Hacia un armario más sostenible
España avanza para minimizar la huella ambiental de la moda: Cataluña obligará a las grandes tiendas a tener un espacio para vender ropa de segunda mano
Nueva tendencia en la moda, y esta vez para nada relacionada con paletas de color, volúmenes o texturas. La cada vez mayor conciencia sobre los efectos secundarios del 'fast fashion' en el medio ambiente, con prendas de temporada que acaban, nunca mejor dicho, pasadas de moda y en el fondo del armario en cuestión de meses, está llevando a la búsqueda de soluciones forzosas pero necesarias entre el sector y, cada vez más, entre las administraciones.
Se estima que un europeo se desprende de unos once kilos de ropa al año y consume otros 26, según datos de la fundación por la sostenibilidad ReZero, que añade que la gran mayoría de residuos textiles del continente, en torno al 87 % de ellos, acaban incinerados o en vertederos. Greenpeace, que también tiene entre sus combates luchar contra los efectos del 'fast fashion', da por hecho que más de la mitad de la moda rápida que se produce se tira antes del año. Reducir emisiones y ahorrar en materias primas y agua es posible si se cambia esta tendencia.
Las tiendas de ropa de segunda mano siempre han existido, con un público amante de lo 'vintage' muy fiel, y en los últimos tiempos, y en buena parte gracias a las tecnologías, ha estallado un auge de la venta 'online' de productos de segunda mano, a través de plataformas de compraventa especializadas, que arrasan en redes y que además de ofrecer prendas a precios mucho más económicos son una opción perfecta de reaprovechamiento.
Nuevas líneas de negocio
También se han incorporado las campañas de algunas de las marcas para conseguir el reciclaje de prendas (a cambio de descuentos, por ejemplo) o la inclusión de unas prácticas más sostenibles (con materiales 'eco' y también una producción de mayor proximidad), pero hasta ahora estas son puntuales. Por eso, algo más efectivas y esperanzadoras son las iniciativas que poco a poco empiezan a aflorar por parte de los gobiernos, conscientes de que tienen que actuar para contribuir a rebajar los efectos de una de las industrias más contaminantes del planeta a día de hoy.
La recién aprobada Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, que entró en vigor hace poco más de un mes en España, incluye por ejemplo nuevas obligaciones en el sector textil, como el hecho de que el reciclaje de prendas sea obligatorio entre los productos no vendidos en tienda y que así quede prohibido eliminar los excedentes quemándolos o destruyéndolos, como, por extraño que parezca, algunas compañías siguen realizando todavía.
La Ley establece además un calendario de implantación de nuevas recogidas separadas de residuos: si hasta ahora el servicio priorizaba el papel, plástico, vidrio, progresivamente se incorporarán nuevas categorías. A partir de 2025, todo consistorio de más de 5.000 habitantes tendrá que garantizar el reciclaje textil, un servicio que ahora muchos ayuntamientos dejan en manos de las oenegé, como la catalana Ropa Amiga, permitiéndoles instalar sus contenedores en la vía pública.
Córner de segunda mano
En Cataluña quieren ir más allá y que algunas tiendas estén obligadas a vender ropa de segunda mano. Así lo contempla la futura Ley de Prevención y Gestión de los Residuos y de Uso Eficiente de los Recursos, cuyo anteproyecto quedó aprobado hace poco más de un mes por parte del consejo de dirección de la Agencia de Residuos de Cataluña.
Fuentes del departamento catalán de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural confirman a ABC que la normativa, que ahora tendrá que pasar por un periodo de información pública y alegaciones, antes de que el Consejo Ejecutivo lo apruebe y pase a tramitación parlamentaria, contemplará que todo establecimiento de más de 1.200 metros cuadrados que comercialice productos textiles deba tener como mínimo un lineal o córner con ropa de segunda mano. El plan es que esté en vigor durante el primer trimestre de 2023.
Además, la Generalitat prevé adelantarse a la norma estatal y que en un plazo máximo de un año desde la puesta en marcha de la ley autonómica los consistorios ya tengan que incluir la recogida de textiles en su servicio de tratamiento de productos desechables con la prioridad de darles una segunda vida. «El objetivo es avanzar en la prevención y reducción de residuos, más que en el reciclaje en sí y de aquí la importancia de introducir nuevos canales de acción», dicen a este periódico fuentes del Govern.
En una línea similar, el gobierno catalán sigue trabajando en el Pacto para la Moda Circular, que recientemente ha avanzado en fijar los objetivos concretos para la reducción de la huella ambiental en este sector. Este grupo de trabajo pretende, por ejemplo, reducir entre un cinco y un diez por ciento la generación de residuos textiles en los próximos años y conseguir llegar al reciclaje de la mitad de las prendas que se tienen.
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