Coronavirus Castilla y León
Sin el último adiós
Al entierro de Encarnación, de 86 años, no asistieron ni su marido ni sus tres hijos, confinados por ser positivos en Covid
Encarnación cerró los ojos para siempre en la madrugada del sábado al domingo con 86 años . Lo hizo por causas naturales en su casa, acompañada de su marido, su hijo y su nuera, confinados por ser positivos en Covid-19. Por este motivo, no pudieron al día siguiente ir al funeral. Ni ellos, ni las otras dos hijas, también en cuarentena. «No nos ha podido pasar nada peor. A mediodía te dicen que eres positivo y por la noche se muere tu madre. Nos machacó . Ha sido muy triste ver cómo se la llevaban y no poder ir con ella al cementerio», lamenta el hijo, Severiano.
«Mi madre se murió a la 1:30 horas de la madrugada. En ese momento ya sabíamos que no podríamos asistir al entierro . Estábamos todos destrozados. No se me pasó por la cabeza ir al cementerio, podríamos haber contagiado a más familiares y amigos», detalla Seve, como lo conocen en el municipio de Monfarracinos (Zamora).
Explica que son una familia «muy creyente» y por eso tiene clavada una espina, la de no poder hacer un funeral «como Dios manda» . «Cualquier hijo tiene en mente cómo despedirá a sus padres el día que fallezcan. En el caso de mi madre era algo que esperábamos y por eso lo tenía todo más o menos organizado. Ya sabía hasta qué traje me iba a poner para acompañarla », asegura muy emocionado. Seve espera ansioso el alta y poder salir de casa: «Quiero hacer una misa a mi madre con mi padre, que lo está pasando verdaderamente mal».
Cuenta que su padre y él se pasaron toda la tarde mirando el reloj. «Sabíamos que el entierro era a las 17:30 horas y teníamos en mente qué estaba sucediendo en cada momento», lamenta. Encargó a un primo que organizará todo: el coche fúnebre, los asistentes, las flores… «Da mucha pena tener que hacer algo así a través del teléfono».
«Tuvimos fortuna dentro de la mala suerte»
El cribado masivo que se celebró este pasado fin de semana en Monfarracinos, donde vivía Encarnación, evitó «el contagio de muchos más seres queridos» . Seve asistió con su mujer, sus hermanas y su padre al pabellón del municipio, lugar que eligió la Junta de Castilla y León para realizar test de antígenos al norte de Zamora. «No había salido del recinto y ya sabíamos que éramos positivos. Mis hermanas se fueron para su casa y nosotros nos fuimos a la nuestra, para encerrarnos en ella con mi madre. Menos mal que fuimos a hacernos el test. La que podríamos haber liado », sostiene.
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