Ramón de España: «La izquierda sigue confundiendo catalanismo con progresismo»

En «Idiocracia» el periodista observa con preocupación la «expansión de la estupidez en todos los ámbitos»

Ramon de España, en una imagen reciente ISABEL COIXET

SERGI DORIA

Después de pasar por «El manicomio catalán» (2013) y analizar «El derecho a delirar» (2014), Ramón de España define la «Idiocracia» (Ediciones B) como la forma de cargarse una democracia en solo treinta años. El título proviene de una película, «Idiocracy» (2006), tan admonitoria como fracasada, en la que Mike Judge hacía buena la divisa cervantina según la cual «cada día que amanece el número de necios crece». Felizmente recuperado de un infarto, el periodista ha suprimido la cafeína de los cafelitos pero no ha rebajado las dosis habituales de mordacidad.

¿La idiotez domina la aldea global que profetizó Mac Luhan?

Observo preocupado la cretinización mundial de la que Donald Trump es un claro exponente.

Afirma que los nacionalistas son los pioneros de la idiocracia…

Los nacionalismos nos han impedido disfrutar de una democracia normal: primero la ETA matando gente y luego los nacionalistas catalanes con el agitprop de la lengua en la educación. Desde el triunfo en los años ochenta de Pujol en Cataluña tenemos un Régimen. Solo has de cambiar algunas palabras, el idioma y la bandera, pero el nacionalismo supremacista es el mismo. He llegado a la conclusión de que el nacionalismo es la continuación del franquismo. Ellos y los cuatro fachas de siempre.

Pero los nacionalistas aseguran que los demócratas de verdad son ellos y los demás no, porque no quieren el referéndum…

Los nacionalistas se ciscan en la democracia con sus referéndums de chichinabo. Desobedecen al Tribunal Constitucional, se saltan la ley… Si se llama al orden replican que se está judicializando la política.

¿Y de la política española que nos dice?

Con una izquierda tan imbécil como Podemos o las CUP, el PP gobernará muchos años. La izquierda sigue confundiendo catalanismo con progresismo: odia el nacionalismo español, pero considera progres a los nacionalismos vasco y catalán. Con decirle que Ramón Cotarelo ve en Puigdemont a un estadista ya está dicho todo. Los ideólogos idiócratas que jalean a Podemos son esos marxistas viejunos que no consiguieron en su día la cátedra universitaria por la que habían medrado. Por eso se agarran a causas imbéciles para sacar lo que se pueda. He mencionado al «catalanista» Cotarelo, como podríamos recordar a Alfonso Sastre cuando se hizo abertzale.

Diciendo estas cosas tan nacionalmente incorrectas le van a dar la brasa en twitter…

No tengo twitter porque me parece el rincón del demente. Solo estoy en Facebook que viene a ser el club de los corazones solitarios.

Además de periodista y escritor, Ramón de España dirigió en 2005 la película «Haz conmigo lo que quieras» y si su salud cardiaca se lo permite en 2017 rodará «Hablemos del amor» con Joaquín Reyes, Carlos Areces y Martina Klein. ¿No se ha planteado nunca un documental al estilo Michael Moore sobre el Procés?

Podría y debería hacerse, porque hasta ahora solo se han promocionado cosas independentistas como «L’endemà» de Isona Passola. El cine español es muy timorato. Yo tenía escrito un guion titulado «La ola perfecta» que al final lo hube de reciclar en una novela gráfica en 2012. Se lo había llevado a los hermanos Almodóvar, pero la subtrama que aludía al terrorismo etarra les asustó. En España tenemos fama de «echaos palante», pero a la hora de la verdad somos pusilánimes. Sobre todo, los catalanes. Fíjese cómo nos hemos dejado controlar por una gente que no es la mayoría, pero que invoca a todas horas el mandato popular.

¿Y cómo ve el Procés?

Aunque se hagan los chulos en Madrid, al estilo clan gitano de Farruquito que acompaña al primo Quico, los independentistas saben mejor que nadie que si se echan al monte esto será un remake del 6 de octubre de Companys en 1934. Que inhabiliten al Quico a la gente se la pela.

Pero ellos lo presentan como la «revolució dels somriures»…

Una revolución la hacen los desesperados con mucha hambre y mucha mala leche y no una pandilla de burgueses con segunda residencia en Cadaqués. Eso sí, se juntan con los de las CUP y cada líder de la CUP lleva dentro un comisario…

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