El vuelco de la Justicia al «caso Arandina» es recibido entre la emoción y la indignación
El abogado de la acusación popular cree que la sentencia es «una vuelta a treinta años atrás» mientras que el letrado de los jugadores la considera «bastante más justa»
Abuso sexual. Es lo que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha fallado que ocurrió en noviembre de 2018 en la casa que compartían tres jugadores de la Arandina en la que una joven de 15 años denunció haber sufrido una violación grupal. La sentencia, que será recurrida al Supremo, contradice el pronunciamiento inicial de la Audiencia Provincial que calificó los hechos como agresión sexual. En este caso, descarta la intimidación en la relaciones que mantuvieron, aunque aun así ve estas constitutivas de delito por parte de ellos al no ser la víctima mayor de 16 años. El fallo aplica una importante reducción de la pena, no sólo por el cambio de delito, sino también por estimarse una edad madurativa similar a la de la adolescente. Así, a uno de ellos, Raúl Calvo, el exfutbolista más joven, está circunstancia le vale la absolución y a los otros dos una merma de la condena hasta una décima parte de la impuesta en primera instancia. Desde los 38 años a los tres y cuatro para Carlos Cuadrado «Lucho» y Víctor Rodríguez «Viti», respectivamente.
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La declaración de la menor es la prueba fundamental sobre la que se construyen ambas sentencias. Sin embargo, mientras la primera le otorgaba total credibilidad, en este caso se cuestiona. En concreto, la joven denunció que tras subir a casa de los condenados a grabar un vídeo musical, ellos se desnudaron y se quedó paralizada por miedo y se sometió primero a actos sexuales en el salón y que después uno de ellos la volvió a abordar en un dormitorio.
Evolución del discurso
La joven ofreció dos versiones después de los hechos. A su círculo cercano le contó que no fueron voluntarios y al resto, lo contrario. La Audiencia de Burgos tomó por válido lo que narró a su entorno atribuyendo a su inmadurez y a que no quería que los demás supieran la verdad ese otro relato. El TSJ no entra en el fondo de esta cuestión, pero aprecia una evolución en el discurso a su familia. El fallo señala que la primera vez que habla del asunto es con sus hermanas, a las que reconoció que «aunque no le forzaron a realizarlo, la situación le sobrepasó sin que fuera capaz de reaccionar», lo cual «difiere» de una versión posterior.
Cuando «calibró la resonancia de los hechos» y tomó conciencia «del escándalo» creado, pudo «ser el miedo a la reacción de sus padres» -ante los que negó haber actuado por su voluntad- «lo que le llevara a modificar» su relato apuntando a la intimidación, dice.
Por estos argumentos el TSJ considera que el testimonio de la víctima presenta «fisuras relevantes», a lo que añade otra circunstancia. Se trataba de la segunda relación sexual, la que mantuvo en el dormitorio con uno de ellos. Ella dijo que no mostró resistencia, al estar bloqueada por lo ocurrido minutos antes en el salón, pero la sentencia anterior no apreció intimidación al no estar los otros dos presentes -seguían en la casa a escasos metros-.
Ninguna de las acusaciones lo entendió así durante aquel proceso, pero no fue recurrido ante el TSJ ese pronunciamiento, que no habría tenido efectos prácticos en una sentencia de agresión. Al no oponerse ninguna parte de manera formal, se da ya como firme que aquello fue consentido. Esta nueva sentencia del Tribunal Superior contrapone como ilógico que en el salón fuera forzada y después en el dormitorio mantuviera relaciones voluntariamente.
«Una vuelta a treinta años atrás»
Ayer, el vuelco dado por la Justicia al «caso Arandina» era recibido entre el ánimo de los jugadores y la indignación de la acusación. Así lo manifestó letrado de la Asociación Clara Campoamor Luis Antonio Calvo, tras conocerse la sentencia, la cual consideró que parece «una vuelta a treinta años atrás». Así, mostró su intención de recurrir, ya que, a su juicio, supone un fallo contrario a la jurisprudencia del Tribunal Supremo en casos de agresiones sexuales y representa un «desconocimiento» de los derechos de las mujeres, informa Efe.
Por su parte, dos de los tres exjugadores de la Arandina, Raúl Calvo y Víctor Rodríguez manifestaron su «emoción» por el fallo que ha dado un vuelco a sus condenas, según trasladó su abogado, Rafael Uriarte, quien estimó que la sentencia es «bastante más justa» que la de la Audiencia Provincial de Burgos por ser valoradas las pruebas aportadas por todas las partes. El letrado no quiso pronunciarse aún sobre si recurrirán esta nueva sentencia ante el TS.