Política / Congreso regional del PP

Silván: el leonés que rompió fronteras

De sonrisa fácil y trato cariñoso, en tiempo récord el alcalde leonés ha conseguido que hablar de Castilla y León en la ciudad del Bernesga sea algo normalizado

Antonio Silván, en un acto con afiliados del PP en Valladolid F. HERAS

J. L. MARTÍN / MONTSE SERRADOR

A los cinco minutos de pasear con Antonio Silván por la calle Ordoño de León uno se da cuenta de dos cosas: es un político querido por los ciudadanos y tiene un gran don de gentes. De sonrisa fácil y trato cariñoso, en tiempo récord el alcalde leonés ha conseguido que hablar de Castilla y León en la ciudad del Bernesga sea algo normalizado (nada más tomar posesión como alcalde colocó en su despacho una bandera de la Comunidad, algo hasta entonces impensable). También ha permitido que L eón y Valladolid puedan emprender proyectos conjuntos tras años de enfrentamientos políticos y distancia física; y, en tercer lugar, ha logrado que el PP de León recupere la normalidad y el sosiego después de tantos enfrentamientos y del shock provocado por el asesinato de Isabel Carrasco. Y todo ello sin conflicto aparente alguno...

Antes de eso, Silván fue, y sigue siéndolo, uno de los hombres fuertes de Juan Vicente Herrera, quizá su principal valedor en estas primarias . Con él ha vivido lo mejor de su trayectoria política, como consejero de Fomento y Medio Ambiente y, sin duda, también la que menos satisfacciones le ha dado, como portavoz del Gobierno regional. Entre los periodistas aún se recuerdan sus sudores durante su primera rueda de prensa del Consejo de Gobierno, sin ninguna experiencia previa.

Si Mañueco ha pisado las 9 provincias de la Comunidad como secretario general del PP, Silván lo ha hecho en calidad de titular de Fomento y Medio Ambiente , aunque, cierto es que en la última legislatura, en plena crisis, sin apenas poder prometer inversiones en carreteras ni depuradoras. Y es que siempre fue consciente de que primaba el interés general y de que había que apostar por lo social en lugar del cemento. Además, no le tembló el pulso a la hora de tomar decisiones valientes como la de convertir los aeropuertos en lanzaderas con Barcelona para evitar su cierre, lo que no gustó en muchas provincias.

Después ganó las elecciones municipales en León, no con mayoría absoluta, pero sí con una energía y una ilusión desbordantes. «Estoy como una moto», decía los primeros días . Algunos pensaban que su desembarco en el ámbito municipal podía suponer un paso atrás en su trayectoria política, pero él sabía que todo era posible, y más aún tras el día en el que Herrera le dijo en un foro en el hotel Ritz de Madrid aquello de «yo soy partidario de Silván». Esa misma mañana su nombre se colocó en la posición de salida de la carrera sucesoria. Trabajador inagotable, gestor eficiente, su objetivo siempre es sumar y sumar. Es consciente de que el proceso que acaba de abrirse en el seno de su partido es complicado, pero se ve con posibilidades reales de ganar. Pase lo que pase estos días, para bien o para mal, todos sus colaboradores están seguros de que nunca va a perder su sonrisa, lo cual en estos tiempos de políticos serios y enfadados es de agradecer.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación