Cambio climático
Plantas y sacos geotextiles para combatir el cambio climático en las costas
Ingenieros de la UPC prueban soluciones para combatir las consecuencias del cambio climático en las costas
Investigadores del Laboratorio de Ingeniería Marítima (LIM) de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) han mostrado este jueves sus posibles soluciones en desarrollo para combatir el calentamiento global consecuencia del cambio climático, con el principal objetivo de paliar la erosión y el aumento de oleaje en las costas.
La proyección más alarmante con la que trabaja el LIM prevé que el nivel del mar subirá de 1,8 a 2 metros con respecto al actual en todo el planeta hasta el año 2100, mientras que en la costa mediterránea lo haría en 1,5 metros. «Los principales riesgos asociados a este escenario en nuestro territorio son inundaciones costeras, erosión del suelo marino o la falta de agua dulce, pero a nivel global también hablaríamos de migración forzada de poblaciones o desarrollo de insectos y plagas que no tenemos», ha afirmado el director del LIM, Agustín Sánchez-Arcilla.
Las zonas catalanas más vulnerables son los deltas del Ebro y del Llobregat, este último debido a su gran actividad comercial. Por su parte, los puertos de Barcelona, Tarragona y Valencia se verían también gravemente afectados y serían necesarias medidas específicas que todavía están en fase de estudio y perfección.
En rueda de prensa, Sánchez-Arcilla ha destacado la importancia de la recogida de datos medioambientales en ámbitos regionales más reducidos, algo que permitiría aplicar medidas más específicas y efectivas en las distintas áreas del territorio, con características y procesos naturales distintos. «Se trata de aplicar soluciones no convencionales en paralelo a la ingeniería de costas», ha dicho.
Estas soluciones serían el uso de plantas como la posidonia que «sirve para amortiguar las olas y filtrar el sedimento al mismo tiempo», ha explicado el director, y sacos geotextiles y biodegradables para mantener la arena de las playas y amortiguar el impacto del oleaje.
Sobre el uso de esta planta, Sánchez-Arcilla ha recalcado que «si bien e l futuro puede estar en otras alternativas vegetales, la posidonia no puede exportarse en todas partes, ya que tiene que desarrollarse en agua limpia y tarda 25 años en ser efectiva, algo difícil de aceptar para nuestra sociedad impaciente».
Respecto a las pruebas con sacos geotextiles, que se pueden acumular uno tras otro en función del nivel del mar, este pasado verano se hizo una prueba en el delta del Tordera (Barcelona), y Sánchez-Arcilla ha explicado que comprobaron que con esta actuación la erosión ha sido mucho menor a la calculada sin los sacos.
Sánchez-Archilla también ha evidenciado los problemas económicos resultado de la crisis que azota al país, así como a las discrepancias políticas que pueda haber a la hora de aplicar una u otra solución debido a las consecuencias que tendría para el turismo.