Las universidades tiran de las escasas patentes registradas en Castilla y León

Los centros docentes aglutinan más de la mitad de las solicitudes y de las concesiones

La Comunidad es la sexta que menos peticiones presenta en relación al número de habitantes

Una investigadora trabaja en uno de los laboratorios de la Universidad de Valladolid ABC

M. Antolín

Que la innovación es el futuro es algo que desde los organismos públicos, las universidades y las empresas han asumido ya. Un indicador, aunque no el único, para medir la inventiva de cada uno de los territorios son las patentes, una fórmula que permite a los creadores proteger sus ideas y soluciones para poder explotarlas en solitario o beneficiarse de su uso por parte de otros. Y si alguien está haciendo los deberes en este ámbito en Castilla y León, pese a que el número de patentes presentadas desde la región es escasa, son las universidades. Suyas son más de la mitad tanto de las solicitudes como de las concesiones que la Oficina Española de Patentes registró a lo largo del pasado año. Si bien, en el dato global de la Comunidad y sobre todo en el número de peticiones en función de los habitantes, la región está en el vagón de cola de España. Es la sexta empezando por detrás, con 23 peticiones por millón de habitantes , lejos de las 102 de Aragón.

En total, durante el ejercicio pasado fueron 56 las propuestas que se enviaron a la oficina española con remite de Castilla y León, un número inferior a las de 2017, cuando se llevaron 90 peticiones de protección nacional, que supone blindar la invención sólo España y es la más común, ya que la fórmula internacional tiene un coste más elevado para el interesado

De las registradas en 2018, 31 fueron realizadas por las universidades -diez menos que en el anterior-, con la de Valladolid a la cabeza como autora de quince proyectos presentados. Catorce de las propuestas partieron de particulares hombres y sólo una de mujeres. El mayor descenso se produjo en las empresas , que sólo registraron nueve iniciativas, respecto a las 24 del ejercicio anterior. Una de las explicaciones de esta caída puede estar en el endurecimiento de la regulación de la actividad innovadora, que entró en vigor en abril de 2017.

Provincias

Castilla y León cuenta con las d os únicas provincias que dejaron a cero el marcador del número de patentes solicitadas. Fueron Palencia y Segovia . Y no está mucho mejor el panorama en lugares como Ávila, con una petición; Salamanca, con dos, y Soria y Zamora, con tres. Unos datos que son compensados con los 27 registros de Valladolid, trece de León y siete de Burgos.

En cuanto al número de concesiones, las patentes que recibieron el visto bueno de la oficina española, un proceso puede alargarse varios años, en 2018 fue de 73, de las cuales 38 pertenecen a universidades y 11 a empresas. En este apartado es la provincia de Burgos la que despuntó, con 25, seguida de Valladolid (23).

Conscientes de que Castilla y León necesita aplicarse y aumentar sus registros, lo que destacan desde la Junta de Castilla y León es que los datos han mejorado y lo harán en mayor medida en 2019 . Así lo destaca la comisionada para la Ciencia y la Tecnología en la Comunidad, Pilar Garcés, que cifra entre el tres y el cuatro por ciento las propuestas de la región, «algo menos del cinco por ciento de la aportación que hacemos al PIB nacional».

Pero las cifras reales podrían ser mayores. Asegura que hay casos en los que, pese a que el trabajo se haya realizado en la Comunidad, el registro figura en el lugar el que tiene su sede la cabecera de la empresa y el organismos público estatal. Pero, además, la también viceconsejera de Universidades e Investigación apunta que los datos de la región pueden explicarse porque se tiende a «otro tipo de fórmulas» para blindar las creaciones , como el secreto industrial o la protección industrial. Se opta, también, por el «trabajo colaborativo y los proyectos conjuntos», dice, porque quizá el modelo de patentes está ya «un poquito desfasado».

«Hemos trabajado mucho desde el año 2008 en el caso de las universidades» en el modelo denominado T-CUE con líneas de subvenciones para la transmisión de conocimiento entre empresas y centros educativos para buscar soluciones a los problemas planteados por las compañías, explica. Desde 2008 las solicitudes se han «cuadriplicado», «hasta 2018 se habían presentado 373 en la oficina española, mientras que en 2005, entre las cuatro públicas, sólo se habían registrado 9».

Complicado para pymes

Otro aspecto que se debe tener en cuenta a la hora de analizar el escenario innovador es que «cada vez más se solicitan en la oficina europea» y, por lo tanto, los datos no figuran en la organización en España. «Entre 2017 y 2018 se presentaron cien por parte de las universidades en el ámbito europeo» -más que en el registro nacional-.

Y ¿por qué las empresas están por detrás de las universidades? «Hay que tener en cuenta que el tejido empresarial de la región está formado por pymes y micropymes », para las que es «más complicado» llevar a cabo actividad investigadora porque «conlleva inversión» y «muchísimo tiempo legal». Por otro lado, asegura que el que Segovia y Palencia tengan el marcador a cero puede deberse a que, en ambos casos, sus universidades pertenecen a los campus de Valladolid, y contabilizan allí sus registros.

No obstante, considera que Castilla y León va en la «buena dirección» y seguirá trabajando en esa línea que ya está «dando resultados». En ese sentido, anuncia que, por ejemplo, en 2021 habrá un nuevo plan T-CUE y se trabajará con las nuevas formas de protección.

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