Intervención pionera

Primera operación en España de una placenta de riesgo severo para las madres en un quirófano híbrido

Operar en estos espacios las placentas accretas, que se fijan en la pared muscular del útero y lo arrastran en el parto con gran riesgo de sangrado, optimiza la intervención y mejora la seguridad de las pacientes

Un momento de la intervención en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona Vall d'Hebron

Esther Armora

La relación entre la placenta y el útero suele ser amable. Cuando se produce el parto, la reducción del volumen del útero favorece la separación de éste con la placenta. En el caso de la placenta accreta, una patología que se produce cuando ésta invade la pared muscular del útero impidiendo su normal expulsión tras el parto, esa supuesta relación de amistad se pierde.

El intento de extracción manual de la placenta durante el parto comporta un riesgo muy elevado de sangrado importante , que puede ser masivo y poner en riesgo la vida de la madre . Desde su puesta en marcha en diciembre de 2014, la Unidad Multidisciplinaria de Placenta Accreta (UMPA) del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona , pionera en el Estado, ha logrado reducir drásticamente las complicaciones asociadas a esta patología que afecta a una de cada 530 mujeres embarazadas. Gracias a esta especialización, se ha pasado de un 45 por ciento de casos de hemorragia a entre un 10-15 por ciento, según señalan fuentes de la citada Unidad.

Con el fin de optimizar la intervención y reducir los riesgos de morbimortalidad para las pacientes, la Unidad de Vall d'Hebron ha llevado a cabo la primera operación de este tipo en España en quirófano híbrido (una sala que combina el espacio quirúrgico con sistemas de imagen radiodiagnóstica), de forma que, si se requiere embolización para controlar un sangrado importante, se puede llevar a cabo en el mismo quirófano.

«Poder tener en un mismo espacio la posibilidad de la embolización supone un beneficio muy grande en términos de seguridad y salud de la paciente. Gracias a este quirófano híbrido los radiólogos intervencionistas mejoran su intervención porque pueden operar como si estuvieran en su unidad», explica en declaraciones a ABC el doctor Manel Casellas , jefe de la Unidad Multidisciplinaria de Placenta Accreta y médico del Servicio de Obstetricia de Vall d’Hebron. Este tipo de cirugía evita, además que se tenga que optar por la colocación de dos catéteres en las arterias ilíacas para poder «controlar mejor el proceso si algo sale mal», señala el facultativo. Este procedimiento conlleva riesgos asociados como lesiones vasculares o trombosis.

Aumenta la seguridad para la paciente

La cirugía de la placenta accreta es compleja porque el riesgo hemorrágico es alto. La cantidad de sangre que pasa por el útero a término es alrededor de 700 ml/min.

El quirófano híbrido es una sala de cirugía que cuenta con la tecnología de imagen radiodiagnóstica (una plataforma de terapia guiada por imagen) que permite identificar in situ el vaso que está sangrando. Esta tecnología genera una imagen de alta precisión y resolución de forma inmediata para detectar el vaso que sangra. Así, no hay que trasladar a la paciente a otra sala. Una vez identificado el vaso que sangra, se introduce el producto necesario para detener la hemorragia.

La Unidad Multidisciplinaria de Placenta Accreta ha atendido desde su creación alrededor de 40 pacientes y ha conseguido mejorar sustancialmente los datos de morbimortalidad materna y fetal. Se han podido reducir de forma significativamente estadística las hemorragias mayores, la necesidad de transfusiones, las lesiones quirúrgicas, las reintervenciones, los ingresos maternos en la UCI y la mortalidad materna. Para reducir las complicaciones durante el parto que puede causar la placenta accreta, los profesionales de la Unidad Multidisciplinaria de Placenta Accreta programan el parto (alrededor de la semana 36).

Diagnóstico tardío

El objetivo de programar el parto es evitar un inicio espontáneo del mismo que puede conducir a complicaciones fundamentalmente hemorrágicas. Algunas de las mujeres que sufren placenta accreta no se diagnostican hasta el momento del parto , cuando la placenta no se desprende espontáneamente y se intenta una extracción manual, que puede causar lesiones y sangrados importantes.

El principal factor de riesgo para que una mujer pueda sufrir placenta accreta es haber sido sometida a una o varias cesáreas . Las cirugías previas en el útero, legrados previos, radiación en el útero, la edad avanzada, la fecundación in vitro o el tabaquismo también pueden ser factores de riesgo.

Uno de los retos de la Unidad Multidisciplinaria de Placenta Accreta de Vall d’Hebron es trabajar para mejorar los procedimientos diagnósticos de esta patología. Por eso, ecografistas especializados estudian particularmente a las pacientes con antecedentes de cesárea y placenta accreta previa. Este grupo de gestantes es el de máximo riesgo para desarrollar la patología. La resonancia magnética funcional (procedimiento también rutinario en la Unidad) es de gran ayuda para evaluar la extensión y grado de invasión de la placenta.

Después de la constitución de la Unidad Multidisciplinaria de Placenta Accreta, el porcentaje de pacientes con placenta accreta que se detectan con suficiente antelación antes del parto en el Hospital Vall d’Hebron ha pasado del 56 por ciento al 96 por ciento.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación