de Abbado y Boulez. El concierto inaugural con al octava sinfonía de Mahler puede ser una revelación de la que participará el Orfeón Donostiarra . Y en un alarde de óperas, conciertos, recitales y teatro, Salzburgo anuncia el estreno de «The exterminating angel» de Thomas Ádes, la repetición de la espectacular «West Side Story», con Dudamel y Bartoli, y una relación notable de nombres: Stoyanova en la nueva producción de «Die liebe del Danae», Netrebko en «Manon Lescaut», Domingo en «Thais», Flórez en «Il templario» de Niccolai y Beczala en «Fausto». También ellos dan forma al universo musical del verano.