Esprint solidario en el Gran Recapte

La pandemia ha obligado a transformar el modelo de donación y desde principio de semana se realiza una campaña «intensiva» de recogida de donativos en efectivo

Una voluntaria, durante la campaña de este año EFE

Miquel Vera y Andrea Pacha Röper

Este sábado los mercados y supermercados de Cataluña se llenarán de voluntarios del Banco de Alimentos . Su misión es asegurar el éxito de la edición más complicada del Gran Recapte. No en vano, la pandemia y la crisis económica han provocado que se disparen un 40% las peticiones de ayuda a esta institución que suministra alimentos a asociaciones de vecinos, comedores sociales, ONG y parroquias . «Estamos desbordados», comentan desde hace meses los responsables de entidades como Cáritas o Cruz Roja. No es para menos: el cierre de sectores como la restauración, la caída abrupta del turismo y los ERTE en todo tipo de empresas han puesto al borde del precipicio a miles de familias de clase media que hace apenas un año no solo no necesitaban ayuda, sino que colaboraban con sus propios donativos.

En anteriores ediciones, el Gran Recapte se hacía presencialmente en los supermercados, donde los voluntarios repartían bolsas y organizaban palés llenos de legumbres, arroz, latas, leche, caldos y hasta turrones. Este año la pandemia ha obligado a transformar el modelo de donación y desde principio de semana se está realizando una campaña «intensiva» de recogida de donativos en efectivo a través de la web del Banco de Alimentos, de plataformas como Bizum , que permite hacer microdonaciones con el móvil, y de los cajeros automáticos. También se han distribuido «cheques» para que los consumidores puedan aportar 3 o 5 euros al pasar por la caja del supermercado.

Reservas

«Estaba claro que este año no se podía hacer una recogida al uso, así que hemos tenido que implantar nuevas modalidades de ayuda. En cualquier caso tenemos que prepararnos ya que nos hemos visto obligados a hacer una reserva importante de comida porque tememos que la situación actual se alargará y complicará. Es por eso que estamos trabajando para tener reserva y poder regular luego la entrega de alimentos a varios meses vista, que prevemos muy duros social y económicamente», explica a ABC el director del Banco de Alimentos de Barcelona, Lluís Fatjó-Vilas. Este antiguo directivo de multinacional añade que una de las mayores dificultades de este año ha sido explicar a los ciudadanos las nuevas modalidades de colaboración, aunque reconoce que la respuesta ha sido muy satisfactoria. Hasta el viernes al mediodía se había recogido un millón de euros en donaciones particulares y una aportación «extra» de 300.000 de la Fundación La Caixa.

«En los próximos días nos van a entrar 15 tráilers de 20.000 kilos de comida que ya hemos comprado con el dinero recogido. Habrá leche, pasta, arroz, conservas, potitos y productos frescos como patatas. Además, gracias a iniciativas como las aportaciones vía Bizum hemos recibido muchos donativos pequeños de gente joven. En algunos momentos han llegado tantos, hasta 1.600, que se colapsó el sistema», añade Fatjó. Con estos precedentes, la entidad espera recuperar sus reservas y liquidez tras unos meses críticos en los que se combinó un aumento descomunal de la demanda y una caída de la capacidad operativa de sus voluntarios «fijos», en gran medida jubilados y personas de riesgo.

Solidarios, pese a todo

En los supermercados , auténtica zona cero de la campaña, muchos compradores han visto con cierto recelo el cambio en la dinámica de funcionamiento, pero, al mismo tiempo, expresan una intención de participar, sea como sea. «Al dar un par de paquetes de arroz tienes la sensación de estar haciendo una ayuda directa por un importe mínimo, pero a la hora de dar dinero ese mismo gasto económico parece ridículo; o terminas dando más, o nada», comentaba ayer una clienta que esperaba ser atendida en caja en un supermercado de Mataró. Su acompañante añadía que «dar dinero siempre cuesta más que comida, y en un momento de crisis como en el que estamos, todavía peor».

Otros plantean que «como el Banco de Alimentos suele pedir alimentos no perecederos, tal vez se podría haber mantenido la donación de alimentos en físico y haber desinfectado los envases, o dejar las cajas en cuarentena unos días ». Este es el modo en que han estado trabajando desde marzo algunas asociaciones vecinales que habitualmente recaudan comida en poblaciones como Mataró para repartir a nivel local. Algunos clientes más mayores han encontrado alguna dificultad a la hora de poder participar: «Yo solo no voy a saber hacer un donativo por Internet, tendrían que ayudarme mis hijos», respondía otra clienta en un Condis de esta población costera mientras la cajera, pacientemente, le explicaba el funcionamiento de la campaña.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación