Exposición
Hiroshi Sugimoto o la cámara del tiempo
La Fundación Mapfre se adentra en la obra del fotógrafo japonés
Llegó a Nueva York en 1970 y se quedó. Hiroshi Sugimoto pasa muchas horas al día en su taller que define como una caja negra donde apenas hay luz. En este laboratorio se gestan las sorprendentes fotografías que han conquistado a un público internacional.
Ahora tenemos la oportunidad de conocer su trabajo de cerca gracias a la exposición «Black Box» en la Fundación Mapfre de Barcelona que recoge cinco series del artista.
El comisario Philip Larratt-Smith sitúa a Sugimoto en una posición híbrida entre el arte conceptual y las técnicas tradicionales: «Ha reinterpretado la fotografía tradicional y utiliza las diferentes posibilidades de la cámara».
El título de «Black Box» nos habla del significado técnico y metafórico de estas series. A sus fotos les acompaña un silencio inquietante pero él mismo subraya que no es un silencio intencionado. La serie de «Seascapes» (paisajes marinos) nos remonta a cómo fueron los océanos hace miles de años. «Son paisajes muy provocadores que nos transportan al pasado», concreta el comisario.
Aún más inquietantes resultan los retratos de Enrique VIII, Fidel Castro o Yasser Arafat que hacen dudar al espectador en varias direcciones. Son obras creadas a partir de montajes muy calculados. El fotógrafo colocó cada una de las figuras de cera sobre un fondo negro para conseguir una pátina monumental y utilizó un negativo de gran formato con lo que consigue una gran definición. El resultado es siniestro.
Animales embalsamados
Otro de los juegos que propone es recuperar los paneles de paisajes prehistóricos del Museo de Historia Natural de Nueva York donde los protagonistas son animales embalsamados que parecen reales. Estas fotos son perfectas para explicar que Sugimoto utiliza la cámara como una máquina del tiempo que le permite volver a los orígenes de los seres humanos. Sugimoto no pasa por alto que sufre un poco de necrofilia.
La fotografía es una forma de congelar los recuerdos. Sus series están vivas y seguirán vivas mientras viva aunque reconoce que tiene graves problemas con el material con el que trabaja. «El papel en el que imprimo cada vez es de peor calidad y los carretes están desapareciendo; pronto tendré que fabricar mis propios carretes».