Kickstarter

Adiós al «like», llega la era del mecenas digital

Una plataforma nacida en Nueva York impulsa proyectos artísticos y creativos a golpe de click

Kickstarter nació en 2008 en Nueva York, ahora impulsa proyectos de decenas de países ABC

Miquel Vera

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Además de dar voz a artistas de todo pelaje mientras se retuercen los discursos artísticos hasta el extremo, el Sónar sirve también de trampolín para iniciativas y empresas que compiten por presumir de riesgo y creatividad en el Sónar+D (el «alter ego» profesional del festival barcelonés). Entre ellas, destaca «Kickstarter», un portal pionero en el micromecenazgo cultural radicado en Nueva York que acude a Barcelona para presumir de las últimas creaciones -algunas, muchas, de lo más disparatadas- que han apadrinado sus miles de mecenas. La filosofía de los fundadores de esta compañía es clara: la era de la dictadura del «like» en la redes debe llegar a su fin.

¿Qué toca ahora? Crear herramientas para que personas que inquietudes (y algo de suelto) puedas financiar creadores, inventores, artistas o DJs en busca de fondos. «La gente está empezando a entender que si quieren que se creen cosas y que se creen de forma independiente se tienen que involucrar activamente», explica a ABC la responsable de Diseño y Tecnología del portal, Heather Corcoran. Desde esta plataforma resaltan que su radio de actuación abarca todas las disciplinas de la creación humana del cine a la música, pasando por la tecnología o la moda. «Uno de los retos para cualquier artista es decidir si quieren encerrarse en un estudio y esperar a que alguien catapulte su obra, lo cual solo pasa a unos pocos, o si usa todas las herramientas a tu alrededor para sacar su idea adelante», añade.

El funcionamiento de Kickstarter es simple. El artista plantea su proyecto a la «comunidad» de mecenas y se marca un objetivo de recaudación y un límite de tiempo para lograrlo. Si consigue convencer los paladares de los mentores con su idea, esta sale adelante. Una vez fructifique, quienes hayan aportado reciben una recompensa, habitualmente una unidad del producto o pieza que hayan respaldado, sea música, película, pieza artística o aparato tecnológico. En el caso contrario, su dinero es devuelto. Con este sistema se multiplican los donativos y se minimiza el riesgo. «Los donativos rondan los 25 dólares y los proyectos piden desde unos pocos cientos de euros hasta millones para lanzar grandes producciones o aparatos rompedores», resalta Corcoran.

En el Sónar+D

En estos momentos, los países en los que esta plataforma cuenta con más adeptos son Estados Unidos y Reino Unido . Sin embargo, las garras de la plataforma, que ha impulsado decenas de miles de proyectos desde 2008, llegan también hasta España. En nuestro país, la firma barcelonesa Tropicalfeel logró recaudar más de dos millones de euros para impulsar sus zapatillas de diseño. Otros proyectos españoles como «el saxofón más pequeño del mundo» o «Peak oil», un juego de mesa sobre la crisis económica también se han abierta camino en este portal.

Al final, el objetivo de este nuevo «mecenazgo de masas» no es más que refrescar en la red la vieja tradición recoger fondos entre la comunidad para construir monumentos por «suscripción popular». Hoy, los proyectos impulsados y expuestos en Barcelona son tan variopintos como un globo «lunar» que replica hasta el último cráter la ortografía del satélite o un pequeño dedal electrónico que identifica los colores y convierte en sonido todo lo que toca con él. El resultado es puro «Sónar».

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