¿Tranvía encarrilado?

Colau espera encauzar durante este 2017 la polémica conexión de Trambaix y Trambesòs por el centro de Barcelona pero necesita el acuerdo político, todavía lejos de llegar

El tranvía tendría que circular entre Francesc Macià y las Glòries INÉS BAUCELLS

ANNA CABEZA

Más de 15 años con el proyecto en mente. Desde que en 2004 Barcelona estrenara su Trambaix y Trambesòs en ambos extremos de la ciudad, la unión de los dos tranvías, en principio por la avenida Diagonal, ha sido objeto de debate y de unas cuantas promesas electorales que hasta ahora no han llegado a buen puerto.

El proyecto, de hecho, llegó a parecer definitivo cuando en 2010 el entonces alcalde socialista Jordi Hereu lo llevó a consulta ciudadana. La renovación de la Diagonal fue la excusa para incorporar el proyecto del tranvía en la actualidad municipal, pero su plan fracasó, y le costó la alcaldía . En el siguiente mandato, Trias impulsó un «lifting» en la avenida que indirectamente enterró cualquier proyecto de unión de las redes.

A pesar de estar más que aparcado, Colau volvió a poner sobre la mesa la conexión de Trambesòs y Trambaix , un proyecto que promete ser la estrella –o el gran fracaso– de su mandato y quizás la mayor transformación de la ciudad para la próxima década. Por ese motivo, a principios de año, la unión saltó al orden del día de las reuniones del Pacto por la Movilidad.

Allí quedó claro que esta vez el proyecto del tranvía unido estaba más encarrilado. El consistorio puso fecha – inicio de obras durante 2017 –, previsión de coste –unos 200 millones de euros– y solicitó unos e studios técnicos sobre la viabilidad de la conexión. Estos informes debían analizar al detalle cuestiones relacionadas con la accesibilidad, topografía, ubicación de las estaciones, instalación de los raíles y afectaciones para todos los usuarios de la vía pública.

«Todos los informes hechos hasta ahora dejan claro que la opción de impulsar la conexión por la Diagonal, y descartar otras vías, es la mejor» , inciden desde el Ayuntamiento a ABC. En esa línea, el gobierno municipal pactó en marzo con la Generalitat el impulso de esta infraestructura, en un acuerdo por el que el el gobierno catalán cedía todas sus competencias sobre el tranvía a la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM), gestionada, entre otros, por los ayuntamientos.

Desde entonces, el gobierno ha seguido concretando convenios con la ATM y también a nivel interno con tal de hacer avanzar la tramitación administrativa del proyecto, con licitaciones y adjudicaciones técnicas. Paralelamente, el Consistorio asegura que está intentando avanzar con todos los grupos de la oposición para conseguir el crucial consenso político que permita tirar adelante el proyecto.

«Queremos hablar con todos los partidos», reiteran fuentes municipales a este diario. A la espera de este consenso, el Ayuntamiento confía en conseguir el visto bueno que permita a finales de 2017 arrancar los trabajos. El diálogo, al que le queda mucho por madurar, tiene de momento a la oposición muy escéptica –de hecho, el proyecto llegó a unir hace nueve meses a CiU, C’s, ERC, PSC y PP en un manifiesto unitario contra el tranvía– y crítica ante la poca predisposición a debatir el plan .

Dudas del RACC

En medio de las discrepancias políticas, un estudio del RACC que fue presentado hace tan solo diez días ha hecho saltar de nuevo las alarmas porque alerta de que la conexión aumentaría considerablemente el tiempo de los desplazamientos realizados en autobús y vehículo propio y, consecuentemente, empeoraría las emisiones contaminantes en la ciudad. El estudio simula la puesta en marcha de la conexión e incluye sus cambios en la regulación semafórica y la influencia que tendrá sobre los diferentes formas de transporte y la calidad del aire.

Horas después de que el RACC hiciera público el informe, el Ayuntamiento contraatacó la información con una comparecencia del director estratégico del proyecto, el exconsejero convergente Pere Macías , en la que insistió en que «el tranvía por la Diagonal mejora el transporte público y no empeora el privado».

El consistorio agradeció los apuntes del RACC pero dejó claro que ya se están estudiando alternativas y soluciones a los posibles problemas que surjan con la conexión. Por ejemplo, detalló Macías, se está analizando que los buses puedan utilizar la traza del tranvía para circular. Los nuevos estudios municipales se harán públicos, si todo va bien, a lo largo del primer trimestre de 2017.

Por los últimos movimientos y declaraciones sobre el futuro del tranvía, se intuye que el consistorio tiene las ideas muy claras y el «planning» a seguir, pero la oposición no ha cedido mucho. Esta misma semana, por ejemplo, en el pleno municipal la alcaldesa se comprometió a petición de CiU a no tomar ninguna decisión sin el consenso político necesario. Con el proyecto encarrilado, y pendientes del más que importante consenso político , habrá que ver como Colau se abre a dialogar con la oposición.

Proyecto en manos de convergentes

Además de Macías, el tranvía de Barcelona ha incorporado a otro exconvergente a sus equipos de dirección. El exconsejero de Infraestructuras e Interior, Felip Puig, ha sido nombrado nuevo presidente de Tram , que es el operador privado de las redes de Trambaix y Trambesòs. La designación, sin embargo, no gustó al gobierno municipal. La edil de Movilidad y presidenta de TMB, Mercedes Vidal, dejó claro que no están de acuerdo con el nombramiento de Puig y que abogan por aumentar el peso público de la actual concesión con la conexión de las dos redes. «Creo que Felip Puig no estará muy de acuerdo con este punto. Tal vez desde la CUP nos podéis ayudar a defender el interés público», aseguró Vidal.

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