Llegan las residencias «nórdicas»: pisos compartidos para ancianos tras el impacto de la pandemia

Funcionan por «unidades de convivencia» y buscan fomentar la vida en grupo rehuyendo de los espacios masificados

Un anciando caminando por una residencia de Huelva ALBERTO DÍAZ

Miquel Vera

El coronavirus se cebó con las residencias de ancianos en la primera ola de la pandemia. De hecho, según el Instituto Nacional de Estadística estos espacios sumaron 14.000 muertes en los cinco primeros meses de crisis sanitaria en toda España, el 30% del total. Semejante golpe ha obligado a este sector a repensarse y buscar nuevos modelos que garanticen la seguridad de los mayores sin perjudicar su día a día. Así han aterrizado a España las residencias de 'modelo nórdico' que huyen del esquema del hotel imperante hoy para acercarse a un concepto más similar al de un piso compartido.

«Nuestra familia regenta una residencia tradicional desde hace 30 años en Barcelona, pero empezamos a escuchar sobre este modelo por unidades de convivencia extendido ya en Noruega, Dinamarca o Alemania y decidimos probarlo aquí», explica a ABC Inés Manero, copropietaria de la residencia Barcelona, pionera en este tipo de instalaciones en Cataluña y que abrirá próximamente en Sant Adrià del Besòs. «Estamos esperando los últimos permisos para poder abrir la primera así en la comunidad», añade. En su caso, empezaron a pensar el proyecto antes de la pandemia y la crisis sanitaria les cogió con las obras en marcha. «Creemos que nos puede beneficiar porque después de lo que ha pasado la gente va a buscar cosas diferentes».

Interior de uno de los pisos independientes de la Residencia Barcelona ABC

Desde fuera, la nueva residencia no dista mucho a cualquier otra, pero una vez dentro, se observan algunas diferencias que sus aquitectos destacan como elementos clave del modelo por 'unidades'. «Cada unidad es como un piso compartido con su sala de estar, su terraza propia, una zona de tele y una pequeña cocina con nevera. Luego están las habitaciones privadas», expone Victor Sabatell, responsable de la obra.

La idea central del proyecto, y lo que más la acerca a las residencias nórdicas , es que los ancianos que allí residan no deben repartir su tiempo entre los cuartos y los espacios comunes generales, sino que cada uno tiene un piso propio de unos 450 metros cuadrados en el que conviven entre 8 y 19 personas asistidas las 24 horas del día. «En cada piso conviven siempre las mismas personas, pudiendo establecer relaciones que evitan el aislamiento y la soledad», explica Manero.

En el caso de la residencia que se inaugurará próximamente en Barcelona habrá seis piso autónomos con una capacidad total de unos 100 residentes . Además de los pisos compartidos, hay algunas zonas comunes para todo el edificio, como el gimnasio, la peluquería, las consultas del médico o la sala de actos. «Lo que no tenemos, por ejemplo, es un gran comedor común para todos o una sala general de estar. Una gran acumulación de gente, ver caras nuevas y desconocidas todo el rato es algo que estresa mucho a los residentes, especialmente aquellos con Alzheimer o otras dolencias », resalta la responsable del nuevo centro. Añade que en las residencias tradicionales fue más difícil aislar a los casos de contagio Covid durante la pandemia sin recluirlos en sus cuartos, algo que con las 'unidades' habría sido distinto.

380.000 ancianos viven en residencias

Con fórmulas como la probada en Barcelona, el sector de las residencias busca renovarse, dejar atrás las cicatrices de la pandemia y atraer de nuevo usuarios en una sociedad cada vez más envejecida. De hecho, tal y como apunta el último informe de PWC y la Federación Empresarial de la Dependencia sobre el sector residencial, en 2050 habrá alrededor de 16 millones de personas de más de 64 años en España , casi un tercio de la población total. A día de hoy, en todo el país hay 380.000 ancianos viviendo en estos centros, ello supone el 17% de los hombres de más de 80 años y el 25% de las mujeres. Aunque ahora pueda sonar extraño, su futuro quizás pase por habitar (si se pueden permitir pagar los casi 2.000 euros mensuales que cuesta) uno de estos pisos compartido s .

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