ARTES & LETRAS

«El vuelo de las palomas», retrato de la clase media

El dramaturgo vallisoletano José Luis Alonso de Santos edita una nueva comedia no exenta de crítica auna sociedad errática y desnortada

José Luis Alonso de Santos ABC

JOSÉ GABRIEL LÓPEZ ANTUÑANO

Es una excelente noticia que José Luis Alonso de Santos (Valladolid, 1942) continúe en activo, con la pluma acerada y sin perder un ápice de sentido del humor para escribir comedias como El vuelo de las palomas, editada recientemente por la Fundación Jorge Guillén. Detrás de esta comedia se percibe experiencia y un gran oficio, puesto al servicio del ingenio para plantear al espectador situaciones pintorescas que, al producir la perplejidad, impactan y provocan la sonrisa primero, el reconocimiento y la reflexión después.

Angustias y Carmina son dos mujeres que frisan los cincuenta («de mediana edad») y pertenecen a ese ingente colectivo de personas anónimas, que el dramaturgo retrata con tino, por el modo de actuar, pensar y el habla, para diferenciarlas entre sí. Ahí radicará uno de los puntos de comicidad de El vuelo de las palomas: el choque continuo de percepciones o actitudes ante idénticos sucesos. Ambos personajes son un retrato de gentes de la sociedad actual: educadas en los «usos y costumbres de otras épocas», se encuentran hoy frente a (y en) una sociedad distinta, donde el dinero fácil, las patrañas, el sexo, el afán de nuevas experiencias, el descubrimiento de nuevos mundos (aunque sea el destino turístico de Puerto Escondido) o el aparentar quiénes no son, les seduce. Un extraño suceso en forma de hombre ruso que vive realquilado en el piso de Angustias, les abre un ese mundo ensoñado, al que se aproximan por la telebasura o las revistas del corazón y desencadena la acción dramática.

La comicidad e, insisto, el espejo para la sociedad de hoy, se encuentra en los continuos conflictos entre ambas mujeres hacia los que caminan bordeando la tragedia, lugar, como Alonso de Santos ha apuntado muchas veces, donde debe detenerse la comedia para no caer en el abismo dramático, carente de gracia y pedagogía. Pero el plano distinto en el que se mueve El vuelo de las palomas no solo lo proporcionan los personajes, también se encuentra en situaciones, concepciones de la vida por parte de las mujeres, relaciones con el misterioso ruso, o aficiones. El camino de cada personaje discurre por vías próximas y crea una expectativa en el público, que intuye la intercesión de los caminos y el choque de trenes, sin presentir el cambio de rumbo que el dramaturgo imprimirá en la siguiente escena.

Junto a Carmina y Angustias, más vitalista y consumista la primera, y apocada y huraña la segunda, aunque las apariencias engañan, Alonso de Santos recurre a abundantes juegos de palabras, medidos y divertidos; a situaciones cómicas por el absurdo de las mismas o por encontronazos dialécticos; a gags cómico-visuales de probada eficacia, si en la escenificación encuentran un director con sentido del humor; y al equívoco, esa piedra angular de las comedias, que parece fácil, pero que solo lo encuentran los dramaturgos con talento. El vuelo de las palomas es una comedia de agradable lectura, pero que no oculta la perspicaz crítica a una sociedad errática y desnortada.

«El vuelo de las palomas», retrato de la clase media

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación