Margarita Salas: «Los investigadores en España no hacen ciencia, hacen milagros»
La bioquímica, que acaba de recibir dos premios de la Oficina Europea de Patentes por su trayectoria, charla con ABC sobre el estado de la Ciencia y pide «financiación, financiación y financiación» al nuevo Gobierno
En los últimos años se han popularizado las series policíacas: esas en las que se averigua quién es culpable o dónde ha podido haber un crimen a partir de una gota ínfima de sangre o saliva . Pero no es ciencia ficción, sino ciencia a secas: en la realidad, los forenses pueden sacar el «carnet de identidad» genético amplificando muestras minúsculas de ADN para poder estudiarlo mejor gracias a una proteína que actúa como una especie de molde del que sacar infinitas copias. Y también sirve para pruebas genéticas, no solo entre personas vivas, sino también de antepasados humanos que vivieron hace miles de años, lo que ha revolucionado la paleontología, la genética y la forma en la que laboratorios trabajan con el ADN en general.
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Detrás de este hallazgo está la bioquímica Margarita Salas (Asturias, 1938), quien registró la patente de la proteína phi29 ADN polimerasa -la más rentable del CSIC hasta la fecha-, y quien este jueves ha sido reconocida por la Oficina Europea de Patentes por partida doble a una trayectoria brillante que ha colocado a esta pupila de Severo Ochoa a la altura de los más grandes científicos del mundo. Tras la vorágine por los galardones al invento de «toda una vida» y del voto popular, charla con ABC de vuelta en España.
¿Qué significa para usted este premio?
Se trata de algo realmente nuevo. He recibido muchos reconocimientos a la investigación básica -la que se lleva a cabo no centrada para fines concretos de aplicaciones, sino para incrementar los conocimientos de la ciencia-, pero nunca un premio a la invención. Es motivo de satisfacción y orgullo, por supuesto.
Además ha conseguido un doblete nunca antes visto. ¿Cómo se siente usted como científica?
Ha sido todavía más sorpresa, porque cuando salió el premio popular, que fue el primero, yo no lo esperaba para nada. Cuando pusieron las caras de los 15 finalistas y empezaron a desaparecer y, de repente, se quedó la mía, fue realmente una sorpresa. Pensé que no me darían el otro por el que era finalista, y cuando dijeron «Margarita Salas» otra vez, me quedé apabullada de la impresión.
¿Y como mujer científica?
Es algo adicional. Realmente la mujer científica todavía no ha tenido demasiada trayectoria profesional viéndose reflejada en puestos de responsabilidad, reconocimientos… Este doble premio a una mujer lo valoro doblemente.
¿Cree que hubiese sido posible este logro hace 5 o 10 años?
Creo que entonces ya se consideraba la valía de las mujeres para hacer investigación. Pero cuando yo empecé, en 1961, se pensaba que nosotras no estábamos preparadas. Ahora se tienen las ideas mucho más claras que entonces.
¿Cómo era ser una mujer de ciencia hace 50 años?
Se pensaba que no estábamos capacitadas. A mí se me discriminaba por ser mujer, no se me tenía en cuenta, era invisible… Ahora se habla de techos de cristal, pero entonces ni siquiera se contemplaba un techo.
¿Qué piensa que le hubiese dicho su maestro Severo Ochoa, ganador del Nobel, después de ganar este premio?
Estaría muy contento. Severo Ochoa sí me tenía mucha consideración. No me discriminó para nada por el hecho de ser mujer. Si hacía buen trabajo, me lo reconocía. Yo creo que su mentalidad era tratar a todos por igual, no dependiendo si éramos hombres o mujeres, sino por nuestra valía.
¿Pensó que su descubrimiento llegaría a tantas aplicaciones?
Cuando empezamos a trabajar sabíamos que la polimerasa tenía unas propiedades muy buenas, pero no sabíamos cuánta repercusión iba a tener.
Aún así, el área de la genética siempre ha portado un halo de polémica, con críticas sobre si podemos «jugar a ser Dios» con niños editados, medicina a la carta, modificaciones al gusto del consumidor… ¿Qué hay de verdad en todo esto y cuánto hay de películas de Hollywood?
Lo que sale en series como CSI es cierto. Y también que existen terapias génicas en las que, donde hay un gen que no funciona, incorporar otro que sí lo hace. Eso me parece admisible. Lo que no me parece bien es la edición de embriones.
Se refiere al caso del científico chino He Jiankiu, quien modificó los embriones de unas gemelas para que no portaran el gen con el que se desarrolla el virus del VIH.
Efectivamente. Esto no es admisible porque no se saben las consecuencias que puede tener. Lo mismo pasa con la clonación. Pero creo que los avances en estos campos se llevarán a cabo de forma controlada y se pararán toda esta serie de experimentos y no se convertirá en tónica general en el ámbito científico.
Lleva sonando varios años el nombre de Francisco Mojica como posible premio Nobel. ¿Cree que al final volverá a recaer en España?
Yo creo que si el premio Nobel lo dan por la tecnología CRISPR Cas, Mojica debería ser un candidato con los otros dos científicos que desarrollaron la técnica. Pero no se sabe…
¿Está la ciencia española actual a nivel de Nobel?
Realmente el problema de España está en los jóvenes. Si hacemos memoria, Ramón y Cajal ejerció en España, pero Severo Ochoa, aún siendo español, desarrolló el grueso de su trabajo en Estados Unidos. Creo que para que haya un premio Nobel español hace falta que tenemos una mayor masa crítica de investigadores, que ahora mismo no existe.
¿Cree que continúa la tendencia de fuga de cerebros españoles a otros lugares con mayores posibilidades?
Lo que siempre digo es que aquí formamos a muy buenos investigadores, muy buenos doctores. Pero salen al extranjero a hacer su postdoctorado y no pueden volver. Estamos perdiendo una generación de investigadores. Estamos bajo mínimos y, a pesar de todo, se hace buena investigación. Siempre digo que en España no hacemos Ciencia, hacemos milagros: con la poca financiación que hay, realmente hacemos muy buena investigación.
¿Qué le pediría al nuevo gobierno para el área de Ciencia?
Financiación, financiación y financiación. Nos hace falta dinero para poder seguir investigando, porque estamos a la cola. No puede ser que a nivel mundial estemos novenos en investigación y los trigésimos en financiación. Es una diferencia abismal. Hace falta mucho entusiasmo, mucho tesón y ayuda.
¿Qué le diría a todas esas jóvenes promesas que están empezando y que la estudiarán en los libros de texto o ya la admiran?
Que si les gusta la ciencia, que no se desanimen, sobre todo a las mujeres. Que las mujeres valemos tanto como los hombres. Si es lo que les gusta, no deben rendirse.