Las víctimas del pistolero de Tarragona piden paralizar su eutanasia para que sea juzgado
La defensa de los dos mossos heridos invoca el derecho a la tutela judicial efectiva, para evitar que el acusado, en prisión provisional, muera antes de que exista una sentencia
Prisión para el vigilante de Tarragona que disparó a tres compañeros y un mosso

La defensa de los agentes de los Mossos d'Esquadra heridos por el pistolero de Tarragona, Marin Eugen Sabau , reclama a la Justicia paralizar su eutanasia para que sea juzgado. En un escrito al que ha tenido acceso ABC, el abogado de los policías recuerda que el Hospital Penitenciario de Tarrasa (Barcelona), donde el vigilante de seguridad cumple prisión preventiva, «no tiene facultad alguna para dar muerte a un investigado» que se encuentra encarcelado por orden judicial.
Sabau, de 46 años y origen rumano, sufre una lesión medular irreversible tras ser alcanzado por un disparo de la Policía catalana durante su detención el pasado diciembre, cuando tiroteó a tres empleados en la sede de su empresa, Securitas, y luego se dio a la fuga. Fue durante su huida cuando lesionó a los dos policías. Ahora, según avanzó la Cadena Ser, ha pedido acabar con su vida y el médico que lo atiende, tras exponer el caso al equipo del Consorcio Sanitario de Tarrasa, ha aceptado iniciar el procedimiento.
Se plantea así un dilema jurídico sin precedentes en España, por el que una juez tendrá que decidir si prevalece el derecho a morir, amparado por la ley de la eutanasia , o el de la tutela judicial efectiva para las víctimas. Según apunta desde el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona (ICAB) el letrado Alejandro Gámez, el primero es un derecho personalísimo que prevalece sobre todos los demás, mientras que continuar con el procedimiento penal no lo es.
Aún así, el escrito de la acusación, remitido esta mañana al Juzgado de Instrucción 5 de Tarragona , reprocha que la decisión de avalar la muerte del acusado parece olvidar el fin último de la prisión provisional, «que no es otro que dejar a disposición judicial a un investigado o procesado. Practicar la eutanasia por quien tiene la obligación de asegurar que el reo esté a disposición del tribunal es una decisión injustificable», apunta.
En conversación con este diario, el letrado de los agentes, José Antonio Bitos, ha subrayado que aceptar la petición de acabar con la vida del pistolero supondría una vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva de las víctimas . Es decir, evitar que el ataque perpetrado por el hombre sea juzgado y condenado. «Un presunto asesino no puede esquivar ni el juicio ni una condena mediante eutanasia. Debe ser el órgano judicial quien deba acordar todas las medidas de protección necesarias para evitarlo», reza el texto.
Ahora está en manos de la instructora estimar o no la solicitud de la acusación. En caso de no hacerlo, tras el informe médico que ha determinado que Sabau sufre un padecimiento grave e inhabilitante –tal y como exige la ley–, éste podrá acabar con su vida, lo que significaría poner punto final a la vía penal, y a las víctimas solo les quedaría recurrir a la vía administrativa para buscar resarcimiento. En caso contrario, si el juzgado paralizase la aplicación de la eutanasia, el tirador aún podría recurrir dicha decisión ante la Audiencia Provincial.
Cinco heridos
Fue el pasado 14 de diciembre cuando Sabau hirió a cinco personas en Tarragona. Tres compañeros de su empresa de seguridad, a quienes disparó con armas largas, así como a dos mossos durante su huida -uno de ellos, también recibió un balazo-. Todo comenzó pasadas las once de la mañana cuando el sistema de la Policía catalana registró la siguiente alerta: «Una persona ha entrado en las oficinas de Securitas en Tarragona y ha efectuado diversos disparos con arma de fuego. Habría tres personas heridas. La persona ha huido del lugar». Lo hizo en un vehículo Citroen Xsara.
El aviso se acompañó de los datos del sospechoso: un hombre de 45 años y nacionalidad rumana, que «pertenece a un club de tiro» y «tiene licencia para cinco armas de fuego». Se activó entonces el dispositivo 'jaula' en la ciudad, es decir, el cierre policial del perímetro para evitar que el pistolero huyese.
A las 14.30, los Mossos cercaron al sospechoso: «persona localizada en una masía/caseta de campo, donde habría introducido el vehículo en el interior de una especia de almacén», en el término municipal de Riudoms.
Quince minutos después, los integrantes del Grupo Especial de Intervención (GEI) «tienen contacto visual con el agresor». Se establece un perímetro. Dos horas más tarde, tras un intercambio de disparos, los agentes de la unidad de élite de la Policía catalana lo neutralizaron.
El vigilante, al que atendió el Servicio de Emergencias Médicas (SEM), fue trasladado en helicóptero hasta un hospital de Barcelona, donde ingresó en estado crítico. Tras pasar varias semanas en coma, se estabilizó, aunque sufre una lesión medular irreversible , a causa de los disparos para detenerlo.
La causa contra el vigilante está abierta por tentativa de homicidio, atentado contra la autoridad y tenencia ilícita de armas. Y es que además de disparar contra un mosso que le dio el alto en la rotonda de Mas Pujol, otro agente sufrió una lesión en una pierna tratando de perseguirlo.
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