Científicos de la Vall d'Hebron descubren que el dolor de cabeza predice una evolución rápida y leve del covid
Un estudio médico constata que los pacientes ingresados con cefalea y migrama tienen una duración clínica del coronavirus una semana más corta
Un equipo de investigadores del hospital de la Vall d’Hebron de Barcelona (VHIR) ha descubierto que la presencia de cefalea -dolor de cabeza- en pacientes con coronavirus está ligado a una mejor evolución de la enfermedad. El estudio, publicado en la revista científica «Cephalalgia», parte de la percepción de que este molesto síntoma, juntamente con la anosmia (pérdida del olfato) y la ageusia (pérdida del gusto), son indicios neurológicos muy comunes que se han asociado genéricamente al Covid-19.
El reto de los médicos de la Vall d'Hebron era testar la capacidad de «predicción» de estas señales del cuerpo sobre el curso de la enfermedad. Así, los investigadores decidieron describir las características de la cefalea y buscar una asociación entre su aparición y el pronóstico de la coronavirus. Para ello, analizaron los síntomas y la evolución de 130 pacientes con Covid-19 que llegaron a las urgencias del hospital durante tres semanas, entre marzo y abril de 2020. Todos ellos fueron atendidos por un neurólogo a causa de la necesidad de reorganización de los profesionales para adaptarse al alto número de pacientes durante la crisis del coronavirus.
De estos pacientes con Covid-19 casi el 75% presentaban dolor de cabeza, aunque solo un 19,6% tenían una historia clínica con migrañas previas a la enfermedad. En la mayoría de casos, la cefalea era leve o moderada, pero en una cuarta parte de los pacientes, sobre todo mujeres y personas jóvenes , era más parecida a una migraña. En un 21,4% de los pacientes con dolor de cabeza persistente, este síntoma apareció antes que los otras muestras de la enfermedad, lo cual da a pensar sbre su valor como indicador prematuro de positivo por coronavirus. Con todo, fue al relacionar el dolor de cabeza con la evolución de los pacientes cuando los médicos descubrieron su valor de esta dolencia como un exponente claro de una mejor respuesta el virus.
Así, los investigadores observaron como los pacientes que presentaban cefalea y dolor de cabeza cuando llegaban a urgencias tenían una duración clínica del Covid-19 aproximadamente una semana más corta : unos 24 días en total en los casos con dolor de cabeza, mientras que, en los casos sin cefalea, la durada media de la enfermedad era de unos 31 días. «Parece claro que la presencia de cefalea es un factor de buen pronóstico de la Covid-19 y podría servir para predecir su evolución», destaca la doctora Patricia Pozo Rosich, jefa del grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del VHIR, en un comunicado remitido hoy a los medios. Los investigadores encontraron también una asociación entre la cefalea y la anosmia y la ageusia, ya que la pérdida de estos sentidos era mucho más común en personas con dolor de cabeza.
Para redondear sus observaciones, los investigadores del Valle d'Hebrón hicieron un post-estudio sobre cien de los casos investigados una vez salieron del hospital. Entre estos se encontraban 74 personas que presentaban cefalea en el momento de la admisión al hospital. En el momento del seguimiento, 28 de estas (un 37,8%) aún tenían cefalea con poca respuesta al tratamiento habitual para esta dolencia y, a menudo, era el único síntoma que quedaba del coronavirus. Estos resultados demuestran que el dolor de cabeza puede persistir después de que la enfermedad se resuelva, incluso en personas sin historia previa de migrañas ni cefaleas recurrentes.
Aunque desde el VHIR reconocen que la investigación presenta algunas limitaciones, ya que se trata de una serie hospitalaria que no incluye casos muy graves de la enfermedad (y que, por lo tanto, no se podían entrevistar) ni muy leves (y que no iban al hospital), la doctora Pozo Rosich destaca que servirá para cambiar el concepto de que la cefalea es un «síntoma poco relevante» en pacientes con coronavirus. Asimismo, considera necesario estudiar en profundidad su asociación con otros factores para entender mejor la evolución de la enfermedad y mejorar los tratamientos.
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