Artes&Letras

Treinta años «celtificados»

El concurso de una discoteca y el premio de 100.000 pesetas escribieron en 1986 la primera página de una historia de éxito en la música española. Con más altos que bajos en el camino, el sello Celtas Cortos sigue vivo

Eduardo Pérez, Jesús Cifuentes, Goyo Yeves y Alberto García, el núcleo de Celtas Cortos F. HERAS

C. MONJE

Pudo resultar una aventura pasajera más. La de un grupo de amigos que se juntan para tocar y empiezan con buen pie, pero no encuentran su hueco en el complicado mundo de la industria musical.

El órdago inicial: música celta hecha en Valladolid... no parecía precisamente una apuesta segura. Los treinta años que ahora cumple Celtas Cortos certifican que aquella aparente locura estaba lejos de serlo.

En junio de 1986 sonó por primera vez en la radio el nombre de Celtas Cortos. Dos años antes, un profesor de francés y violinista, Luis M. de Tejada, compartía con cuatro chavales: Óscar García, Goyo Yeves, Carlos Soto y César Cuenca, una actividad extraescolar de la que surgió el colectivo de música del Instituto Delicias y que daría pie al grupo de folk Páramo. Soto formaba parte de Almenara, otra formación de música tradicional castellana en cuyas filas militaban Jesús Cifuentes (guitarra y bajo por entonces) y Nacho Castro (percusión).

La conexión estaba hecha, y en 1986 integrantes de Páramo y Almenara unieron fuerzas para participar en un concurso organizado por la discoteca vallisoletana Sheraton con el patrocinio de Radio Popular. Compitieron con el nombre de Colectivo Eurofolk y se apuntaron el primer tanto. Fueron presentados en la radio, en junio de ese año, ya como Celtas Cortos, recuerda uno de los históricos, Goyo Yeves (saxo y whistle). "Nos gastamos el dinero del premio, ¡eran 100.000 pesetas del año 86!, en grabar maquetas, en intentar promocionarnos".

Al año siguiente son seleccionados en otro concurso, organizado por la Junta de Castilla y León y Radio Nacional de España. También con buen resultado. El premio: la grabación de un disco colectivo, Así es como suena. Folk joven, con otros dos grupos, Ágora (del que también formaban parte Yeves y César Cuenca) y Yedra. Ahí estaban los tres primeros temas editados de la factoría Celtas: «Riaño vivo», «Duendes» y «Buscando el norte».

Riesgo de dispersión

Pero el proceso de asentamiento no fue tan fácil como podría parecer, cuenta Goyo Yeves: «Estábamos en varios grupos a la vez... Ágora tenía muchas pretensiones, hacíamos muchas cosas, y Almenara estaba muy fuerte también. Hubo un momento en que estuvimos a punto de ir cada uno por nuestro lado».

Pero consiguieron esquivar ese riesgo de dispersión y apostaron por el grupo. En 1988 entra en escena el que todavía hoy es su mánager y un Celta más. Eduardo Pérez se ofreció a acompañarlos en la aventura después de escucharlos en una fiesta de Villalar. «Tuve que hacer una oposición», bromea, «me fui con César Cuenca a Galicia, con la maqueta de la Junta, durante una semana hicimos como sesenta entrevistas. Me aprobaron».

El productor Paco Martín también les dio la razón, y su discográfica, Twins, asumió el riesgo de lanzar en 1989 Salida de emergencia. Música celta instrumental que nada tenía que ver con la línea de los artistas estrella del sello: Los Secretos, Hombres G. y Rosendo. Vendió inicialmente 10.000 copias. «Los de la discográfica ya dijeron: ‘aquí hay algo’», apunta Yeves. Y lo había. El segundo trabajo terminó por reactivar el tirón de aquel álbum de debut, que llegaría finalmente a los 60.000 discos.

Eran otros tiempos. Pero, incluso entonces, esas 10.000 primeras copias en un disco de presentación, y solo de música instrumental, ya auguraban el fenómeno. Aquel rudo celta de la portada, armado con guitarra eléctrica, anunciaba una "Salida de emergencia", pero terminaría abriendo la puerta grande.

En Gente impresentable (1990) entran en juego las letras y aparece uno de los himnos de la banda: «La senda del tiempo». Hasta se barajó poner música a algún poema de José Hierro, recuerda Eduardo Pérez, cuyo padre era amigo del escritor.

Yeves: «El salto fue '¿Qué voy a hacer yo?': la insumisión, la presentación en la Sala Universal de Madrid, la radio...»

Cifuentes había entrado en el grupo tocando el bajo y después pasó a la guitarra eléctrica. «Al principio nos parecía rarísimo lo de cantar, pero Jesús tenía alguna canción. El primer tema con letra que preparamos fue ‘Si no me veo no me creo’. Y ya habíamos perfilado más la fusión de rock celta», repasa Goyo Yeves. «Ahí estaba ‘¿Qué voy a hacer yo?’, que fue el single que ya sonó en Los 40 Principales. Para mí ese fue el salto. Con la insumisión, la presentación en Madrid, en la sala universal, y cuatro autobuses desde Valladolid para apoyarnos. Ese fue realmente el petardazo, y sonar en la radio, claro». Ya había ingresado en la banda Alberto García, otro de los históricos que aún permanecen en el núcleo central de Celtas.

La evolución musical de apertura a distintas influencias, sin renunciar al toque celta, se afianzaría poco después, con Cuéntame un cuento (1991), ya editado por la multinacional DRO, que había absorbido Twins, y que incluía ese tema que nunca falla en las radios en la fecha que le da título: «20 de abril».

Él fenómeno estalló

Tres discos en tres años, y el fenómeno estalló: «En el 92 tuvimos tres números 1 en Los 40. En agosto se hicieron 29 conciertos. Llenamos Las Ventas. Presentamos en Valladolid Cuéntame un cuento y vinieron dos autobuses de periodistas...», enumera el mánager del grupo. "Fue el año loco", corrobora Yeves: «Empezamos a ir al extranjero, fuimos a Alemania e hicimos veintitantos o treinta conciertos, fuimos dos veces a México, empezamos a ir a Francia...».

Aun con ese ritmo, un año más tarde ya estaba en la calle Tranquilo majete, el de la canción homónima y otros éxitos en la trayectoria del grupo, como «Lluvia en soledad» o «República de Sanjes». Tras En estos días inciertos, que sumó nuevos temas de referencia («No nos podrán parar», «Skaparate nacional»), el directo del décimo aniversario Nos vemos en los bares y Tienes la puerta abierta, Celtas Cortos vivió su época de mayor incertidumbre. La de la salida de Cifuentes, embarcado en otro proyecto en solitario, Cifu & La Calaña Sound, desde 2002 a 2006.

El 20 aniversario les volvió a unir. «Y se produjo otra eclosión: el 2006 fue buenísimo».

Todavía tenían cosas que contar juntos, y buena prueba de ello es que «Retales de una vida», uno de sus temas más radiados, es de 2008, de Cuarenta de abril, señala Goyo Yeves. Después llegó el álbum Introversiones (2010), con canciones de otros pero «con mucho de Celtas», Vivos y directos (2012) y Contratiempos (2014).

Este último disco ha tenido menos repercusión de la esperada, reconocen; aunque responde –más que otros asegura Yeves– a la línea crítica y comprometida que siempre le ha funcionado al grupo. Tampoco faltan en él algunas canciones con muchas posibilidades de entrar en la lista de himnos para sus seguidores. Ni el sonido «celtificado» de siempre, la marca de la casa.

Noticias relacionadas

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación