Una maravillosa chispa
El trabajo conjunto del Liceo y la Fundación Juan March ha hecho posible que el público de Barcelona se haya reencontrado con este ballet, y a juzgar por la respuesta en forma de aplausos, el acierto ha sido irrefutable
Música : R. Gerhard. Intérpretes : M. Baselga, piano. Compañía de danza Antonio Ruz. A. Ruz, coreografía y dirección. Fecha: 8 de octubre. Lugar : Foyer del Gran Teatro del Liceo, Barcelona.
A la creatividad de Gerhard no la paraba ni el fuego de la guerra. Visto con ojos de hoy, parece mentira que entre 1936 y 1939 fuese capaz de escribir «La noche de san Juan» por encargo de los Ballets de Montecarlo, la compañía que había estrenado las mejores obras de Falla y Stravinsky, por poner solamente dos ejemplos. La contienda convirtió en cenizas el proyecto que contaba con Leonide Massine como coreógrafo, el escritor y político Ventura Gassol como libretista y el artista Joan Junyer como creador de los decorados.
Todos ellos trabajaron para crear un «ballet catalán» inspirado en las tradiciones folklóricas de la noche de san Juan. Gassol situó la acción en Isil, donde celebraban sus fallas. Hoy, estas carreras nocturnas con antorchas por las montañas son Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO, pero antaño eran prácticamente desconocidas fuera de los pueblos del Pirineo. Para la música, Gerhard bebió de su fuente predilecta: el cancionero popular catalán. Era un tiempo donde lo local, lo propio, se usaba como un puente para conectar con el resto del mundo.
Así, la partitura está plagada de referencias a tantas canciones populares catalanas que sería más fácil mencionar las que faltan que listar las que sí que aparecen: a veces, con la melodía completa; a veces, solamente con la pista de un intervalo; en ocasiones, simplemente con su ritmo. Es encomiable la entrega y solvencia de Miquel Baselga al piano.
Con fidelidad absoluta al arreglo que hizo el propio Gerhard, es capaz de dar vida y frescura a cada uno de esos aires populares y, al mismo tiempo, mantener el pulso necesario para ofrecer a los bailarines algún que otro clavo ardiendo al que agarrarse en el laberinto de una partitura que es, también, una verdadera proeza rítmica.
A su lado, de la labor del cordobés Antonio Ruz ha estado a la altura de la música de Gerhard, analizando y asimilando al detalle cada uno de los bailes que en ella se encienden. Ruz estiliza con enorme cariño y emotividad todos los movimientos alrededor de las hogueras de san Juan: bailes por parejas, en corro, carreras y danzas con antorchas, saltos sobre las hogueras. Incluso sardanas, castellers, gigantes, cabezudos, y hasta caballos transitan ante nuestros ojos en apenas una hora de incesante movimientos que oscilan entre lo sublime y lo ancestral.
El trabajo conjunto del Liceo y la Fundación Juan March ha hecho posible que el público de Barcelona se haya reencontrado con este ballet, y a juzgar por la respuesta en forma de aplausos, el acierto ha sido irrefutable. Ojalá prenda la chispa y veamos más colaboraciones tan enriquecedoras
Noticias relacionadas