Tormenta política por el colapso de tráfico tras la inauguración del túnel de Glòries

El Ayuntamiento avisó de que los primeros días se generarían atascos, pero la oposición duda de que este problema se solucione con el tiempo

Acceso sur al túnel de Glòries, un día antes de su entrada en funcionamiento EP

Jordi Martínez

La puesta en marcha de una de las infraestrcuturas más esperadas en Barcelona, el túnel bajo la plaza de las Glòries, ha provocado una tormenta política tan colosal como el colapso viario que la apertura generó, con retenciones kilométricas en los accesos a la ciudad por la Gran Vía desde el Besós. Esta infraestructura pretende retirar el tráfico rodado de las inmediaciones de la nueva plaza de las Glòries, la ‘supermanzana’ más grande del Ayuntamiento presidido por Ada Colau y piedra angular de su reforma urbanística. El túnel cuenta con seis carriles –tres por sentido– y ya en diciembre se inauguró el vial que salía de la ciudad. La noche del sábado al domingo abrió definitivamente en sentido centro, y no presentó ningún problema hasta la hora punta del lunes, cuando se registraron atascos de varios kilómetros.

Las colas en la Gran Vía eran más largas de lo común, rebasaban el Besós y se hacían evidentes ya desde el enlace de la Ronda de Dalt. Los responsables municipales apuntan que el atasco se debe a que los conductores no están habituados a la nueva infraestructura, que cuenta con nuevos semáforos y cambios de rasante pronunciados. «Será cuestión de tiempo que la situación se normalice», informó el lunes el gerente de Movilidad e Infraestructuras del Ayuntamiento, Manuel Valdés, que sigue la actualidad del túnel con optimismo y asegura que las retenciones fueron equivalentes a las de la semana anterior.

Críticas generalizadas

La infraestructura ha costado casi 200 millones de euros y durante los próximos días se verá el efecto real que tiene sobre la movilidad barcelonesa. En principio –como dice Valdés–, el tráfico se acostumbrará al túnel y agilizará el paso por este enclave estratégico en pleno centro. Sin embargo, cabe la posibilidad de que esto no suceda así, y que este tramo se convierta en un dolor de cabeza permanente. Por ahora, el Ayuntamiento ha instado a utilizar el transporte público para acceder a la ciudad o, en caso de seguir utilizando el vehículo privado, salir antes de casa y planificar bien la ruta a seguir.

A propósito de los atascos generados por el túnel de Glòries, Elsa Artadi, líder de Junts en el Ayuntamiento de Barcelona, ha criticado la falta de rigor a la hora de trabajar de los comunes y los socialistas. Ha calificado de « surrealismo máximo » la situación y ha afirmado que la inauguración del túnel solo ha traído caos y problemas de congestión en los accesos de Barcelona. «Hay que poner remedio y ofrecer alternativas», ha dicho.

El concejal de Esquerra Max Zañartu, que en noviembre escribió en Twitter «Barcelona empieza a ver la luz al final del túnel », se ha comido sus palabras y ha calificado la situación de «previsible». Peores fueron las críticas de Josep Bou (PP), que habló de «nuevo desastre de Colau y Collboni», o las de Luz Guilarte (Ciutadans), que planteó que esta medida aumenta la contaminación de la ciudad, lejos de reducirla, como se pretende. «Es un cuello de botella en la Gran Vía», dijo la concejal.

La plaza de las Glòries fue ideada con el Ensanche por Ildefons Cerdà, en 1859, como la confluencia de la Diagonal, la Meridiana y la Gran Vía. Actualmente se encuentra en pleno proceso de transformación . Pretenden convertirla en un lugar de nueva centralidad y en el punto de encuentro de ejes verdes y cívicos. Las obras empezaron en 2014, cuando se derribó el anillo vial que la rebasaba por encima. En 2019 se inauguró el parque, y ahora está a punto de terminar con la apertura definitiva del túnel de un kilómetro de longitud que la atraviesa por debajo, a 25 metros de profundidad.

Con la puesta en marcha de este túnel, la plaza queda liberada de los 43.000 vehículos que entraban a la ciudad a través de la C-31. El nuevo orden circulatorio ha eliminado el acceso a la Gran Vía desde la plaza y solo podrán entrar en esas calles los vecinos, transporte público y vehículos autorizados. Para salir de la C-31 los vehículos podrán seguir haciéndolo, antes del túnel, por el Poblenou, o ya atravesado el túnel, por las calles Padilla y Marina. Los barrios afectados por el tráfico son: Sagrada Família, El Clot, Fort Pienc y Parc y la Llacuna del Poblenou.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación