«Con el último disparo le rebotó la cabeza y salió humo»

Los dos testigos presenciales del asesinato, el policía jubilado Pedro Mielgo y su mujer Elena Morandeira, han destacado como tras cruzarse con Isabel Carrasco y con la autora confesa del crimen oyeron un ruido que pensaron, en un primer momento, que era «un petardo». Entonces se dieron la vuelta y vieron como Montserrat González -que pensaban era la escolta de la política- se acercó a «la rubia», se agachó «y le pegó tres tiros». «El último me dio mucha impresión porque le rebotó la cabeza y le salió humo».

Mielgo ha detallado cómo tras matar a Carrasco, se giró, metió el arma en el bolso «pero sosteniéndola» y caminó hacia ellos. «Yo pensaba que me iba a dar un tiro , no quitaba ojo de la mano que llevaba metida en el bolso por si acaso». Asegura que su mujer se asustó cuando la vio pasar y él la sujetó. Montserrat siguió adelante «con la mirada firme». «Cuando se alejó unos 15 o 20 metros le dije a mi mujer que la iba a seguir». En la misma línea, la mujer también ha reconocido su temor cuando Montserrat fue hacia ellos en su huida. «Pensé, tierra trágame, ésta nos quita de en medio». La observaron como cruzaba tras pasar por delante de ellos y fue entonces cuando su marido la empezó a seguir.

Mientras, Teresa Fernández García ha explicado que iba caminando con su madre por el Paseo de la Condesa cuando se produjo el crimen. Oyó gritos de una niña y vio a una mujer tendida en el suelo. La testigo, enfermera de profesión, intentó coger el pulso a Isabel Carrasco. «No lo tenía» y dijo al 112 que tenía que moverla «para seguir con las maniobras de reanimación». Cuando llegó «estaba tendida boca abajo y con las manos hacia adelante. Cuando la giró vio que tenía l a pupila totalmente dilatada y que estaba en parada cardio respiratoria. Estaba muerta».